Y no me puedes pedir olvidarla

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Adriel

No le puedes pedir a alguien que perdió la cordura que se comporte con normalidad, no le puedes pedir a un enamorado que olvide a esa persona, no le puedes pedir al amor que te guíe por un buen camino, la vida y el amor se parecen en este tipo de situaciones, así te esfuerces por hacer las cosas bien nadie sabe cuál será el camino que te llevará a ese punto de plenitud... En cuestiones de amor tú no decides a quién amar, no decides la forma en la que lo harás y mucho menos cuando ocurrirá el "gran" momento, supongo que eso lo decide el destino.

Ojos verdes, su piel parece una porcelana, su cabello rojo y su sonrisa de ángel, es el diablo en persona y de cierta manera eso me encanta, llámame masoquista o como se te dé la gana pero esa mujer me trae loco, con su mirada que te atraviesa, te parte en dos si así lo quieres, ella es el fruto prohibido del mundo, el veneno letal, estoy en el mundo de los alucinógenos y nunca creí que hubiera uno tan fuerte, claro, hasta que la conocí a ella, ella es la clara definición de un fetiche que se convirtió en mi adición.

soy alguien optimista se que si me lo propongo la puedo sacar de la cabeza lo voy a logrará, pero ese es el problema, no me la quiero sacar de la cabeza, ella permanece en mis pensamientos, cada que cierro los ojos la veo a ella tendida sobre el suelo, el simple recuerdo de que perdió la conciencia por mi culpa me mortifica, cada día me recriminó por dejarla ahí tirada, me la puede haber llevado y ahora no tendría que buscarla, estaría junto a mi así no lo quisiera, seríamos la pareja perfecta, pero se que ella se reusaria a mi amor, la he seguido y hace unos días le mandé una pista sobre eso, le intenté decir que viniera conmigo pero solo logré que se alarmarse y que su anillo de seguridad se triplicara, está más protegida que la reina de Inglaterra y complica mi misión, quiero que me ame y que no se vea obligada a eso, no quiero que me odie más.

extiendo mi pierna y Tatiana, una morena esbelta que ha trabajado para mi familia desde que tiene catorce, entra a curar las heridas de las balas que ella causó, la quiero odiar, quiero decir que por ella solo siento odio, encarceló a las cabecillas de mi familia y de mi negocio, me dejó solo y pensando lo mucho que la necesitaba, me destruyó en mil pedazos, me dejó para recoger con cuchara y aún así la sigo buscando y la sigo necesitando como nunca, no la quiero para hacerle daño, la quiero junto a mi para venerar su belleza cada que se me venga en gana, para recordarle a diario lo bella que es, para subirla a la cima sin dejarla caer, para darle mi amor hasta que mis días acaben, la quiero para que sea la reina y no solo de mi vida, quiero que sea la reina de todo lo toca el sol, de todo lo que ella quiera, quiero que sea mi consentida, que solo yo la pueda hacer doblegar, que sea a mi al que idolatre en las noches y cuide en el día, ella no es una más, ella es la única que puedo amar, es complicado y no lo entiendo.

La morena se arrodilla frente a mi, las heridas están casi sanas, me duele caminar y no me puedo parar, la chica retira las vendas que tienen un poco de sangre, humedece un algodón con una solución especial y lo desliza lentamente por la zona, tenso la mandíbula al sentir el líquido adherirse a mi piel entrando por las cavidades de mis heridas, la chica pone unas vendas nuevas, se levanta y observa la reserva de medicamentos, me quedan pocas pastillas para reducir el dolor, se devuelve hacia mi dándole un beso húmedo a mi mandíbula.

- No se estrese, Il mio re -mi Rey- ¿Quiere un masaje?

- No, largate. - la alejo de mi cuerpo y me dirijo a mi cama, me acuesto recordando a la mujer que me tiene jodido, ese cuerpo con el que no paro soñar y esos labio que me muero por besar.

Ella es candela pura y desde hace muchisimo tiempo yo estoy loco por ser quemado.

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Dalilah

El sudor baja or mi frente y cuello, acerco la botella de agua a mis labios y disfruto de la frescura que esta me brinda, decido por dar la ultima vuelta, llevo toda la mañana corriendo, hoy pedí el favor de que mi anillo de seguridad no me siguiera, estoy corriendo en ropa que me hace ver provocadora y no quiero confusiones, las piernas me tiemblas y empiezo a correr, paso por los grandes arboles agradeciendo la sobra que me brindan, siento una rama crugir y mi paranoia se activa, desde que a Adriel se le dio por enviarme una foto mia a mi casa en un sobre con sus iniciales supe que estaba jodida, siento que todo el tiempo esta pisandome los taones, maldigo mentalmente al percatarme que no traigo mi arma, la deje en casa antes de salir, seria extraño andar en pantalones apretados y una pistola en el bolsillo.

Miro hacia atras en un rapido movimiento, no hay nadie, mis latidos se aceleran cuado escucho a aluien correr hacia mi, acelero el paso corriendo lo mas rapido que puedo, mis piernas tiemblan y me percato en que mi única botella de agua se cayó mientras corria, veo una sombra pasar rapido entre los arboles, un flash sale de estos causándome seguirá, me tomaron una foto, el sabe donde estoy, sus juegos para ponerme paranoica están funcionando, el esta esperando para atacar y yo estoy perdiendo, no se si la batalla o la cordura, mi cuello esta frio y los latidos de mi corazón van a mil por hora, la cabeza me duele, mi respiracion se vuelve pesada y siento las ganas inmediatas de vomitar.

Es ridiculo escapar, el esta ahi, se que lo esta, el espera el minimo descuido para hacerme pagar por lo de sus hermanos, me odia, pero dudo que sea mas de lo que yo lo odio a el, la ultima semana todos mis sueños han sido sobre el, me asusta, mis sueños no son capturandolo, es de el capturandome a mi, condenandome a algo que no quiero vivir, es peor que la tortura y que el maltratro, seria caer en las garras de Adriel Levanchesco, muerte asegurada, llanto sin sesar, una vida que nadie quiere pasar, tengo miedo, mucho miedo para ser honesta, Adriel me esta pisando los talones, es ridiculo escapar, no podria hacer nada, el ya sabe donde estoy, sabe la direccion de mi casa, sabe donde trabajo. Tengo miedo de que a mi vida llegue un infiltrado, esa persona que me entregue a Adriel y que mi pesadilla se cumpla, mis nervios se elevaron, ya no estoy segura.

Tengo que llamar a mi hermano, la mejor opcion es irme a california, dejar Italia en el pasado, pedir un exilio o un cambio de identidad y volver a La Paz que se me brindaba antes, no puedo hacer eso por mucho que quiera destruir su fachada no puedo, la ira no me deja irme, quiero capturarlo, dejar el miedo atrás y destrozar ese imperio del cual los cimientos son cadavers y yo misma darme cuenta de las pesadillas que tengo solo son eso, pesadillas.

Mi teléfono empieza a sonar, lo saco de mi bolsillo, un número desconocido alumbra la pantalla del dispositivo, deslizo el dedo por la pantalla y pego el teléfono a mi oído, se escuchan niños en el teléfono, el sonido es similar al del parque que está a menos de una cuadra, cuando de repente pasa, siento unas manos posarse en mi cintura, acomodan una pistola en la parte baja de mi espalda, cualquiera que lo viera de lejos creería que es un abrazo, me intento voltear pero no puedo, la persona que tengo atrás no me lo permite, me tiene paralizada mientras me dirigen a una camioneta.

Camino intentando soltarme, como puedo activo y envío mi ubicación en tiempo real y escondo muy bien mi teléfono, sigo luchando para soltarme pero siento que le quitan el seguro a la pistola.

«Todo va a estar bien, ya en la central tienen mi ubicación»

Intento calmarme pero no lo logro, las lagrimas brotan y se resbalan por mis mejillas, me empujan a los asientos de atrás haciendo que me lastime el pie, suelto un quejido y alguien me ofrece la mano, levanto la cara y lo veo a él, está sonriendo, lleva un traje negro, veo unas muletas y sonrió hacia mis interiores sabiendo que es por mi que las debe usar.

Rechazó su mano y como puedo me siento en la camioneta, es muy linda por dentro, será un bastardo pero tiene un muy buen gusto en autos, todo está limpio, tiene medicinas en uno de los bolsillos, pobre estupido, cree que voy a dejar que me secuestren.

Empiezan a manejar y me recuesto contra la puerta, finjo sollozar contra la ventana, nadie habla, el ambiente es tenso, ya han pasado unos ocho minutos, se donde estamos, a unas cuadras está uno de mis restaurantes favoritos, me preparo para lo que voy a hacer, en silencio quito el seguro de la puerta, la abro y me tiro del auto, mis rodillas y manos se cubren de sangre, empiezo a correr cuando siento algo en pierna que me hace caer, el imbecil me disparo, busco algo para defenderme pero fracasó en la búsqueda, estoy jodida, me voy a morir seguro ese era su plan.

Uno de los escoltas de Adriel se acerca a mi, me da un fuerte golpe, mi cara cae sobre la carretera desolada, los oídos me zumban y las lagrimas bajan por mis mejillas, mis ojos se empiezan a cerrar y aunque lucho por mantenerlos abiertos la jaqueca no me deja y termino cerrando los ojos, tengo miedo, mucho miedo..

Una nueva misión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora