Querida Luisa;
Recuerdo cuando te presté atención por primera vez.
Fue en cuarto grado, tu tenías un lindo vestido con estampado de flores. Te veías hermosa.
Estabas llorando tras los bebederos y yo no pude notar observar el porque alguien tan sumamente bella lloraba.
Alicia y Mariana te habían insultado. Te dijeron que ese vestido era horrible y que tu eras gorda.
Yo no creía que eras gorda. Para mí eras un deleite agonisante de pura belleza.
Quizé hacercarme a preguntar tu nombre, pero me dijeron que no valía la pena, así que no lo hice y me quedé con el amargo dolor de no saber tu nombre. Pensé que te volvería ver.
Pero al día siguiente informaron que te habían transferido a Los Ángeles y me alegré por ti, así dejarías de estar serca de las dos brujas que hicieron que derramaras lágrimas.
Y me sentí mal por mí, porque estabas tan lejos de mí, que algo me decía que tu desaparecerías de mi mundo para siempre.
Y así fue.
Durante un tiempo.
Con amor, Carlos C.