Clemátide

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Ya no te necesito.
Disparó
y la bala se clavó en su cuello.
Algo tan certero como eso
nunca podrá ser repetido.

La sangre era minera
y se abrió paso por los poros del cuerpo,
esculpiendo desde la garganta
una figura abstracta, tomando cuero
del que quedó despellejado
luego de la siniestra despedida.

Todos aplaudiendo, era el final perfecto
mas la obra nunca podrá ser repetida.
Así como las mariposas pululan en el norte,
ganándole a la brújula
con direcciones mas exactas,
llegó la policía al cadáver

y todos vomitaron
porque no olía a miel
ni a flores.

El cadáver de un cuerpo,
un cuerpo muerto, decapitado,
una alegoría al final de una vida.
Un bastardo sin alas que no supo volar
y se lanzó de boca a los ojos del huracán.

Su historia nunca fue conocida,
así como las abejas que se pierden durante la ventisca.

Su historia nunca será conocida,
porque las mariposas de colores
son demasiado hermosas
comparadas con cualquier animal.

"Ya no te necesito" decía
la lápida escogida
que pusieron en el bosque.

Y su alma quiso regresar como zombie
pero no había nada para bailar
smooth criminal.

Los zapatos
manchados de barro
por supuesto
y la camisa gastada
con logo de alguna banda de metal.

El sol sonreía, igual que ahora, igual que siempre.

Nombre desconocido.
"Ya no te necesito"
fue el rugido de la princesa
con los brazos llenos de varicela lila.

Y hoy todos festejan
su regreso
luego de la muerte
del primate, del animal,
que fue decorado con mariposas
en una ofrenda indigna
del monstruo que tiene hábitat
dentro de cualquier humano.

La princesa gritó y corrió.
Calló de boca al barro
que se escondió entre sus dientes,
mas sus brazos frágiles
nunca volvieron a tener color
que no fuera el de su piel.

Las flores en deceso - [ XIII ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora