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Cuando era una niña o adolescente, solía meterme en muchos problemas, mi hermano era uno de los fundadores de la mejor pandilla de su época, y desde muy pequeña asistí a clases en el Dojo de la familia Sano, Baji, Haruchiyo y Mikey eran mis compañeros inseparables, lo fueron por toda nuestra infancia hasta que sucedió el accidente del pelirrosa

Ese suceso me asustó mucho, pero sobre todo, me molestó lo que ello provocó, tanto Mikey como Baji se apartaron dejando solo a Haru que sufría no solo por su herida, sino porque gracias a ella había quedado marcado de por vida

A partir de allí, comenzamos a distanciarnos, Sanzu se volvió mucho más reservado, y aunque intenté permanecer siempre a su lado, cuando se unió a la ToMan terminamos separándonos por completo

Con ocho años Manjiro y sus amigos habían creado una pandilla, una estúpida pandilla que no los llevaría a ningún lado, pero ellos eran mis amigos y quería estar a su lado, seguir los cuatro juntos...

Que ingenua

ToMan no permitía chicas, y eso hizo que yo quedara completamente fuera de la vida de los que habían sido mis amigos desde que tenía memoria...

Pero algunos dicen que el destino es caprichoso, y sí que lo era...

Cuando me abandonaron por una absurda pandilla enfurecí, odiaba el hecho que por solo ser mujer pensaran que no podía pelear o que sería un estorbo

Entrené sola por un tiempo, luego el leopardo blanco me entrenó un poco y terminé frente a alguien a quien no le importaba si era hombre o mujer, él me enseñó a pelear

Recibí varios golpes de su parte durante el entrenamiento, pero pude volverme más fuerte y hábil con el tiempo, y cuando ToMan se disolvió, Mikey vino por si solo a buscarme, después de todo, habían visto con sus propios ojos de lo que era capaz, pero también sabía que me había buscado por quienes me seguían, él quería formar una pandilla más fuerte y despiadada, y las personas con las que me rodeaba podrían ayudarlo para ello

Así fue como me uní a la Kanto y también, fue como terminé en donde me encontraba ahora...

Estaba recostada en la cama, apoyada en el pecho de mi novio mientras sentía su mano acariciar mi cabello blanco, jugando con él entre sus dedos

El silencio nos rodeaba, pero no me sentía incomoda, jamás estaba incomoda a su lado, al contrario, allí me sentía en paz, a pesar de todo lo que sucedía a nuestro alrededor y lo que sucedería en unos días

Yuna...- susurró

¿Uhm?- abrí mis ojos comenzando a hacer círculos en su pecho desnudo pero tomó mi mano besándola con cariño y sonreí al ver como su blanco cabello brillaba bajo la luz de la luna- ¿Qué sucede?

Te amo- susurró tomándome completamente por sorpresa- sé que no lo digo seguido, pero te amo con todo mi corazón

También te amo- sonreí aún más, si, era verdad, no lo decía muy seguido, pero escucharlo alegraba mi corazón- seamos felices juntos ¿Si?

Ver su sonrisa era una de las cosas que más amaba en ese estúpido mundo en el que vivíamos, no importaba que tan cruel fuera nuestro entorno, mientras estuviéramos juntos, todo iría bien...

El ruido de las aves y el sol dando en mi rostro me hicieron abrir mis ojos lentamente para mirar por la ventana que había dejado abierta la noche anterior, por la cual se podía ver la enorme luna llena

Giré en la cama mirando a mi lado e hice una mueca al ver que se encontraba vacío ¿A dónde se había metido? Nos habíamos dormido juntos anoche, ¿Cuándo se había ido y porque no lo había escuchado?

Vendetta | Hermanos Haitani | +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora