🩹13: un gato que no eres tu

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P.O.V GATO

Mis demonios y yo, ya no peleabamos, ahora estamos del mismo lado.

Los tejados en la madrugada se habían vuelto mi unica paz. La fria brisa rosando mi rostro, haciéndome temblar, mientras mis pensamientos divagaban, era sumamente relajante.

¿Que más sigues esperando?- mi mente gritaba haciendome entrar en razón. ¿Porque coño golpeaste a ese gato? ¿Porque reaccionaste tan estúpidamente?

-eres un idiota- me dije a mi mismo, mientras veía mi reflejo en un escaso charco de agua frente a mi. La imaginen de Kitty mirandome con odio mientras la ahorcaba me amenazaba con quererme golpear. Sus ojos furiosos y aquel empujón con fuerza, apartándome lejos de ella.

¿Que diablos te pasa gato?.

¿Que diablos estabas pensando?.

Es suficiente. Debo dejar de jugar al gato demente y poner los pies sobre la tierra por primera vez. No pude dudas más, Salte de ese estúpido tejado, la luna sobre mi cabeza, me hacía saber que quizás no estaba tan solo entre toda esa neblina característica de el lugar. Mis botas resonando sobre los pocos charcos de agua, haciendo eco, recordándome lo tarde que era, simplemente recordándome que solo era yo, un gato derrotado y triste a las 3 o quizás 4 de la mañana intentando huir de todo.

Intente apurarme para llegar a casa rápido, pero siendo sincero, no tenía las mínimas ganas de llegar a ese lugar, luego de lo sucedido hace unos días con...con kitty.

-maldito- aún no podía evitar empuñar las manos con fuerza al recordar como la tocaba, cómo sus labios danzaban con deseo, cómo...cómo ella lo disfrutaba, cómo kitty disfrutaba estar con un gato.

Con un gato que no era yo.

A la mierda- una parte de mi intentaba apoyarme con tales palabras mientras avanzaba sin rumbo alguno por las oscuras y despobladas calles de San Ricardo. Las casas desgastadas, las cercas que parecían no haber Sido pintadas desde hace mucho, los buzones oxidados.

Mi cabeza daba giro, me limitaba a observar todo. El frio me hacía pensar cosas indebidas mientras un poste llamaba mi atención. El cartel de "se busca" estaba estampado en el. El dibujo de cierta gata brillaba sobre el, una gran suma de dinero se veía debajo, diciendo el jugoso número de la recompensa.

Kitty patitas suaves.

Subí la cabeza para mirar el resto de el camino y notar que ese no era el único cartel. Habían más, muchos más. Una calle repleta de dibujos de Kitty, solicitando llevarla al cuartel de guardias más cercano.

Baje la cabeza y solté una risa irónica.

-¿jamas van a atraparte no?- hablé en voz alta, mientras me forzaba a reir. No podía evitar sentir algo de nostalgia. El recordar cuando mi rostro también se encontraba en las calles, en carteles de búsqueda con sumas de recompensas que rebasaban por varias ceros a los de Kitty.

Pero no podía quejarme.

"Los dos mejores ladrones de España"

Ja, que sarcástico suena justo ahora. El pensar que lance toda mi alocada y divertida vida por la borda, solamente por "mi honor" por querer ser un maldito héroe. A la mierda, me hubiera quedado con mi legado,  hubiera rechazado el juramento que le hice a dulcinea sobre más nunca robar.

-Estúpideces- repito en murmuros una y otra vez, mientras avanzó. La imagen de Kitty no me abandona y persisto. Las ganas de golpearme la cabeza contra alguna pared me amenazan, pero no cedo.

Creo que ya eh cedido mucho.

Creo que me eh abrumado mucho.

Creo que.

Creo que debería seguirme jodiendo la vida un poco más- mi mente me castiga en cuanto lo pienso, pero mis pies se emocionan, dándose la vuelta y avanzando rápido.

P.O.V KITTY

Rotan tragos delante de mi. Los vasos de vidrio bastantes desgastados y algunos rotos, se deslizan frente a mis ojos.

No puedo pensar bien, el cigarrillo en una de mis manos me nubla un poco la visión, pero en realidad no me interesa. No me importa mirar a nada ni a nadie, ni enfocar justo ahora mi atención en algo que no sean mis problemas

-la entrada de atrás es mucho más fácil, creo que..- el estúpido gato me habla e intento mantenerme serena.

Odio que me digan cómo debo trabajar, cómo debo mover las fichas y piensen que es la primera vez que hago un trabajo como esos.

-no seas estúpido Larry - atacó entre dientes -ya eh estudiado cada una de las entradas y lo haré a mi manera - termino de decir, mientras apagó lo último que queda de mi cigarrillo, aplastandolo contra la mesa.

Larry levanta las manos como si lo hubiera atrapado -muy bien Kitty - levanta su trago y ríe -al final, tu eres la que sabes acerca de todo esto ¿No?- pregunta con sarcasmo.

Lo observo. Se cómo se deben tratar a estos tipos, quienes piensas que por tener todo el dinero de el mundo, pueden utilizarte  y lograr sus merecidos.

Lo único que me calmaba era la suma de dinero que ganaría, lo suficiente como para escaparme de aquí y de esa estúpida casa, que estaba comenzando a odiar.

-exactamente- conteste seca.

Su mirada me analizo un instante, sus ojos podían decirme un extraño "no la cagues" pero claro, estamos hablando de mi, de Kitty patitas suaves. Jamás cometería un error.

Bueno, en temas de trabajo no. Creo que hablando de mi vida privada, estaba plagada de errores.

-nuy bien kitty, entonces prepárate para esta noche, no quiero errores - me dijo. Se levantó de la silla sin dejarme decir ni una última palabra y se alejó.

Suspire, mire mi trago sobre la mesa y tome un poco de el. Las gotas derramadas sobre la mesa me dejaban ver mi reflejo. No estaba dudando, no estaba nerviosa. Jamás lo había estado por un trabajo.

Pero había algo en este, algo que no podía descifrar que era.

-¿En qué piensas?- el peso de otra persona sobre el largo banco de la barra tomo significado de pronto.

El acento español me atacó por sorpresa y en cuánto mi cabeza giro. Aquellos ojos verdes me observaron calmadamente.

Rodé los míos -en nada que te importe, botas- conteste brusca. Gato se había cruzado de la raya, había echo cosas que no debían importarle en lo más mínimo y me había metido en problemas descomunales.

No sé cómo tenía los cojones de hablarme como si nada.

-ey, si andas de malas, me retiro, no quiero buscarme problemas con la gran kitty patitas suaves - entonó mi nombre con un ligero tono de burla.

Voltee a mirarlo. Solté un risa ironica y tome lo que quedaba de mi vaso -por supuesto que no querrías, mucho menos ahora que no eres nadie- sabía que la palabra "nadie" se habia quedado rebotando en su cabeza, por qué la manera en la que me miró, fue tan indignante que mi sonrisa creció.

-al parecer alguien amaneció cansada- se burló  y no conteste nada. Sabía la manera en la que gato buscaba evitar las cosas y siendo sincera, no tenia ganas de pelear

- adiós - solté sin ganas. Levantandome de la silla, mientras mis ojos se fijaban en el pequeño reloj que se encontraba en la parte alta de el bar.

Avisando que ya era hora de empezar con mi trabajo. El gato naranja, me observaba desde la silla mientras me Alejaba, podía sentir sus ojos verdes seguirme.

Sus pies no parecian coincidir con ellos y no saben cuánto me molestaba.

-¿Que planes tienes para hoy?- pude escuchar.

Mire de reojo, mis botas dejaron de resonar y sonreír.

-planes que seguramente tendría el gato con botas, un gato que claramente ya no eres tú- solté.

Quédate, Botas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora