Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Tres años atrás, cuando Hatori Wakabayashi anunció que se iba a casar en segundas nupcias con una joven que era casi treinta años menor que él, el escándalo estalló con la fuerza de una bomba nuclear. Hatori era un exitoso neurocirujano de profesión, tenía su propio hospital y era hermano menor del dueño de las empresas Wakabayashi, una de las más exitosas y antiguas de Japón, lo que en suma lo convertía en un miembro honorable y respetable de la sociedad nipona. Había enviudado unos años antes y su única hija, Eriko, había contraído matrimonio con una estrella deportiva en ascenso, por lo que la mayoría de sus familiares y conocidos daban por hecho que a Hatori le esperaba por delante una tranquila vida de abuelo consentidor. Así pues, la llegada a su vida de una joven extranjera que tenía la edad de su hija, una joven que además pretendía ocupar el lugar de la fallecida Emiko, hizo que todos los que se enteraron del escándalo quisieran dar su opinión, incluidos los que no tenían derecho a darla.

Sin duda que era algo inmoral lo que el hombre quería hacer, a juicio de los que criticaron, pero sobre todo, al parecer de Eriko, a ella no sólo le parecía inmoral la diferencia de edades (haciendo cuentas exactas, Hatori era veintisiete años mayor que su futura esposa), sino que también le causaba repulsión que su madrastra en ciernes fuese una extranjera de bajo nivel. Eriko estaba cien por ciento segura de que esa mujer iba tras el dinero de su padre (su dinero), pues de otra forma no entendía el por qué Lily Del Valle habría puesto sus ojos en él, en un hombre tan viejo, a pesar de que, cuando Hatori y Lily se conocieron, él no era tan anciano como Eriko lo que quería hacer ver. A su vez, Shuzou Wakabayashi, el hermano mayor de Hatori y quien además ostentaba el título de patriarca de la familia, tampoco estuvo de acuerdo con la boda, aunque su problema no era tanto la edad sino el hecho de que Lily fuese una persona sin fortuna y perteneciera a una clase social inferior. Que además fuera extranjera era un detalle que pesaba, pero lo que a Shuzou le parecía imperdonable era que la muchacha no proviniese de una familia de renombre. Él, al igual que Eriko, pensaba que la doctora Del Valle buscaba la fortuna de Hatori, aunque no estaba en posición de impedir la boda como sí hubiera podido hacer si ella hubiese pretendido casarse con alguno de sus hijos.

Hatori, tras haberle pedido matrimonio a Lily, había viajado a Shizuoka para entrevistarse con el hermano, buscando la manera de convencerlo de que aceptara su nueva relación. Hatori intentó hacerle ver a Shuzou que Lily era un soplo de aire fresco en su vida, un motivo para ser verdaderamente feliz y que no quería renunciar a ella. Quiso hacerle comprender también que, desde la muerte de Emiko, no había vuelto a sentirse tan vivo y que estaba convencido de que hay personas que pueden tener dos grandes amores a lo largo de su existencia y que, para él, Lily era su segundo gran amor.

– El destino la puso en mi camino para que yo recordara por qué vale la pena vivir –aseguró Hatori–. Y por eso deseo hacerla mi esposa.

Pero Shuzou no se sintió impresionado por el arranque de cursilería de hombre maduro del que era víctima su hermano y afirmó que ninguna mujer podía llegar al nivel que tuvo su primera esposa y mucho menos una tan joven, alguien que definitivamente estaba destinada a ser una amante.

– El destino la puso en tu camino para que tengas un amorío con el que recuerdes por qué vale la pena vivir –replicó Shuzou, con una alta dosis de cinismo–. Entiendo que quieras estar con una mujer de menor edad para sentirte joven, yo también he experimentado eso e incluso ahora mismo tengo una amante, más o menos de la misma edad que la tuya. Sin embargo, no tengo planes de hacerla mi esposa porque sé que sería ridículo e impropio el que quisiera casarme con alguien que no está a mi nivel.

Hatori se puso de mil colores al escuchar las palabras de su hermano. No sabía qué era lo que le indignaba más, que menospreciara el amor que tenía por Lily o que tan cínicamente Shuzou reconociera que tenía una amante.

Sin miedo a nada [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora