XVI.

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Se encontraban admirando esa vista que ya habían vuelto parte de su rutina. El hermoso campo de flores al que Minho solía llevarlos.

Jisung llevaba una canasta donde recogía "flores caídas", se las pasaba a Ahn y él se encargaba de meterlas. Con ellas adornaban la casa y como no duraban mucho, era una buen excusa para volver por más.

-Creo que son suficientes.- Dijo Minho sonriendo.- Hiciste un gran trabajo Ahn, ahora vengan a descansar.- Dió pequeñas palmadas al césped donde estaba sentando, indicandoles que se sentaran.

-No sólo Ahn trabajo.- Dijo Jisung por lo bajo mientras levantaba al menor.

Minho comenzó a reír.- Tiene toda la razón mi querido caballero, me disculo.- Hizo una reverencia con la cabeza.- Ambos han demostrado su arduo trabajo para embellecer el ambiente de nuestro hogar, se les retribuirá el esfuerzo.

Minho solía hacer eso, comenzaba a hablar con formalidad utilizando calificativos cómo "caballero" con un tono muy leve de sátira, era tan leve y tan inteligente en su forma de emplearlo que muy pocos se daban cuenta que en ocasiones el Duque sólo estaba riéndose de la situación, no hablando con seriedad. Pero Jisung se daba cuenta y le encantaba.

Jisung se recostó sobre el gran tronco de un árbol y puso a Ahn sobre su abdomen.

-Estás cansado.- Dijo Minho acercándose a tocar su frente.

-Estoy bien, sólo... Tal vez debería dormir un poco más.

-¿No estás durmiendo correctamente?.- Minho se inclinó en cunclillas para estar a su altura.

-A veces... No tanto.- Jisung cerró los ojos.- Es normal.- Cuando abrió los ojos se encontró con el rostro preocupado del mayor, peligrosamente cerca.

-Dime cuando no puedas dormir.- El tono de su voz comenzaba a ser más suave.

-No es como que puedas hacer algo, tranquilo.- Respondió con el mismo tono.

-Siempre habrá algo que pueda hacer.- Sus ojos no perdían los de Jisung, no había retirado su mano de la frente del castaño.

-Ya has hecho mucho.- Su voz bajaba cada vez más de tono.

-No lo suficiente.- Parpadeó tres veces sin despegar la mirada.- Aún no.

Jisung no podía moverse, su cuerpo no se lo permitía, estaba estático teniendo tan cerca al pelinegro.

-Jisung....- Minho retiró su mano, pero no despegó la mirada.- ¿Qué sientes?

El castaño se quedó estático, no vio venir esa pregunta y no la entendió o tal vez no quería entenderla.

-¿Qué siento?.- Aunque lo intentara no podía, no lograba ser el primero en desconectar la mirada de los ojos del otro.- ¿Qué siento sobre qué?

-Sobre esto jisung, no lo pienses mucho, solo dime qué sientes en este momento.

-N-no entiendo, qué siento... ¿Sobre ti?

Minho no respondió.

-Yo...- La mente de Jisung comenzó a llenarse de recuerdos, de aquellos que había estado ocultando este tiempo, escuchó esas palabras que le habían gritado, vió esos rostros enojados, pensó en él... Y dando un ligero apretón al pequeño dormido en su abdomen respondió.- agradecimiento.

Minho lo miró atentamente.- ¿Agradecimiento?

-Sí.

El corazón de Minho se rompió un poco.

-Estoy demasiado agradecido Minho, lo que haz hecho por Ahn y por mi... Jamás te lo podremos pagar.

Minho se levantó lentamente de su posición, quedando de pie.- No hay nada que pagar Jisung, no es una deuda.- Dijo forzando una sonrisa.

-Minho...- Jisung no sabía por qué, pero su corazón se sentía pesado, se sentía mal.- Te estimamos mucho.

-Yo a ustedes.- Les dió la espalda para seguir hablando.- Jamás debes olvidar eso ¿De acuerdo?.- Suspiró.- No importa lo que pase, no olvides que los quiero.

"Los quiero" eran palabras muy fuertes que congelaron a Jisung.

-S-somos dos hombres Minho.

No hubo respuesta.

Finalmente Minho volvió a dar la vuelta y extendiendo una mano les preguntó con una sonrisa.- ¿Nos vamos?.

El paseo de regreso fue en su mayoría en silencio, la mente de Jisung iba muy rápido como para poder hablar y el corazón de Minho necesitaba descansar antes de hablar de más.

Cuando iban llegando a la casa, Jisung decidió preguntar algo que rondaba en su cabeza.- Lady Sun-Hee es muy hermosa ¿No lo crees?

-Fue dotada con belleza, es cierto.- contestó Minho

-Tendrían lindos hijos.

Se hizo un gran silencio.

La mente de Jisung era algo imparable, tanto para bien como para mal. Cada pequeña acción que hacía, todo lo que decía o la forma en la que actuaba se repetía mil veces en su cabeza "no debí hacer esto, eso fue absurdo, ¿Qué pensarán de mi? ¿Por qué soy así?".

No esperaba que los demás lo comprendieran, pero era doloroso, era muy doloroso ver como sus palabras podían herir a los que apreciaba, aún cuando esto no era lo que buscaba.

Lo que buscaba era una pequeña oportunidad de escuchar de la boca de Minho una respuesta sarcástica, una señal de que a pesar de los evidentes inconvenientes y de las cartas en su contra, podían arriesgarse, de que tal vez, sólo tal vez, podían ser más.

Pero Jisung no sabía comunicarse asertivamente, en vez de preguntar directamente, ahí estaba él, diciéndole que tendría hermosos hijos con otra mujer.

-Sí, serían lindos niños.

Jisung sintió su cuerpo pesado.

-Deberías aceptarle esas citas.- No entendía por qué estaba hablando, debía guardar silencio ya.

-¿Es lo qué crees?

-Se nota que le gustas mucho.- Hablaba desde su propia confusión, desde el dolor, desde aquello que debía ser correcto.

-Sí...- Minho no despegaba la mirada del camino.- Esas cosas se notan ¿Verdad?

Llegando a la residencia, Minho ayudó a bajar a Jisung y a Ahn que iba dormido en sus brazos. Agradecieron el paseo y entraron a la casa, todo sin hacer contacto visual.

Una vez Jisung acostó a Ahn, salió al balcón. Sentía que le faltaba oxígeno, estaba sofocado y poniendo una mano en su pecho susurró.

-También te quiero.

No fue consiente de cuándo fue que las lágrimas comenzaron a reabalarse en silencio por sus mejillas, pero algo tenía claro, esa era la respuesta que quería darle a Minho, esa era la respuesta que debió dar cuando el mayor dijo "No importa lo que pase, no olvides que los quiero."

Pero al voltear vió a Ahn dormido en la cama, con los labios ligeramente abiertos y sus enormes pestañas reluciendo, vió ahí a su pequeño, seguro y en paz.

Entonces confirmó que había hecho lo correcto.

Y limpiando sus lágrimas silenciosas decidió tomar una vez más al confidente que el mayor le había presentado.

En una fría noche, dónde la luna iluminaba todo, jisung susurró al viento

-Lo quiero, pero juré protegerlo.




Susurros al viento [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora