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sarah
— Amiga, tienes la oportunidad de convivir con João Felix, ¿y estas enojada? - cuestionó Hailey.
— Te dire dos cosas — tome un sorbo del té - la primera; Antoine. La segunda; me da igual quien sea, no quiero. No me dan las ganas de conocer gente nueva, ya tengo bastantes amigos, ¿para que necesito más?
— Si fuera Neymar no dirías lo mismo - me miro de reojo.
— Neymar es Neymar, Hails. Sabes que haríamos una buena dupla - rei - a ese chico no lo conozco de nada, y tampoco es que quiera hacerlo.
— ¿Y hoy harán algo?
— Ojalá que no me proponga hacer nada, tenía planeado quedarme en la cama todo el día ya que tengo día de descanso - suspiré.
— Mi intuición dice que te invitará, y sabes que nunca falla.
— Recemos para que en esta ocasión si.
— Cambiando de tema, ¿Cómo van con los preparativos de la boda?
— Mira, te cuento - se acomodo en su asiento - planeaba decorar todo natural, con mesadas largas de madera con un delicado mantel sobre ellas, unas plantas colgando por allí, enredaderas adornando por doquier, y rosas blancas por cada florero. Planeaba que tu, Gemma, Kendall, Bella y Gigi, sean mis madrinas.
— ¡Oh por dios! ansiaba que me propongas eso - carcajeó ella - ¿y tu vestido como será?
— He pensado bastante en eso, quiero hacerlo largo y con flores bordadas por todo el vestido.
— Vas a verte hermosa en el - sonreí.
El ringtone de mi teléfono comenzó a sonar por todo el lugar, por lo que tuve que atender.
— Discúlpame un segundo.
Camine por los pasillos encontrando un lugar privado para poder contestar la llamada.
Número desconocido.
— ¿Sarah? - escuche desde la otra línea telefónica.
— Soy yo, ¿que sucede?
— Soy joão, quería invitarte a mi casa a cenar.
Maldita Hailey.
— De acuerdo - suspire - pero mejor ven a mi casa, no tengo ganas de ir trasladándome de un lugar al otro. Hoy a las 8, te paso la dirección en un mensaje.
— Adios - corte la llamada para luego ir con mi amiga.
— Te odio - rei para tomar asiento al frente de ella.
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La casa se encontraba desecha, por lo que tuve que empezar mis métodos de limpieza profundos.
Tome una escoba y comencé a barrer todos los restos de comida que se encontraban en el suelo.
Luego, inicie limpiando con un trapo las mesadas, para después continuar con las repisas.
Al finalizar, me eché rendida al sofá. Que día mas exasperante, y eso que yo pensaba dormir todo el día.
Timbre.
Abrí la puerta, encontrándome con el castaño con una sonrisa.
— Ya se te va a ir borrando esa cara de felicidad al saber que tendremos que cocinar los dos - abrió la boca para luego cerrarla, y tomar asiento en el comedor.
— Siéntete como en casa - ironicé.
— ¿Y que cocinaremos?
— Primero, levántate. Y segundo, lávate las manos en el fregadero.
Obedeció mi orden, para ponerse a mi lado.
— ¿Cocinaremos Pizza? Nunca he hecho una - se rasco la nuca.
— Siempre hay una primera vez para todo - rei - toma esto para comenzar a hacer la masa.
Su intento de echar bien el harinero fallo.
— ¡Me llenaste de harina! - exclamé.
— Ni se te ocurra.
En un parpadeo, la cocina se había pintado de blanco por doquier.
— Te matare - lo amenace - pero primero comeremos.
— ¿Como se usa esto?
¿Era posible que no supiera usar una batidora?
— Así, ya te haré un curso de cocina. No se te da para nada bien.
— Aprende de esto - me guiño el ojo para moldear la forma, extendiéndola toda.
— Vas mejorando, pero no te confíes, nadie me gana en la cocina.
— ¿Cuando apuestas? - cuestionó.
— Una canasta llena de maquillaje, ¿Trato?
— Trato. Que empiece la competencia - sonrío.
Empecé a vertir toda la salsa de tomate por la masa, mientras el aplicaba el queso encima de ella.
Recorte en rodajas los tomates, echando uno por uno en cada porción.
— ¡Que el pepperoni no te falte! - rio - No me ganaras.
— ¿Tan confiado estas?
— Por supuesto - chasqueó la lengua - me parece que te haz equivocado, ya que ni cuenta te diste que la pizza ya está en el horno.
Una sonrisa burlesca adorno su rostro, mientras el mío portaba confusión.
— Pero... ¿Cómo rayos haz hecho eso?
— Un mago nunca revela sus secretos.
Ya los minutos habían pasado, y la pizza estaba servida en la mesa.
— Pues quiero decirte que no eres un mal chef, pero a mi nadie me gana.
— Lo admito, lo admito. Pero te ganaste algo, ¿que quieres que haga por ti? - arquee una ceja.
— Vendrás a verme a uno de mis partidos, y no acepto un no como respuesta.
Terminamos de comer para dirigirnos a la puerta.
— No eres tan estupido cómo pensaba.
— ¿Discúlpame? ¿Te parecí estupido? - dijo indignado - pero ahora sabes que soy la persona más divertida que puedas hallar.
— Mm más o menos que no eh, pero vamos, eres un poco divertido.
— ¿Un poco?
— Un poco.
Lo salude con un beso en la mejilla para ir hacia mi cama.
Me recosté en ella y rápidamente, caí en los brazos de Morfeo.
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Hola hola
Me duelen los dedos lo escribí todo seguido 🤠
Ya sarah admití que João es mejor cocinero que vos janssjsn
