Capítulo 8.

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Capítulo 8.

Genzo apagó su teléfono a la quinta llamada de Shuichi. Ya había supuesto que su hermano mayor le llamaría para reclamarle y no estaba de ánimos para tolerarlo, así que lo más sencillo para él fue desconectarse del mundo. El joven estaba consciente de que había llevado las cosas al límite, nada de lo que pudiera hacer borraría el hecho de que le había dicho a Shuzou sus verdades, como no fuera humillarse para pedir su perdón. Y si bien Genzo sabía que estaba mal que le hubiera faltado el respeto a su padre, no creía haber actuado de forma incorrecta. No estaba convencido de que le tocase a él el papel de juez, pero la situación lo había empujado a ello. Quizás no habría sido tan duro de no haberse enterado de la verdad, pero ahora que la conocía, no podía ignorarla. Lo que había comenzado como algo sencillo, un viaje para cumplir la petición de un familiar que acababa de morir, había terminado alterando los cimientos de todo lo que creía acerca de su familia y de la forma en cómo se relacionaba con cada uno de sus integrantes. Si ése hubiera sido el único objetivo de Hatori, había quedado bien cumplido, pero desgraciadamente la cuestión siempre fue mucho más turbia.

Como no podía permanecer incomunicado durante mucho tiempo, Genzo encendió su celular y bloqueó a todos los miembros de su familia (con excepción de su madre), pues estaba seguro de que Kana no le llamaría para incriminarlo. En cuanto lo hubo hecho, entró una llamada de Schneider, que Wakabayashi se apresuró a responder.

– Pensé que podría haberte sucedido algo, llevo un rato intentando comunicarme contigo –reclamó Karl, con una auténtica preocupación en la voz–. ¿Está todo bien por allá?

– Pues no, no puedo decir que las cosas por acá anden, es todo lo contrario, todo está muy mal por acá, pero no es algo que me vaya a matar –suspiró el portero–. No me pasó algo físico, sólo apagué el teléfono para no tener que hablar con mi familia, siento haberte preocupado.

– No te entiendo –confesó el alemán, tras unos instantes de silencio–. ¿Tú estás bien pero las cosas con tu familia no?

– Exacto –asintió Genzo–. Es difícil de explicar.

– ¿Tiene que ver con el testamento de tu tío? –quiso saber Schneider–. Me habías comentado que iba a leerse ayer.

– Sí, tiene mucho que ver, de hecho es la causa directa de que las cosas sean un caos –respondió Wakabayashi.

– ¿Qué tan malo fue? –inquirió Schneider, con evidente curiosidad–. ¿Tu tío te dejó la mitad de su dinero?

– ¡Ojalá hubiera sido eso! –bufó Genzo–. Fue algo que no te imaginas, pero no es el tipo de cosas que puedan contarse por teléfono, ya te hablaré de todo cuando esté de regreso, por lo pronto sólo puedo decir que ha sido algo grande, muy grande, pero que estoy en proceso de corregirlo.

– Entiendo. –Karl se escuchaba decepcionado, sin duda que le habría gustado conocer la historia de una vez–. Supongo que eso significa que vas a volver pronto.

– ¿Qué quieres decir? –cuestionó Wakabayashi, desconcertado por la pregunta.

– Que si ya se resolvió lo del testamento, o está en proceso de hacerlo, ya no hay razones para que te quedes en Japón –explicó el Káiser–. ¿No es así?

– Eh, pues sí, pero todavía no lo resuelvo, estoy en proceso de hacerlo –respondió Genzo, a la defensiva–. Todavía quedan cosas pendientes.

"¿Ah, sí? ¿Cuáles?".

– Sí, ya veo –dijo Karl, después de un titubeo–. Tómate el tiempo que necesites, entiendo que esto no está siendo tan fácil como lo parecía en un inicio, pero tampoco abuses, también te necesitamos aquí.

Sin miedo a nada [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora