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Hay una verdad a medias entre los Slytherin: son astutos. Sin embargo, esta cualidad se mezcla con otra: determinación. ¿El resultado? Depende cual sea más fuerte.
Hay veces en que se encuentran Slytherin tan determinados que olvidan un poco la astucia y comienzan a actuar por impulsos, aunque mayormente los Slytherin se detienen a pensar y procesar un poquito las cosas. Pero cuando tu mente queda desarmada por una tarta de manzana, las cosas pueden complicarse un poco.

Recibieron lechuzas y búhos durante el almuerzo, el día después de las citas sorpresa. Draco se veía muy abatido y algo confuso, pero muy alterado.
A veces, miraba algo a la lejanía y sonreía, pero volvía al mismo estado y sus ojos reflejaban una pregunta que no necesitaba palabras "¿Qué hice?"
Theo, a su lado, compartía una mirada similar pero distinta (algo así como "¿Qué hiciste").

Los búhos llegaron y se posaron en sus dueños, entregándoles paquetes. El búho real de los Malfoy le llevó su acostumbrada provisión de golosinas (regalos de su madre, se los enviaba cada semana), pero otro búho más maltrecho, sin duda del colegio, llegó a sus manos con otro paquete. Era cuadrado y estaba cuidadosamente envuelto con una cinta color salmón. Al abrirlo, descubrió que era una tarta de manzana similar a las del salón de té. Extrañado, buscó quién se lo había enviado, pero no encontró nombre alguno. Creyó que tal vez se lo había enviado el mismo salón, pudo haber pagado uno de más y se lo estaban enviando.
Sin embargo, y por pura precaución, decidió regalárselo a su amigo.

-Toma Blaise, dijiste que te arrepentias de no probarlas, así que te regalo una.

El rubio le pasó el paquete a su amigo quien lo recibió gustoso, pero con una leve sospecha. No solía rechazar dulces, pero aún así sospechaba de la repentina amabilidad del rubio y del paradero desconocido de aquella tarta. Era un chico cauteloso, por lo que decidió que, si iba a morir, no moriría solo.

-¿Lo compartimos?- le ofreció.

Draco dudó, pero no tuvo alternativa. Aceptó un pedazo que Blaise le ofrecía e instantáneamente se sintió un poco mejor. La manzana dulce parecía refrescarle el cerebro y eliminar las preocupaciones.

Pansy rechazó el pedazo que le ofrecieron, se veía más malhumorada de lo habitual y casi no hablaba con ellos. Durante todo el día intentaron preguntarle que pasaba, pero no parecía querer dar respuesta. Decidieron darle su espacio, ella hablaría cuando ella quisiera.

Theo también rechazó el postre, simplemente porque no quería. Le gustaban los postres pero tenía ciertas sospechas sobre las tartas de manzana. Siguió a su instinto y ni siquiera la probó.

Mientras más comía, a Blaise se le aclaraban las ideas y se formaban otras nuevas. De pronto, su cerebro comenzó a elaborar un complicado plan. Parte de su instinto natural comenzaba a abandonar su cuerpo y lo embargaba una sensación de falsa claridad.
Sentía que tenía algo que hacer.

-Draco- lo llamó. El rubio lo observó sin dejar la rebanada- Draco, me gusta alguien.

Pansy y Theo giraron violentamente su cabeza, el rubio simplemente abrió los ojos, sorprendido.

-¿Quién es, Blaise?

Él dudó.

-Un chico.

Para sorpresa de todos, Draco ni se inmutó, sino que asintió tranquilo y lo invitó a seguir.
Aún dudando, decidió admitirlo. Se acercó a su oído y susurró el nombre. El semblante de Draco se endureció de golpe y la sonrisa se esfumó de su rostro. Volteó a ver a Blaise, quien lo miraba nervioso y expectante.

-¿En serio?- preguntó, con un duro tono de voz. El moreno asintió.

Draco suspiró largamente.

-Blaise, me encantaría contarte algo, a todos- aclaró, señalando a sus amigos.- pero hay cosas que llevan tiempo para digerirlas. Y esto, esto fue una verdadera sorpresa.

Pansy miraba entre Draco y Blaise con una ruda expresión amenazadora en su rostro. Estaba lista para defender a Blaise en cualquier momento.
Draco suspiró y se agarró la cabeza.

-Te apoyo, Blaise, no te preocupes por eso. Soy tu amigo, no te voy a juzgar. No tendría los mismos gustos, claro, los míos son otros, pero si es tu decisión, está bien.

Los tres se quedaron en completo silencio, boquiabiertos ante aquellas palabras. Esperaban una reacción totalmente distinta. Inevitablemente sonrieron y continuaron comiendo con energías renovadas. Theo le guiñó un ojo a Blaise, gesticulando un "te lo dije" y el moreno sonrió en respuesta.

-¿Y qué vas a hacer?- preguntó el rubio de repente.

-Bueno, no es que pueda ir junto a él y decirle "¿Sabes qué? Me gustas"- Blaise mordió otro pedazo de la tarta de manzana. Bajó la mano lentamente observando un punto fijo- ¿O si?

Sus amigos lo miraron fijamente pensando "¿En qué estará pensando?"
Blaise se dio vuelta hacia ellos y comenzó a relatar un improvisado plan. Ellos lo observaban fijamente, mientras las distintas expresiones zurcaban su rostro. Draco asentía contento y añadía ideas al plan, mientras que Pansy y Theo intercambiaban miradas constantemente.

No era ni de cerca el mejor plan del mundo, pero para la mente de dos Slytherin llenos de tarta de manzana, un Slytherin analítico que estaba aburrido y una slytherin más desganada pero decidida de lo actual, el plan comenzó a fluir de forma extraordinariamente rápida y decidieron ponerlo el marcha en ese mismo momento, en la próxima clase.

Love inattendue- BlaironDonde viven las historias. Descúbrelo ahora