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A Ñ O ° A C T U A L ° 2 0 2 3
Habíamos salido campeones del mundo hace 2 meses. Ya habíamos vuelto a Portugal, ya que Nicolas Otamendi, mi ex esposo y el padre de mi hijo continuaba su carrera ahí.
No iba a separarlos, por eso decidí mudarme allí junto a él.
—¡Pa! - gritó mi hijo al ver a Nico quién lo recibió con una sonrisa y sus brazos abiertos. Y qué brazos, cuestión..
—¿Cómo estás? ¿Que andaban haciendo? - Le preguntó y después me observó. —Hola, Ro. - Me saludó con la cabeza y le sonreí levemente.
—Fuimos a la casa de Fer y después vinimos a verte. - Le explicó mi hijo felizmente mencionando a un amigo mío. Nicolas me miro divertido y dirigió su vista a nuestro hijo nuevamente.
—Ah, que bueno. ¿Fueron a la casa de Fer? - Le preguntó y bufé.
—¿Si? - Dijo mi hijo sin entender absolutamente nada. Su padre asintió y acto seguido nos guío adentro del estadio del Benfica.
Había prensa ya que el club jugaría en unos minutos.
La llegada a los palcos fue tranquila, no había mucha gente impidiendo el paso. Mi hijo, como siempre, estaba totalmente emocionado por ver a su padre jugar.
No podía negar que ver a hombres jugando al fútbol tan de cerca era totalmente atractivo. Verlo a él era atractivo.
Finalmente ganaron tres a cero. Esperé el mensaje de Nicolás para que me avisara cuando podíamos bajar. Minutos después, el estadio estaba vacío y mi celular vibró.
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