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Buena idea

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Buena idea

—Ya nos vamos ¿Okey? No te duermas tan tarde. Y mantén la casa a salvo. — Reiner me daba instrucciones mientras estaba en la puerta.

—Reiner, no soy una niña.

—No sé a que hora volveremos. — continuó. —Tal vez no volvamos hasta mañana.

Eran las nueve de la noche y Reiner —mi primo— junto a sus amigos irían a una fiesta esta, y yo me quedaría aquí, por lo que estaba a cargo. Todos estábamos pasando las vacaciones en la casa del lago; hasta el momento todo estaba siendo muy tranquilo.

—Ya, ya. — lo empujé. —Pueden irse tranquilos. Por cierto, una pregunta.

—¿Si?

—¿Y Bertholdt?

—No irá. Está durmiendo. — colocó su mano en mi cabeza y me despeinó. La bocina del auto sonó, así que el rubio se despidió. —Hasta luego.

Me mantuve en la puerta hasta que lo vi subir al auto y desaparecer en la oscuridad de la noche. Cerré la puerta y me dirigí hasta la habitación en la que se encontraba Bertholdt. Él y yo llevábamos ya dos años de novios y nos conocimos cuando eramos niños, gracias a mi primo —ambos eran mejores amigos—. Ahora llevábamos casi cinco años juntos.

Bertholdt estaba durmiendo en la cama, en una posición sumamente extraña. El pelinegro siempre dormía en posiciones así de raras. Ya era uma costunbre verlo así. Puse mi mano sobre él y comencé a moverlo.

—Bertholdt. — esperé unos segundos. —Amor.

—Mmmh

—Bertholdt. — insistí.

—¿Qué pasa, cariño? — murmuró abriendo los ojos lentamente.

—¿Me acompañas?

—¿Acompañarte a dónde?

Se acomodó mejor en la cama y froto su rostro tratando de despertar totalmente. Sus ojos me miraron un poco desconcertados

—Solo acompáñame. — pedí. —Por favor. Ahí vas a ver.

—Está bien, cariño. Solo déjame tomar un vaso de agua antes. — se levantó de la cama y dejó un beso en mi frente antes de salir de la habitación.

°°°

—¿Quieres que nademos juntos? — dijo mirando el agua a mi espalda. Yo asentí. —¿A esta hora? Son más de las nueve.

Volví a asentir. Ambos estabamos en la parte trasera de la casa, en donde el patio daba justo frente a un lago. Y nadar de noche era una maravillosa opción, solo necesitaba convencer a Bertholdt; algo que no era muy difícil en realidad.

—Sabes que vas a terminar aceptando. — lo conocía demasiado bien cómo para asegurarme de que lo haría; simplemente así era Bertholdt. Me quité el vestido que traía piesto y quedé solo en ropa interior.

𝘽𝙚𝙧𝙩𝙝𝙤𝙡𝙙𝙩 𝙃𝙤𝙤𝙫𝙚𝙧 |𝖤𝗌𝖼𝖾𝗇𝖺𝗋𝗂𝗈𝗌|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora