Capítulo I.

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"Opening" - Monochrome No Kiss
【Kuroshitsuji】





•Narrador - Omnisciente•

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•Narrador - Omnisciente•

El día estaba nublado, los colores fríos abundaban por las calles de Londres, el viento azotaba a quienes caminaban por allí, para ellos era un día bastante común, pero no lo era tanto para nuestra protagonista.

____ Atwood, una chica de aspecto llamativo, que dejaba a todos con la boca abierta. Su cabello de un rubio platinado, casi albina, su piel pálida y lisa como la porcelana y de ojos azules, midiendo 1.56 cm de altura, de complexión ideal. Era como ver a una muñeca con vida y eso claramente llamaba la atención de todos a donde quiera que fuese.

Aunque contrario a lo que todos pensaban, la chica se dirigía hacia el lugar más misterioso de Londres.

La mansión Panthomhive.

¿La razón? era sencilla. Hace no mucho tiempo que había encontrado en su casa algo que la dejó atónita, no se trataba de otra cosa más que una carta, la cual había dejado su madre antes de morir. Antes de saber el contenido de esta, no está de más mencionar algo importante, que era la ausencia del padre de la joven en su infancia. Ella jamás supo del por qué de ello, pero al leer la carta, todas sus dudas se disiparon.

En la carta, su madre confesaba haber tenido un romance secreto con el en ese entonces cabeza de la familia Panthomhive, siendo testigos de esto ella, su padre y el que parecía ser su mayordomo el cual le acompañaba a todas partes, pero que al estar comprometido y casado ya con una mujer, aquel amor secreto quedó a la deriva.

Sabía que su madre no era una mentirosa, y sería extraño que dejara una carta falsa como ultimo regalo antes de irse, pero no estaba del todo segura de la veracidad de esta, por lo que se dedicó a buscar en su ático algún objeto, foto o carta referente, fallando en el intento, por lo que solo quedaba una cosa por hacer.

Volviendo a la actualidad, la chica se encontraba ya en un elegante carruaje en dirección a la mansión, con carta en mano y parte de su equipaje. Mentiría si dijese que no estaba nerviosa, pero quería resolver toda aquella historia, pues si resultaba ser cierto, entonces eso la convertía en hermanastra de Ciel Panthomhive, actual cabeza de la familia y el dueño de la compañía Funtom.

Una vez en frente de la mansión, se dispuso a tocar la puerta, pero sin previo aviso, esta se abrió antes de si quiera rozarla, dejándola extrañada, observando como se asomaba por esta el que parecía ser un mayordomo, de mirada penetrante y sonrisa atractiva, pero estas mismas se esfumaron al ver a la chica. El mayordomo se encontraba en un debate mental, pues aquella chica tenía una apariencia muy parecida a la de un ángel, aquellos seres que repudiaba completamente y en los cuales no confiaba para nada.

—Buenas tardes Señorita, ¿En que puedo ayudarle?

—Buenas tardes...estaba buscando a Ciel Panthomhive, necesito hablar de forma urgente con él

La voz de la chica era suave y cálida, dulce incluso.

—Le haré saber sobre su llegada, puede pasar al salón para esperarle

El más alto abrió un poco más la puerta, dejando pasar a la chica a la mansión, guiándola hasta el salón. Esta se sentó en uno de los sofás, pero cuando quiso darse cuenta, el mayordomo ya se había ido. No tuvo más opción que quedarse esperando, aún estaba nerviosa, la mansión era algo aterradora y aquel mayordomo era misteriosamente extraño. Trató de mantenerse calmada a toda costa de todas formas, no debía dejar que la viesen vulnerable, después de todo, no conocía a esta gente y no sabía si realmente eran malas personas o no, debía mantenerse firme, pero sin aparentar demasiado.

Al poco rato, el mayordomo volvió, indicándole que podía proceder a hablar con el chico, así que el más alto le guio por la mansión. Cuando caminaba por los pasillos sentía como si la estuvieran observando, sobre todo cuando pasaban cerca de algún cuadro, comenzaba a sentirse aterrada, pero no podía abandonar todo ahora, ya había llegado demasiado lejos.

Al llegar a lo que parecía ser la oficina del chico, el mayordomo tocó la puerta, escuchándose un "pase" desde dentro, por lo que el mayordomo abrió la puerta, la dejó pasar y se retiró.

—Buenas tardes, diga que necesita, por lo que me comentó mi mayordomo viene por algo urgente ¿no?

El chico alzó su vista de sus papeles, quedando algo impresionado por la apariencia llamativa de la chica, era realmente difícil ver a alguien como ella por estos lugares.

—Buenas tardes y disculpe las molestias...señor Panthomhive, pero hay algo que requiero hablar con usted, algo muy importante.

La chica dejó la carta sobre el escritorio y la acercó hacia él, nerviosa por como se tomaría todo lo que diría.

—Para empezar, debo aclarar que yo en toda mi infancia no tuve a mi padre cerca, ni si quiera sabía como era él ni nada...—El de parche le miró arqueando la ceja, confundido por ese extraño inicio— hace ya algunos años mi madre falleció...ella me dejó un regalo para cuando cumpliera dieciocho años, los cuales cumplí este veintidós de noviembre. Al momento de abrir el regalo, encontré esta carta de parte de ella...en la carta podrá leer como mi madre me cuenta sobre mi padre biológico...

Ciel, quien había estado en silencio escuchando, comenzó a sospechar por donde iba la cosa, pero se negaba a creer. Rápidamente tomó la carta y comenzó a leerla, cada vez notando como es que sus sospechas comenzaban a ser ciertas.

—Como verá...mi madre allí cuenta que tuvo un romance con quien sería su padre, Vincent Panthomhive, y que de ese romance, nací yo.

El joven golpeó la mesa con fuerza, asustando a la chica, su corazón ahora latía con mucha rapidez y su sangre se heló un poco.

—¡Sebastian!

El chico gritó a todo pulmón aquel nombre, y a los pocos segundos después, el mismo mayordomo de antes abrió la puerta con completa calma, como si estuviera acostumbrado a la actitud del chico.

—¿Si, joven amo?

—Quiero que investigues todo sobre esto, y mientras lo haces, mantén a esta chica encerrada en alguna habitación, ahora...¡ES UNA ORDEN!

—Si, mi señor.

Sebastian hizo una reverencia al chico y luego volteó a ver al chica, su mirada era tan obscura y tenebrosa que dejó helada a la rubia en cuestión de segundos. Solo dio un pequeño pestañeo y el ya no se encontraba frente a ella, alarmada, quiso buscarlo con la mirada, pero era demasiado tarde para cuando cayó inconsciente.

 Solo dio un pequeño pestañeo y el ya no se encontraba frente a ella, alarmada, quiso buscarlo con la mirada, pero era demasiado tarde para cuando cayó inconsciente

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Corazón Blanco ┃ Sebastian Michaelis • KuroshitsujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora