Puesta en escena

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-Mi amor, buenos días...- Sirius abrió sus ojos plata. Esos ojos que le llevaban a la locura, esos ojos que había visto brillar de placer la noche anterior. No durmió mucho, rompiendo su sueño por la extraña sensación de estar en una cama después de un mes y medio durmiendo en un camastro, las pesadillas y la irrealidad de estar con él a su lado.

El chico antes de decir "hola" se levantó corriendo totalmente desnudo y se fue... A vomitar.

Él se levantó también desnudo, se puso rápidamente un pantalón y llevó su camisa hasta el baño. Se agachó con el chico, que tenía la cabeza en el váter, y le recogió el pelo mientras le acariciaba la espalda- Vamos amor... Shhhhhh...- Estaba blanco como el papel y solo tiró ácido estomacal y saliva. Cuando él acabó, bajó la tapa y apoyó la cabeza en la fría porcelana- ¿Te levantas tu solo o te ayudo?

Él hizo un gesto para que le diera un momento, él esperó a su lado, dándole caricias en la espalda. Luego, alargó la mano para que lo ayudara a levantarse, lo hizo y le puso la camisa por encima- No me la ates, no tardaré en vestirme...

-Eso será después de echarte un poco en la cama.

-Pero...- Él hizo un adorable pucherito que le hizo reír- El desayuno...

Se rió- Sabes que no voy a aceptar un "no" por respuesta- Puso su mano en el estómago- Os vais los dos a la cama, hasta que os vea bien.

Sirius se quedó apoyado en el cabecero con una almohada grande. Le acarició el cabello, apartándoselo ligeramente. Seguía pálido, pero menos. Tenía las manos en sus estómago y él puso las suyas encima y besó su sien.

-¿Mejor, mi vida?

Asintió- Sí... Me pasa algunas mañanas.

Apretó ligeramente las manos del chico y miró su barriga curvada- A ver, pequeño puffskein, deja de darle mareos a mamá.

El chico sonrió y dejó caer su cabeza en su hombro. Eso le encantó. Se dio cuenta momentos después, que Sirius se había dormido de nuevo: Las náuseas lo mantenían agotado. Quiso moverse sin despertarle, pero no lo consiguió- ¿Severus?

-¿Quieres dormir, mi amor?

Negó- Quiero bajar a desayunar. Podría comerme un dragón o dos.

Se vistió con pantalón, camisa y jersey negros. Sirius se vistió con una camisa blanca de doncel, un pantalón algo más holgado y un jersey azul de cuello vuelto que ponía detrás "Regulus".

-¿Le coges la ropa a tu hermano?

-Empieza a no venirme la mía.

-Deberíamos ir de compras al Callejón Diagón. También debemos comprar cosas para el bebé.

Sirius asintió- Aunque hay muchas cosas que heredará de mi y de mi hermano, cosas que han pasado de generación en generación. Como mi cuna, que fue de mi padre, y antes de eso, del suyo, y así de Black a Black.

-Yo también tengo un par de cosas que guardé y que siempre quise que usaran mis hijos.

-¿Hijos? ¿En plural?

Puso su mano en la espalda- Nunca tuve hermanos ni primos, y Regulus y tú se que fuisteis muy felices de niños. Siempre quise una familia de ese estilo, criarse solo es muy aburrido...

-¿Ni hermanos, ni primos? ¿Eran tus padres también hijos únicos? ¿No tenías abuelos o algo así?

-Mi padre es huérfano desde muy joven y a mi madre la echaron de casa por ser... Diferente- Sirius echó media sonrisa. Él le acarició en respuesta- Como alguien que yo me sé- Se besaron de nuevo. Sentir a Sirius como un igual y no como un obligado, le hacía feliz. Paseó su mano por su barriga, despacio.

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