A Renjun le gustaría decir que hizo algo productivo con su tiempo después de que Jaemin se fue, pero eso sería una mentira.
Le gustaría decir que hizo un esfuerzo por ser sociable, pero eso también sería una mentira. No, prácticamente vivía en su habitación de hotel y era la definición de un adicto a la televisión. No habló con nadie, porque ignoró las llamadas de su tía y nadie más lo llamó.
Nunca había sido más evidente que no tenía amigos. Todos sus amigos siempre habían sido más de Dasom que de él. Con ella fuera, claramente a ninguno de ellos le importaba lo suficiente Renjun como para enviarle un mensaje de texto, y mucho menos llamarlo.
Puedes llamarlos tú mismo, dijo la voz sardónica de Jaemin en su cabeza.
Renjun gimió y se tapó la cara con un brazo. Incluso su voz interior sonaba como la de Jaemin en estos días. Estaba desesperado.
El tono de llamada de su teléfono lo hizo estremecerse. Renjun suspiró, pensando que probablemente era la tía Fei de nuevo. Sacó el teléfono del bolsillo y miró el identificador de llamadas, por si acaso.
Era Jungwoo.
Después de un momento de vacilación, respondió.
—Hola —dijo Jungwoo, su voz un poco tensa.
—Hola.
—Um, ¿Cómo estás?
Renjun arqueó las cejas. ¿De verdad?
—Estoy bien, gracias —dijo.
Una pausa.
—Has estado ausente sin permiso, amigo —dijo Jungwoo por fin, respondiendo a su pregunta no formulada.
—Estoy disfrutando de un poco de paz y tranquilidad —dijo Renjun—. ¿Hay alguna razón por la que me estás llamando? —No me llamarías si no necesitaras algo de mí.
—Uh, sí —dijo Jungwoo, su tono vacilante.
Renjun sonrió amargamente.
—Jeong Jaehyun ha despertado de su coma —dijo Jungwoo.
Renjun miró al techo, completamente indiferente a la noticia.
—¿Y? ¿Qué quieres?
—A Doyoung le gustaría recibir tu consejo sobre cómo proceder —dijo Jungwoo. Renjun resopló, escéptico.
—¿Lo hace? ¿Desde cuándo?
—Está bien, no, pero sabes lo orgulloso que es —Jungwoo sonaba cariñoso y un poco exasperado—. Sé que se siente culpable por llevar a la empresa a este lío y está decidido a arreglar todo él mismo, aunque está fuera de su área de especialización.
Eso sonaba más a Kim Doyoung. Un fanático del control. Un idiota arrogante.
—Me temo que no podrá aplastar a Jeong con la fuerza de su personalidad —dijo Renjun, muy secamente—. Tuve el placer de tratar con Jeong hace unos años. Es tan asertivo como Doyoung.
—Lo sé —Jungwoo suspiró—. Por eso necesito que hagas entrar en razón a Doyoung. Ha estado hablando con algunos abogados. Por favor, dile a Doyoung que debería intentar hacer las paces con el tipo en lugar de ir a la guerra con él.
—¿Por qué yo? Seguro que a él le importa más tu opinión que la mía.
—Sí —dijo Jungwoo—. Pero confía en tu experiencia en este asunto. Él confía en ti para dirigir bien la empresa. Él sabe lo capaz que eres.
Renjun abrió la boca y luego la cerró, sin saber qué decir.
—Entonces, ¿Por qué no es él quien me llama? —Dijo después de un momento.
