1. Unos ojos verdes

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Ya lo he superado. Hace dos años desde que Amos ya no está y ya lo he superado, o eso es lo que me repito cada vez que me veo incapaz de seguir adelante.

Le quise, le quiero y le querré siempre.

Pero, si ya ha pasado un tiempo, ¿por qué no soy capaz de avanzar? A veces siento que doy vueltas en círculos: pienso que lo he superado, conozco a alguien, no siento nada por esa persona ( y si lo hago hay otras dos opciones: a) que me canse al poco tiempo o b) que instantáneamente me aleje de esa persona, por no hacerle daño o por no hacérmelo más a mí) en cualquier caso, siempre acabo huyendo, recaigo otra vez y pienso que no estoy siendo justa a lo que le prometí, me hundo y trato de autoconvencerme de que Amos ya no es herida, sino cicatriz. Aunque esta cicatriz vuelve a abrirse una y otra y otra vez.

- Si algún día tú y yo lo dejamos, quiero que seas feliz. Siempre querré tu felicidad.

Sus palabras vuelan por mi cabeza como si fuera un huracán arrasando con todo. Yo también querría verlo feliz, siempre, conmigo o sin mí. Pero no creía que fuera así, no es como yo me había imaginado si algún día lo nuestro acababa.

Doy vueltas en la cama antes de que suene el despertador, como de costumbre. Es domingo por la mañana y en casa aún reina el silencio, lo que no sé si es un milagro o una pesadilla, puesto que solo me da opción a estar conmigo misma, y eso para mí, es aterrador. Miro por toda mi habitación, como si fuera la primera vez que la veo. Todos mis libros perfectamente ordenados por tamaño,en el escritorio mi último intento de novela, mis pósteres de mis cantantes favoritos colgados en las paredes y justo al lado las fotos de mis seres queridos. En ellas desde dónde estoy acostada puedo reconocer la cara de Amos, otras dónde aparecemos toda la familia junta mientras nos reímos en el Parque Olivar del Zaudín en nuestro viaje a Luxemburgo, otra dónde mi hermana y yo nos estamos abrazando, otra con mis amigos... pero la más especial de todas, la que está en el centro, es la foto de mi decimonoveno cumpleaños, fue el último cumpleaños al que Amos pudo asistir. Me sentía feliz rodeada de todos mis seres queridos. Si le hubieran dicho a la Olivia de ese día que unos meses más adelante toda esa felicidad desaparecería de golpe, no se lo hubiera creído. Yo aún lo sigo asimilando.

Aún no ha sonado la alarma y ya empiezo a escuchar los primeros movimientos en casa. Intento descifrar de quiénes son los pasos, aunque no me da tiempo a reaccionar, porque la persona en concreto ya está abriendo la puerta de mi cuarto.

- Olivia, ¿cuándo te vas a despertar?

Me mira y cuando ve que ya estoy despierta y que además no hay en mi rostro señal de que me acabo de levantar, su cara se contrae y noto cómo sus facciones se endurecen.

- ¿Ya estás despierta? ¿Y aún no te has levantado?

Joder papá, déjame respirar.

- A la alarma aún le quedan diez minutos, estaba aprovechando para tener tiempo para mí.

- ¿Acaso no tienes nada que hacer? No me lo creo, en la carrera que estás seguro que siempre tienes tarea o algo que estudiar.

- Papá, los exámenes ya han terminado, tengo trabajos, pero puedo tomarme el privilegio de estar tranquila un rato más si lo necesito.

- ¿Los exámenes cómo han salido, te han dado las notas?

- Sí, todo sobresaliente, salvo en farmacología, que he sacado un notable - veo cómo su cara se convierte en decepción - pero era un notable alto. Está bien, estoy contenta, me he esforzado mucho y está muy bien.

Asiente sin apartar la mirada de mí. No intenta esconder que no está conforme con ese ocho en esa asignatura. Es la asignatura que más me cuesta de este tercer curso en medicina y él lo sabe, todos en mi casa lo saben por la cantidad de veces que me he estado quejando de ella. Yo me siento orgullosa con las notas, incluso si a él no le parecen lo bastante válidas, total, nunca es suficiente. No debería tratar de justificarme, pero cuando intentas alcanzar la perfección para que alguien a quien quieres no sólo te mire sino que también te vea todo se vuelve más complicado. Ni siquiera sé si me estoy justificando para él o para mí.

Todas nuestras lunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora