XVIII (Maratón 2/2)

508 61 35
                                    

Un niño era una obligación, una responsabilidad, pero sobre todo, una bendición

Aiko era un niño muy hiperactivo, siempre estaba removiéndose y llorando para llamar la atención, pero no era muy ruidoso, en cuanto lo tomabas en brazos dejaba de gritar, se acurrucaba en el pecho de alguno de sus padres, mío o de su padrino, y luego de eso se comportaba como un angelito hasta que tenía hambre o sueño

La seguridad que rodeaba el edificio de Keizen había aumentado muchísimo desde mi rescate de las garras de Manjiro, los Haitani se habían encargado de poner a los hombres más fuertes, confiables y despiadados a cuidar todas las entradas al piso donde vivíamos, era imposible que alguien que no fuera de la organización entrara al edificio, era el lugar más seguro de Tokio, desde un comienzo contaba con escáneres para los ascensores, cámaras y tarjetas electrónicas, pero la seguridad había aumentado las últimas tres semanas, y sinceramente no hice ni dije nada para detener a mis novios, quería sentirme segura en mi propio hogar, quería dormir por las noches sin preocuparme porque ese psicópata se apareciera e intentara cualquier cosa con mi bebé

A pesar de toda la seguridad que había por todos lados, desde que Aiko había nacido, no me alejaba de él ni un minuto, dormía en nuestra habitación, y siempre estaba a cuidado de personas en las que confiaba ciegamente, Haru, Ran, Rindou y mis ex Tenjiku, ellos eran los únicos que podían tocar o siquiera mirar a mi bebé, nadie más podía hacerlo, no dejaba que nadie se le acercara por su seguridad

Confiaba en mis hombres, pero también conocía a Manjiro y sabía de lo que era capaz de hacer para conseguir que las personas hicieran lo que él quería

Mi salud iba mejorando muy bien, mis heridas curaron rápido y poco a poco fui consiguiendo volver a tener la movilidad que tenía antes de mi embarazo, todo llevaba tiempo y esfuerzo, pero lo hacía por mi bebé y mis novios, debía volverme fuerte para poder acabar con Manjiro de una vez y que de esa manera pudiera ser feliz sin estar preocupándome por él

Cuando pude volver a moverme con regularidad, sin tener a nadie a mi lado sosteniéndome, comencé a organizar todo lo que quería hacer en el futuro, sabía que aún no estaba completamente curada y que no podría enfrentarme a Manjiro, pero aun así no me quedaría de brazos cruzados, prepararía todo y acabaría con él no más rápido posible...

Estaba sentada en mi oficina leyendo unos papeles cuando la puerta fue abierta y vi a Ran entrar con Aiko en sus brazos

Mira, aquí estaba mamá- dijo emocionado acercándose

Hola bebé- susurré cerrando mis ojos al sentir los labios del Haitani rozar los míos

Alguien te extrañaba- dijo mordiendo mi labio inferior, tirando de él

Algo me dice que ese eras tú- reí dejando el bolígrafo y me abracé a su cuello

Mucho- asintió- ¿Qué haces?

Mmm- me alejé de él para mirar los papeles- nada interesante ¿Quieres ir a la azotea a tomar un poco de aire? Podemos ir los tres solos y disfrutar de unos minutos de tranquilidad

Rindou se pondrá celoso- sonrió de lado- pero acepto

Seguramente nos encontrará en unos minutos, no he sabido de él por varios minutos y eso ya es raro- levanté mis hombros

Me levanté tomando al rubio de sus brazos y lo abracé a mi pecho, escuchando como balbuceaba y se removía hasta quedar cómodo, hundiendo su rostro en mi cuello, haciendo ruidos y babeándolo, pero eso no me molestaba, él podía hacer lo que quisiera y me parecería tierno y precioso

Ran me abrazó por las caderas, guiándome hacia afuera de la oficina, donde subimos al ascensor que nos llevó lentamente hacia la azotea

Qué bonito día que hace- susurré cuando el sol que estaba comenzando a ocultarse, golpeó contra mis ojos- está comenzando a hacer calor...

Vendetta | Hermanos Haitani | +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora