𝐎𝐍𝐄

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𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒

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𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒

Lilith Hamlet


                Dolor, es la única palabra que puede definir como me siento.

                 Enojo, por saber que este accidente fue brutal.

                 Rabia, porque mi padre esté muerto y no pude hacer nada.

                 Incredulidad, pensando que posiblemente sea una pesadilla dolorosa.

                Realidad, aceptar que esto ocurrió y que ya es muy tarde para lamentaciones.

                 Estoy en la sala de un hospital tan estúpidamente blanca, con mi cuerpo adolorido y la cabeza cubierta. Creo que si dijera que parezco momia sería exagerado, pero lo soy.

                  Las noticias de la televisión son tan monótonas, el clima es tan sombrío como mi alma, y el silencio es tan desquiciante, ya que solo pueden sonar las tontas máquinas en las que estoy conectada.

                    El abogado de mi padre, Richard Evans, entraba a mi habitación con una típica mirada que tienen las personas luego que te pasa una desgracia, lástima.

                     ──Richard, ¿podría dejar de verme así? Sé lo que pasó, pero es incómodo── El hombre asintió y yo sólo pude bufar disimuladamente── ¿A que se debe su visita?

                       ──Sólo para que sepa las cláusulas del testamento de su padre── Asentí ante sus palabras ya que mi curiosidad era grande── En primer término, las propiedades, como las mansiones, los automóviles y las islas serán divididas entre Jeffrey y tú en un 50% y 50%

                         ──Eso es bueno, al menos no se olvidó de mi hermano── Dije en el aire.

                         ──Pero hay algo inesperado en el testamento── Me quedé con curiosidad ante esa mención── Parte de la empresa será dividida en partes iguales entre usted y el señor Terrence Silver.

                          ──¿Qué?── Miraba con asombro al abogado──¿Quién diablos le dijo a Terry Silver que se quedará con la empresa de mi padre? No le dejaré el camino tan fácil

                       ──Hubo una última petición para que usted pueda ceder a ese privilegio── El abogado me miraba con cierto nerviosismo

                      ──¡Dígame ya!── Grité exasperada

                      ──Tendrá que casarse con el señor Silver y ser su esposa por al menos un año── Mi sangre se congeló comencé a respirar entrecortadamente── Señorita Hamlet, ¿está usted bien?

𝐇𝐀𝐌𝐋𝐄𝐓»»𝖲𝖨𝖫𝖵𝖤𝖱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora