Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi se encuentra en su peor momento. Los aliados han derrotado a las fuerzas alemanas en Europa y el ejército nazi se encuentra en retirada. Los altos mandos de Hitler saben que el fin del régimen...
año 0001 en la nave Erika /año del planeta tierra 1947 /
El salón de reuniones de la nave se encontró iluminado por una tenue luz artificial, creando un ambiente solemne y sereno. Jakob Sporrenberg, Joseph Goebbels y varios generales alemanes, junto con representantes japoneses, se encontraron sentados alrededor de una mesa de madera elegante en el jardín artificial de la nave. El científico alemán, el Dr. Müller, estaba de pie frente a ellos, listo para impartir su conocimiento sobre la jerarquía en la sociedad de la nave.
El aire en la sala de reuniones se volvió pesado cuando Jakob Sporrenberg, ahora un candidato prometedor para el liderazgo después de Hitler, se encontró rodeado por los altos mandos del régimen nazi. La sombra oscura del pasado se cernía sobre ellos mientras discutían el futuro del nuevo gobierno y la misión en la nave espacial.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Joseph Goebbels, el sucesor designado de Hitler, estaba presente en la reunión. Su voz ronca resonaba con un toque de autoridad, mientras exponía su visión de un gobierno basado en la manipulación y la propaganda. Goebbels era un hombre astuto y maquiavélico, cuyas palabras poseían un poder casi hipnótico sobre aquellos que le escuchaban. Jakob reconocía el peligro que representaba la influencia de Goebbels, pero también sabía que su posición como mano derecha del líder le otorgaba cierto poder e influencia sobre las decisiones cruciales.
Sin embargo, dentro de este círculo de poder, otro hombre se destacaba por su arrogancia y su profundo desprecio hacia los gobiernos restantes de Hitler. Hans Kammler, un alto oficial del régimen anterior, no ocultó su desprecio por aquellos que habían optado por escapar en una nave espacial en lugar de luchar hasta el final. Kammler vio a los sobrevivientes como cobardes, abandonando su deber y huyendo hacia lo desconocido. Su resentimiento hacia Jakob era evidente, y la rivalidad entre ambos generaba una tensión palpable en cada interacción.
Los diálogos en la sala de reuniones reflejaban el drama y la intensidad de la situación. Jakob y Goebbels sostuvieron discusiones acaloradas sobre la dirección política que deberían tomar. Mientras Jakob abogaba por un gobierno más inclusivo y basado en la justicia, Goebbels defendía un enfoque autoritario y manipulador para mantener el control sobre la población.
El Dr. Müller, un hombre de apariencia severa pero con un brillo de sabiduría en sus ojos, comenzó a hablar: "Señores, hemos llegado a un punto crucial en la organización de nuestra sociedad en esta nueva realidad. Debemos establecer una jerarquía clara y definida para garantizar el orden y la eficiencia en la nave".
Los líderes presentes asentían con solemnidad, mostrando su interés por las palabras del científico. Jakob observó atentamente, consciente de la importancia de esta discusión para el futuro de la humanidad.
El Dr. Müller continuó: "Propongo una estructura en la que los individuos sabios, aquellos con conocimientos especializados en áreas como la ingeniería, la ciencia, el derecho y el arte, ocupen un lugar destacado en la sociedad. Serán los encargados de tomar decisiones trascendentales para nuestro futuro".
