Soledad

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Macaque estaba preparando todo para pasar un buen aniversario con su querido Wukong.

Miró orgulloso su trabajo terminado, estaba emocionado por pasar el día con su pareja, arregló su pelaje, se vistió bien y se sentó a esperar al mono dorado, las horas pasaban y el mono de piedra no llegaba, el pelinegro miraba como el sol se ocultaba hasta que la noche calló, las lágrimas bajaban por el rostro de Macaque y sollozos salían de su boca, todo su esfuerzo en vano.

Se sentía tonto, tonto de volver a creer en las palabras del mono de piedra, no era la primera vez que lo dejaba plantado ni tampoco era la primera vez que prometía volver temprano para disfrutar juntos.

Macaque apretó los puños de rabia, no sabía con quién estar enojado si con Wukong o con él, con la miraba baja camino a la cama que antes compartía con el mono rubio, sollozando se acostó, odiaba eso, odiaba ser dejado en segundo plano por alguien que decía amarlo, los recuerdos donde solo eran los dos, donde las mañanas llenas de mimos y alagos se convertían en recuerdos mas dolorosos para el mono oscuro.

A la mañana siguiente despertó, notando al lado al mono de piedra, ya no sentía la felicidad de antes, el deseo de lanzarse a sus brazos y rogar que se quedará más tiempo, simplemente esos sentimientos empezaban a morir para Macaque.

Su amor por Wukong empezaba a morir.

Lentamente el mono de las sombras dejó de rogar por algo de atención de quien se suponía era su pareja, Macaque solo se daba cuenta que era el único en poner de su parte en esa relación.

La noche había caído nuevamente, para sorpresa de Macaque, Wukong se encontraba en su hogar, quien al notar su presencia no dudo en abrazarlo, sin embargo para Macaque ya no significaba nada, sentía que Wukong solo veía el afecto como una obligación.

Wukong pasó todo el rato contando sus aventuras, como conseguía tesoros y sus logros crecían, para Macaque era abrumador, antes disfrutaba escuchándolo, notando lo feliz que era al contar todas y cada una de sus aventuras pero ahora solo parecía la conversación de uno, Macaque solo callaba y escuchaba.

Al dormir ya no sentía nada, los abrazos de Wukong y las palabras dulces ya no significaban nada.

— Mac, en estos días te prometo que pasaremos todo el tiempo juntos, vamos a comer muchas frutas y...—

— Porfavor, no me prometas algo que claramente no vas a cumplir —

La respuesta del mono oscuro sorprendió al rubio, quien antes de responder notó que Macaque le había dado la espalda, ya arreglaría las cosas con él.

Macaque al despertar volvió a notar que Wukong no se encontraba a su lado, se sentía cansado, agotado de tener que quedarse ahí, su relación parecía más una jaula, que cuando quería salir, cualquier muestra mínima de afecto lo volvía a meter ahí.
Estaba cansado, ya no podía estar en una relación así, pasó el día pensando que quería en realidad, que sería lo correcto para él, al final decidió que lo mejor era acabar esa relación.

Con lágrimas callendo de su rostro escribió un carta, no era capaz de terminar con el mono de piedra cara a cara, porque sabía que era débil, volvería a caer a sus pies como la primera vez, como pudo agarró sus cosas, alejándose del hogar que compartía con el rubio, perdiéndose entre las sombras.

El mono de piedra llegaba a su hogar, traía algunas joyas que estaba seguro que le encantarían a Macaque, apenas entró notó como todo estaba a oscuras, temió que tal vez hubieran atacado a Macaque o algo similar, buscaba por todas partes a Macaque, notando en su cama una carta, al empezar a leerla sus ojos se aguaron y lentamente las lágrimas caían por su rostro, este pegó la carta a su pecho, sus sollozos eran cada vez más fuertes.

Lástima que ya no había nadie para calmar el llanto del rey.

✿Shadowpeach✿One-Shots☆゚.*・。(LMK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora