25↝naranja

312 52 9
                                    

Cuando desperté, sentí, sumado junto a un dolor de cabeza terrible, muchísimas nauseas. Me levanté, notando que traía encima una playera que no me pertenecía, siendo esta lo único que cubría la fina ropa interior que traía debajo. No me sentía bien, habían unas voces en la sala de estar así que me dirigí allí inconscientemente con el mero fin de conseguir algo que aliviase los síntomas de lo que parecía ser una resaca. Vi la hora en mi teléfono celular, aún faltaba algo de tiempo para que el horario de visitas comenzara, incluso pude ver que recién estaba atardeciendo. Me arrastre hacia allá entonces, abriendo la puerta, levantando la mirada que estaba clavada en mis pies descalzos.

Lo que vi tuvo que haberme sorprendido, pero no lo hizo en absoluto. Mis ojos se encontraron con Heeseung, y otro chico, sentado a su lado en el sofá, jugando con sus dedos entrelazados. De pronto sentí verguenza de que sus ojos estuvieran mirándome, porque me encontraba tan demacrado que si pudiese encerrarme para que nadie me viese en ese estado, lo haría.

—¿Qué pasa?

Preguntó, la voz de Nicholas al otro lado de la habitación. Tenía un cigarrillo en sus labios e intentaba prenderlo, iba dirigido hacia mí, con palabras difíciles de entender, debido al impedimento de modulación que yacía sobre sus labios.

—No, nada- tengo que irme, ¿No has visto mi playera? No la encontré cuando me levanté.

—La puse a lavar, quedó sucia después de eso, usa la mía. Te queda linda de todas formas. —no me sonrió después del cumplido, pero yo si lo hice, tímidamente arreglando mi cabello detrás de mi oreja. Escuché un carraspear a mi costado, y justo cuando mis ojos fueron hacia allí, me di cuenta de que el guapo chico al lado de Heeseung miraba la escena con cierta picardía.

No obstante, Heeseung no tenía lo mismo escrito en su cara, cada facción de su rostro expresaba una emoción distinta. Parecía sorprendido, enojado, celoso, o quizá todas aquellas sensaciones juntas.

—No sabía que tenías novio, Nicholas.

El ceño de Heeseung se frunció aún más de lo que ya lo estaba, soltando su agarre de la mano con el que pude suponer, era Hanbin. Sentí algo de envidia cuando lo miré, siendo tan perfecto, con su cabello rubio y su figura, que a pesar de que no podía ver completamente, marcaba una contextura delgada con las curvas necesarias.

—No lo tiene, Sunoo no es su jodido novio.

Los ojos mieles del chico se vieron envueltos en una confusión mezclada, ante lo prepotente que se había puesto. Justo, en ese atisbo de momento, me di cuenta de que quizá él no lo conocía tan bien como los años aparentaban.

Nadie jamás sería capaz de conocerlo bien, ni siquiera yo, ni siquiera él mismo. Había un conjunto de galaxias creciendo constantemente dentro de él y aquel que creía que lo conocía, estaba completa e irremediablemente perdido. Hanbin se veía exactamente como alguien que estaba perdido, pero que no quería encontrarse, no le importaba estarlo.

—¿Qué te pasa?

—¿Por qué me va a pasar algo? —le respondió, brusco. Sus ojos seguían clavados en mí, yendo desde la parte en la que la camiseta se resbalaba por mi hombro hasta caer por el mismo, dejando expuesta la mayor parte del área.— ¿Me vas a explicar qué demonios haces aquí, Sunoo?

Nicholas detuvo mi respuesta cuando estuvo a punto de salir de mis labios.

—¿Te tiene que dar explicaciones? Follamos, creí que era obvio, listo, ahí tienes.

Mis piernas temblaron, o más bien, todo en mi tembló cuando Heeseung se levantó de donde estaba, yendo cerca de Nicholas para sacar unos billetes de su bolsillo trasero, tirándolos sobre su rostro, uno el cual carecía de emoción alguna.

Drama King. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora