Querida Luisa:
La noche que acepté por fin que me atraías, también descubrí que te gusta tomar té de tila y escuchar las aves por las mañanas... descubrí tantas cosas de ti. Tantas cosas que si tu me dieras la oportunidad, amaría aún más de pies a cabeza, porque eres perfecta, eres perfecta para mí.
Cuando te encontré en el trabajo, me sorprendí, no creí que fueras a trabajar ahí, tan cerca de mi lado...
El lunes toqué tu mano, pude oler tu perfume tan sublime y aunque sólo fue un rose suave, mi cuerpo vibró de emoción, pero no es amor, esto es algo más, ni siquiera es una adicción, a pesar de que delirio cuando me embriago de tu aroma, sé que mi corazón pide algo más, no mi amor, sino el tuyo.
Te quiere, Carlos C.