《 ¿Esto esta bien, Horacio? Parte I》

25 1 0
                                    

Y tembló, tembló como cuando es invierno y hay una ráfaga de viento que choca contra tu cara descubierta, tembló cuando aquel chico le guiñó un ojo. La hermana Matilde parecía enojada con los dos niños, uno rubio y otro castaño, este último fue el causante del temblor.

Sintió un leve toque en su mentón, miro a su madre quien le hizo una señal para que mirará al frente, el padre Roberto daba un sermón, Viktor ya no le prestaba atención, en su mente estaba la imagen del chico-

Aquel día era uno especial para la iglesia, debían recaudar fondos para los niños huérfanos. Su familia estaba dispuesta en ayudar, así que se quedaron luego de la misa para hablar con el padre y las hermanas.
Viktor agarró la pequeña mano de hermana y caminaron detrás de sus padres, se dirigían hacia el patio que tenía la iglesia para que, mientras los adultos hablaban, los niños jugaran y no se aburrieran.

Los niños del orfanato corrían por todo el lugar, menos los dos chicos que pasaron junto con la hermana Matilde, ellos estaban bajo un árbol hablando y riendo. El niño castaño se dio cuenta de la presencia de Viktor y le sonrió, fue correspondido.

—Ve a jugar si quieres, cielo— dijo su madre al notar como su hijo a los niños.
—¿Y Alek?— la niña se había escondido detrás de su padre.
—Ella ya irá— respondió la mayor, el ruso asintió y caminó lentamente por el patio.

Sus manos estabas atrás de su espalda, caminaba y observaba como los niños jugaban, se quedo quieto frente a un columpio mientras dudaba si subirse o no.

—Si no sabes columpiarte puedo ayudarte— dijo un niño detrás suyo, Volkov se dio media vuelta.
—Eh...— el niño que le guiño el ojo estaba frente de él— yo se hacerlo, tengo uno en mi casa—.
—¿En serio? Wow, yo solo tengo este y es de la iglesia. Ojalá tener uno para mi solo— sonrió.
—Si quieres podemos columpiarnos juntos— el niño asintió alegremente—soy Viktor, un gusto—.
—Soy Horacio, con H de héroe— el ruso sonrió.

Y en ese preciso momento comenzó todo, solo dos niños habían empezado una amistad que duró bastantes años. Cuanto más grandes se hacían más mal se sentía Viktor, pero no físicamente sino emocionalmente... espiritualmente.
Había algo en Horacio, algo que le atraía y que no podía hablarlo con nadie. Intento hacerlo con el padre Roberto, pero se arrepintió una vez llegado al confesionario y admitió que le robaba dulces a su padre, tuvo que rezar dos Aves María y devolverle cada uno de los dulces robados.

Mientras que Horacio jamás tuvo miedo de admitir su atracción hacia Volkov, quería besarlo, agarrarle la mano, follarlo, quería todo con él. Aunque sabía que nunca iba a pasar aquello, el ruso solo lo veía como un simple amigo más, o eso pensaba él y Gustabo también, se lo decía siempre.

—Además de hetero, es religioso, Horacio. Tú sabes lo que piensan los religiosos del tema— decía por décima vez el mayor.
—Lo sé, solo... joder— frustrado llevo su cara a la mesa— puto religioso—.
—El vocabulario, Horacio— dijo su madre adoptiva.
—Lo siento, madre— Gustabo soltó una carcajada al ver como a su hermano lo retaban.

Horacio suspiro, estaba muy frustrado y enojado con la vida, con él mismo, no entendía como pudo permitir enamorarse de alguien que era: su mejor amigo, religioso y heterosexual. Todo era un caos, un horrible y grande caos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 09, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

♥ 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨 ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora