Las flores en deceso - [ XIII ]

Lavanda

Le preparé la cena a mi esposo,
era el día de nuestro aniversario.
Pero preparar una cena que lleva horas
no debería tener motivo alguno.
¿Verdad?

El amor es eso,
pero creo que me siento algo cansada.
Ya no hay flores en la mesa
ni pláticas durante la madrugada.

Ahora nuestros ojos
estan pegados con ojeras
y se escurre sal
entre las sábanas.

Pero fingimos no darnos cuenta de nada,
porque si decimos algo
todo el esfuerzo puesto en esto
se acabará.

Así que tardé horas preparando la cena,
creo que valió la pena la espera.

Sus botas suenan
así como suenan
las peleas al llegar,

como una pistola
siendo disparada.

Había solo un plato en la mesa
y yo tan solo lo observaba.

Puse veneno en una copa
y veneno en la otra.
Creo que la espera valió la pena.

Estoy segura que no veré
su cara mañana
por mas que me intente despertar.

II

La juventud era un recuerdo distante.
Las sábanas siempre estaban arrugadas
y la ropa era un desastre.
Después de tantos años, fue inevitable.

Saber que no podría volver sentir
la calidez de su cuerpo
o formar constelaciones
con sus lunares
otra vez,

como la pelea de años atrás
donde los insultos fueron puñaladas.

Lo único que quedaba,
era ese humilde olor a lavanda
del aerosol que ella
usaba para reconfortarse
en su propia casa.