🕸CP4: ganar

363 29 12
                                    

P.O.V GATO

Desperté.

Y El calor de aquel pelaje negro no estaba a mi lado para darme calor ante el frío de la mañana. Me quedé mirando el lugar vacío a mi lado e hice una mueca de tristeza.

Dios, quizás si fui demasiado cruel ayer.

-maldita sea gato, deja de arruinar todo...- me dije en vos baja mientras me abrazaba a mi mismo sin gana alguna.

No quería levantarme de ahí, literalmente no tenía la fuerza emocional para levantarme, tomar mis cosas y seguir mi vida.

Simplemente no quería.

Pero debía.

-dios..- susurre débil,  poniéndome de pie. Guardando mi espada y acomodando mi sombrero sobre mi cabeza.

Proponiéndome a poner una mejor cara ante el mundo, cuándo ni siquiera tenía ganas de sonreír

"16-11" día sábado.

Día de volver al fabuloso pueblo de San Lorenzo ¡Yupi! Noten mi ironía por favor, porqué no estoy nada contento de volver allá. Es decir, charle con Shrek, visité a algunos amigos, bebi, baile con algunas putas.

Vi, toqué e hice el amor con una gata negra como la noche, que me miraba con los ojos llenos de pasión y a la misma vez tristeza.

No sacaría su mirada de mi cabeza.

No sacaría a Kitty de mi cabeza nunca.

➖🪐🪐🪐➖

La entrada de San Lorenzo, con sus estúpidas palabritas mágicas y sus estúpidas personas riendo y hablando alegremente fingiendo ser "perfectas".

Que mierda.

-¡Gato!- algunas personas chismosas empezaron a saludar en cuanto me vieron. Que idiotas, piensan que son amigables pero claramente se que estoy en boca de todos ellos desde que supieron que Dulcinea y yo éramos pareja.

"Oh dios es un ladrón".

"No debería estar cerca de un orfanato".

”seguro le es infiel a Dulcinea".

"Es un mujeriego".

Esas son algunas de las cosas que murmuran a diario a mis espaldas, mientras de frente me sonríen y saludan como retrasados.

Que malditos hipócritas.

-ah si, hola.- contesté sin ganas y molestia mientras hiba pasando entre las personas de la plaza. Acelere el paso, avancé hasta nuestra pequeña casa y saque mis llaves apurado.

Solo quería descansar y aunque quisiera hacerlo mientras un esbelto cuerpo oscuro descansa sobre mi pecho, eso es ahora imposible.

Demonios.

-¡Amoooor!- Dulcinea apareció del otro lado de la puerta, saltando de la silla donde se encontraba leyendo.

Intenté sonreír.

-hola linda- hablé dejando mi bolso en el suelo, mientras ella me abrazaba con fuerza y yo solo miraba un punto inexistente en la pared.

-¿Cómo te fue?- me preguntó sonriendo de oreja a oreja. Yo apenas podía hacer una pequeña curva en mis labios - tienes una cara de que estás cansadito- se rió.

Quédate, Botas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora