Querida Luisa;
Han pasado tantos años desde aquella ves.
Cambiamos tanto en tan poco tiempo. Aquel día que te volví a ver, en aquel café cerca de mi casa leyendo un buen libro de Julio Cortazár lo entendí. Te examiné por un buen rato, noté pues que tu rostro ya no era el mismo, estaba pálido, como si los años te hubieran golpeado duro, como si el tiempo te hubiera escupido con odio. Esos ojos marrones ya no tenían la chispa de alegría con la que me mirabas de lejos cuando eramos pequeños. Y que puedo decir de tu forma de beber, desganada, cansada.
La vida si que te había tratado mal.
Pero eso no me impidió acercarme. Te dije hola y tú sólo me miraste detrás de tus gafas examinando mi pulcro rostro, luego sin más preguntaste ¿Quién eres? Y en el silencio desgarrador, el sonido de mi corazón roto no se hizo esperar.
¿Lo recuerdas verdad?
Porque yo sí.
Me levante y salí de ahí como si hubiesen derramado repelente sobre mí. Y no te volví a ver en meses, como siempre calma y lasiba desapareciste sin dejar rastro.
Como desaparecieron mis ánimos de ti. Si no me recordabas, que gracia tenia volver a intentar no olvidarte.
Con cariño, Carlos C.