La noche se sentía rara, tensa, cosa que desconcertó a Diego. La incertidumbre trajo consigo una ligera ansiedad.
Sus manos apretaron las suaves sábanas mientras cerraba los ojos, maldiciendo por esa horrible sensación que últimamente llegaba más seguido.
Sabía que era por la rutina que llevaba, una estresante y pesada que hacía sus días grises. Siendo Kevin lo único que le daba color. Lo único que lo motivaba a darlo todo y más en los partidos sabiendo que éste los veía a la lejanía.
El saber que en unas semanas tendría uno lo hizo querer levantarse para tratar de tranquilizarse, no podía seguir sintiéndose así.
—¿Diego?. — Preguntó Kevin algo confundido por el repentino movimiento de su novio. Estaban ambos en su cama, descansando él encima de unas almohadas teniendo en su pecho al otro.
Diego se sorprendió al escuchar su voz, creyó que su novio ya estaba dormido. Volvió a intentar levantarse pero el brazo que tenía Kevin sobre su pecho y abdomen se lo impidió.
—Solo iré a la cocina, cuando regresé ya nos dormimos. — Diego dijo, soltando una pequeña risa al sentir como su novio los volteaba para poder abrazarlo completamente por su espalda.
—Mentiroso, tú corazón está agitado. ¿Estás bien?. — Diego pudo percibir un hormigueo por todo su cuerpo al escuchar a Kevin susurrarle al oído.
—Estoy bien, solo... — Fue interrumpido por los labios de Kevin en su cuello, solo un ligero roce para después apoyar su frente en su hombro.
—¿Humm? ¿Te puse nervioso?. — Dijo Kevin con tono burlón, Diego no lo podía ver pero sabía que había levantado una de sus cejas.
—Ya quisieras, Álvarez. —
Ambos rieron, Diego suspiró y llevó sus manos al antebrazo izquierdo de su novio, dejando caricias allí mientras intentaba dormirse. Kevin sin poder evitarlo empezó a dejar pequeños besos en su cuello, abrazándolo aún más.
Diego se mordió su labio inferior cuando sintió los suaves labios cerca de su punto débil, aunque en si todo su cuello lo era cuando Kevin lo besaba de esa forma. Un gemido salió cuando la lengua caliente de su novio lo tocó, lamiendolo de forma lenta para después chupar ligeramente.
Kevin metió una de sus manos debajo de la camisa de su novio, notando la agradable calidez de su cuerpo, sin esperar más empezó a recorrer todo su abdomen y pecho, evitando tocar a propósito sus pezones.
Diego no tardó en empezar a moverse inquietó por todo lo que le estaba haciendo Kevin, quería descansar para el ocupado día que tendría mañana, pero nunca sería capaz de dejar perder un momento íntimo con él.
Se volteó de manera brusca para poder besarlo, rompiendo por un instante las acciones de su novio, quien llevó sus manos a su cintura y lo subió encima suyo correspondiendo el desesperado beso. Diego sintió su estómago estremecerse por eso.
Apoyando sus manos en sus hombros; Diego empezó a moverse, abriendo su boca permitiendo que sus lenguas por fin se juntasen, un fuerte sonrojó tomó sus mejillas al escuchar a su novio gemir debajo suyo.
Las manos de Kevin no tardaron en tocarlo, subiendo sus manos desde sus glúteos hasta sus hombros, dando ligeros apretones y caricias por todo su recorrido.
Los gemidos de Diego cada vez se hacían más fuertes, moviéndose aún más y rozando sus erecciones. Se separó del beso y casi grito cuando su novio fue directo a su cuello y chupo, de una forma tan lasciva que agradeció no estar parado.