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Ambos chicos se encontraban dentro de la polleria sentados uno frente al otro, Spreen se encargaba de curar las heridas de Juan, los dos estaban en un silencio algo incomodo, Juan no quería recibir ayuda en primer lugar pero Spreen había insistido bastantante en que se dejase por lo menos desinfectar las heridas. 

-De verdad no tenías por que Spreen, yo pude haberlo hecho en mi casa.

-Pero yo quise hacerlo gafotas.

-Bueno...

-Ehm... Acerca de pelusa... ¿Es seguro que regresará?

-No a un 100% pero es bastante probable, no he practicado mucho este hechizo y mucha parte de lo que se es teórica, me disculpo por adelantado si algo llega a salir mal.

-Espero todo salga bien, confio en tí y gracias por ayudarme.

-No hay de que.

Despues solo se limitarón a conversar pocas veces y bastante poco, ambos estaban cansados por su día y además de incomodos por la situación, a pesar de esto, Juan de alguna forma disfrutaba de estar con el oso, sentía una comodidad algo rara, como si ya conociera al oso y este le brindase seguridad. Finalmente Spreen termino de curar a Juan y le acompañó a la puerta de la polleria.

-Gracias por esto oso, nos vemos el día del ritual supongo.

-Sí, gracias a ti tambien, ve con cuidado.

El hechicero solo se dió la vuelta y se fue apenado, mientras caminaba se cuestionaba el por que de su relajación al estar con Spreen, realmente el estar con Spreen le aclaró la mente bastante, el solo estar con él le ayudo a confirmar su elección sobre ayudarlo. A pesar de que el hechicero se había dicho a si mismo que solo fue reconfortante el sentimiento de que había aclarado por fín sus dudas, aún seguía con esa insertidumbre de sus sentimientos hacía el oso, por una parte sentía esa sensación de calma por estar con él, pero a la vez siempre que estaba con el chico, Juan se ponía nervioso e incomodo, al estar cerca del oso, el hechicero no sabía como actuar y se estaba muy nervioso cerca de el, Juan seguía convenciendose de que solo era por que no se conocían bien, realmente no quería tener sentimientos por él.
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Llegando a su santuario se dispuso a preparar las cosas para el ritual, solo necesitaba algunas cosas de Pelusa y ya todo estaría listo, así qué solo se quedo meditando para dejar de pensar tanto en el oso. Para desgracia del hechicero alguien apareció tocando la puerta de su santuario.
Juan bajo del lugar donde se encontraba meditando para atender a la puerta. Al abrir vió que se trataba de Ari que estaba algo nerviosa frente a él.

-Hola...

-Hola Ari. ¿Que pasó?

-Necesito hablar contigo.

-Está bien, pero primero pasa ven.

Juan llevo a Ari adentro y se sentaron uno al lado del otro.

-Ahora bien. ¿De qué querías hablar?

-Mira... Se que ha habido muchos problemas entre nosotros y nunca pudimos resolverlos y en parte tengo la culpa. Nunca te dejé explicar nada y yo tampoco expliqué nada.
El tiempo que estuvimos juntos realmente me gustó, obviamente cuando estabamos bien y de verdad lamento como terminó todo.

-No te preocupes Ari, ambos tuvimos nuestros errores, la culpa fue de ambos.
Realmente quiero hablar bien contigo esta vez.

-Yo también quiero hablarlo.

Ambos quedaron viendose mientras pensaban en como empezar, su problema nunca estuvo claro y aunque intentarán arreglarlo nunca pudieron.

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Thank you [spruan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora