🕸CP3: hubiera.

606 28 6
                                    

P.O.V GATO

un buen trago de leche a la hora del atardecer siempre me caía bien. Conseguía relajarme y calmar muchas veces mi ansiedad.

Joder.

Entiendan, No siempre estaba bien, no siempre tenía la fuerza suficiente para continuar

-¿Otro vaso?- me preguntó el cantinero, ya un poco hartó de tener que servirme leche a cada rato.

Negué -Podrías... podrías darme..¿Podrías darme algo más fuerte?- pregunté en voz baja.

-¿Tequila?- pregunto y moví la cabeza en aprobación. -ya vuelvo- hablo llendose a la bodega en buscá del tequila.

Suspiré.

Estaba agotado, solo quería desaparecer, solo..solo... quería estar en paz.

Si.

-mierda...- murmuré dejando caer mi cabeza en la barra de madera. Dios, ¿Cómo podía estar tan derrotado? ¿Cómo podía ser tan idiota? Cómo podía...cómo podía seguir pensando en esos par de diamantes que tenía por ojos.

-toma.- el cantinero apareció dejando el vaso de tequila sobre la barra -estare limpiando la bodega por si quieres algo más, solo no te emborraches y termines haciendo un desorden - me advirtió.

-no, descuida - murmure con voz muy bajita. Pero el solo asintió y se fue

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Tomé el vaso, trague el amargo líquido de este e hice una mueca. No me gustaba el tequila, pero en estos momentos, no podía tomar solo leche y poner cara triste en un bar.

-que me hicistes, maldita sea.. maldita gata...- respiré hondo muchas veces buscando calmarme, pero la rabia me invadió.

Maldita Kitty, maldita gata perfecta merodeando en mi cabeza, maldita gata negra y ojos azules tan vivos como el mar.

Kitty salte de mi cabeza, por favor.

-por favor..- repetí en un susurro, ahogado.

Que hago.

Que digo.

Cómo lo hago.

Dios.

Mierda.

¡Aghhh!.

-no, no puedo.- susurré por fin, aceptandolo.

Necesitaba verla, tocarla, observar de cerca esos preciosos ojos azules.

La necesitaba. A ella, a lo nuestro, a mi paz mental. Saqué un poco de dinero de mi bota y la coloque en la barra, mientras tomaba mi vaso de tequila y terminaba de beberme lo poco que quedaba en el.

➖✨➖

Camine entre la oscuridad.

sin compasión, sin buenas vibras, con rabia acomulada, con cara de seriedad. Agachando mi sombrero para no mostrar absolutamente nada de mi rostro.

El frío se me colaba hasta los huesos. Que ni siquiera mi pelaje lograba ocultar el asombroso aire que en vez de ser algo bueno para mis pulmones, era la perdición.

Se nota que había llovido.

Mis botas se estancaban en el lodo que se encontraba a las afueras de esas deshabitadas casas echas trizas. Era como si un terremoto hubiera pasado por ellas, era casi imposible que alguien habitara aquel lugar.

Quédate, Botas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora