Quinto movimiento La melodía de los lamentos

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Estaba a punto de cumplirse un día de lo que ella creía era una pesadilla en donde Sesshomaru la tomaba a la fuerza.

Tal y como lo hizo ayer, Rin seguía sentada en un rincón de la sala abrazando sus rodillas. El sonido del piano que se colaba hasta donde estaba penetraba en ella de una forma muy hermosa, a pesar de la situación en la que se encontraba. Después de practicar dos horas, Sesshomaru estaba frente a la computadora en lo que parecía ser una reunión de trabajo; sentado en el sofá con las piernas cruzadas revisaba los títulos de las canciones y el orden en el que debían ser interpretadas, seguramente se trataba de su próximo concierto.

Rin enterró su rostro en sus rodillas mientras observaba trabajar a Sesshomaru con su temple adulto. Estar aburrida la hacía sentirse en paz; no necesitaba el dolor que la cortó en mil pedazos que había sufrido ayer.

Después de un rato Sesshomaru cerró su computadora y miró el reloj; ya era casi mediodía, tal y como lo había hecho ayer Sesshomaru puso frente a Rin algunos folletos de servicio de comida a domicilio.

-¿Qué quieres comer?

Todas eran fotos de cosas deliciosas, pero Rin no se encontraba bien; eran los efectos de la pastilla de emergencia que había tomado. Eso pudo concluirlo gracias a la hoja de prescripción que venía en la cajita con la píldora que le había dado Sesshomaru. Quien al parecer no tenía muchas oportunidades de tener sexo con otras mujeres pero que en la industria en la que se movía si lo hacían y las aprovechaban como si fueran golosinas. Algunos la utilizan como ventaja para aumentar el flujo hormonal y así lograr una mejor interpretación. Esa era la ruta clandestina que impulsada por una leyenda urbana hizo que en el círculo donde él se desenvolvía la pastilla anticonceptiva de emergencia fuera usada de esa forma.

Aunque Sesshomaru le había dicho que debía comer algo, Rin solo movió la cabeza negando y susurró un "No tengo hambre". Al parecer las cosas no le iban a resultar de la misma forma que con el sushi ayer. Su brillo natural se reducía a la mitad cuando no tenía apetito, y sin decir nada más, retiró los panfletos y los guardó.

-¿Hay alguna cosa que quieras? - Sesshomaru volvió a insistir mientras acariciaba su cabello.

Rin volteó su rostro sin responderle ; ¿por qué le preguntaba justo eso? ¿Por qué después de haberle hecho algo así de horrible? A pesar de que él era precisamente su agresor. Estaba más que claro que era lo que quería:

Quería su libertad y al Sesshomaru que conoció hasta antes de lo que le había hecho.

-No quiero nada.

No quería promesas que no fuera a cumplir, de él ya no esperaba nada.

Para cuando se sintió un poco mejor ya había oscurecido completamente; por la tarde Sesshomaru le había dicho que se recostara en la habitación y descansara para que se recuperara. Le había regresado un poco el apetito y cuando creyó era momento de levantarse escuchó el sonido de un cristal rompiéndose en la cocina.

Después de escuchar ese sonido salió corriendo para ver de qué se trataba

-¿Qué fue eso?

Sesshomaru levanto el rostro desde la cocina, mientras en una mano tenía una tetera eléctrica frente a él había dos vasos de los cuales uno estaba completamente roto.

- Se rompió de pronto cuando le puse agua caliente.

-¡Eso no es Cristal resistente al calor! ¡Kyaa! ¡Señor Sess no toque el cristal roto! ¿Le cayó agua caliente en su mano?

-Me salpicó un poco.

-¡Ponga la mano en el agua fría de inmediato, yo me encargo de limpiar este desastre!

深い森のピアニスト (El Pianista del Bosque Profundo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora