Plan

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Hay estaba. Mirándome de frente, cuando me mudé la saqué de la caja y la coloque en la repisa opuesta al ventanal, no tuve el valor de guardarla, pero tampoco tuve el valor de verla todos los días, así que la coloque boca abajo, así estaría en la repisa pero no la vería.

Me sorprendió verla, estoy muy segura que yo no la levanté.

Alguien había entrado en mi casa.

Había tocado mis cosas.

¿Quien sabe por cuánto tiempo?

Y yo no lo había notado hasta ahora.

Todo encajo de repente, las ventanas abiertas cuando yo habría jurado que las cerré. La tapa de la cesta de la ropa sucia colocada correctamente cuando yo nunca la he colocado así. Es lodo en las escaleras que creí que algún animal había dejado. La sensación de que algo no cuadraba. La sensación de que me observaban al salir de casa en las mañanas.

Un mareo vertiginoso me atrapó en un túnel giratorio en donde solo podía ver la foto vieja y desgastada sobre mi repisa. Ahi estaba yo, junto a nueve niñas más en un orfanato, demasiado pequeña e ingenua. Creyendo que unos buenos padres algún día me adoptarían. Pero nadie quiere a los niños grandes.

Tenía siete cuando tomaron esa foto, era el orfanato para señoritas de las hermanas de Santa Fé.

Nadie fue y me adoptó, así que hice mis planes, organice mi vida perfecta, estudié y alcance mis metas, me supere a mi misma y logré todo lo que una vez me propuse.

Pero aún así esa foto me trae recuerdos dolorosos, y estoy segura que no la levanté.

Cuando recupere la compostura ya mi mente tenía un plan.

Nunca me había dejado intimidar y no ibas a comenzar ahora.

Mientras observaba por las ventanas llame a un servicio de seguridad, alegando que había animales rondando por mi casa y quería el servicio de cámaras.

Tres días después comencé mi rutina como siempre y salí a trabajar, asegurándome de que quien sea que me estuviera vigilando viera que no estaba en casa.

Al medio día volví, no había nada fuera de lugar, llegaron las personas del servicio de seguridad y colocaron las camaras, las cuales los convencí de que estuvieran ocultas.

_Por la estética de la casa._ les dije, y me creyeron.

También colocaron sensores de movimientos que notificaban a mi cuenta personal si algo había entrado a mi hogar.

Al final de la tarde ya tenía mi usuario listo y un circuito cerrado dentro y fuera de mi casa.

La red ya estaba hecha, solo había que esperar que las moscas cayeran.


















JhanetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora