Capítulo 3

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Renjun quería emborracharse.

Había una botella de vodka entre las cosas que Jaemin había rescatado del avión. Renjun la agarró cuando el otro hombre no estaba mirando, fue a la tumba de su esposa y se emborrachó tremendamente. Era un buen sentimiento.

Jaemin lo encontró unas horas más tarde y, como era de esperar, estaba furioso. Pero, de nuevo, parecía tener sólo dos estados de ánimo, en lo que a Renjun se refería: disgustado y furioso.

—Vete —balbuceó Renjun, mirándolo desde el suelo—. Estás matando el estado de ánimo aquí.

Su voz sonaba extraña incluso para sus propios oídos. Ronca y cruda. ¿Cuánto tiempo no la había usado? Desde que...

Renjun tomó otro trago de la botella, saboreando la quemadura. Estaba bastante seguro de que el rostro de Jaemin se habría puesto rojo de rabia si no hubiera estado algo bronceado por el sol.

—Te lo dije: no tienes permitido tomar nada sin mi aprobación primero —Jaemin apretó los dientes, un músculo haciendo tic en su sien.

Renjun resopló, pateando la espinilla de Jaemin. Era una pena que estuviera descalzo. Probablemente ni siquiera le hizo daño a ese idiota.

—Eres el mayor fanático del control que he conocido —Sus labios se torcieron en una sonrisa—. Y he conocido a bastantes fanáticos del control, así que eso dice mucho. ¿Estás seguro de que no asististe a una para los idiotas más controladores del planeta?

Jaemin le lanzó una mirada de disgusto.

—Levántate. Bebe un poco de agua y ve a dormir.

Renjun le dió otra patada en la espinilla. El idiota ni siquiera se movió.

—Tú no eres mi jefe.

—No —dijo Jaemin—. Pero yo soy el encargado de suministrar, no tú. No puedes tomar nada que te guste. Nuestros suministros son limitados.

—Es sólo vodka. ¿Qué uso-

—Era lo único aquí que podía usarse como antiséptico —gruñó Jaemin—. Y ahora no tenemos nada, gracias a ti.

Oh.

Renjun volvió a mirar la botella.

Hubo un largo y tenso silencio.

Renjun miró la etiqueta de la botella.

—Hoy es su cumpleaños —susurró, y luego se rio, el sonido era áspero y discordante incluso para sus propios oídos—. Creo. ¿Qué tan jodido es que ni siquiera sé con certeza qué día es?

Un suspiro.

—Eso no es una buena razón para emborracharse...

—Ella pensaba que podría estar embarazada.

Silencio. Jaemin no dijo nada.

Renjun tragó lo que quedaba en la botella y miró al cielo mientras luchaba contra la opresión en su garganta. Joder, no sabía por qué se sentía así. No era como si hubiera deseado tanto a los niños: Dasom había sido la que los deseaba tanto.

Renjun aún podía recordar su amplia sonrisa y las lágrimas en sus ojos cuando se dió cuenta de que su período se había retrasado. Había decidido hacerse una prueba de embarazo cuando regresaran a Corea, temiendo otra decepción. Lo habían estado intentando durante más de seis años, y Dasom se desesperaba cada vez más a medida que ella se acercaba a los cuarenta. ¿Era irónico que hubiera muerto justo cuando su sueño posiblemente estaba a punto de hacerse realidad? Irónico era la palabra equivocada. Jodido. Cruel. Jodidamente injusto y estúpido.

【 𝖚 ▏ 𝖕 ▏ 𝖆】  ||ᴊᴀᴇᴍʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora