ᴀʀᴄᴀᴅᴇ | ꜰᴀᴛᴇ: ᴛʜᴇ ᴡɪɴx ꜱᴀɢᴀ, ʀɪᴠᴜꜱᴀ

07

Riven

Sin duda, me pilló por sorpresa que cierta hada de la mente quisiera que la entrenara. Al principio me resultó algo ofensivo, debido a que me he pasado media vida entrenándome para lograr ser un especialista decentemente bueno. Todo el mundo me decía que era importante la fuerza física, pero honestamente yo creo que es más importante la astucia, inteligencia, saber, elaborar unas estrategias y saber esquivar los golpes proporcionados por tu rival. Me había tomado tanto tiempo y esfuerzo tener mi lugar como especialista, que enserio me parecía insultante.

Mi plan realmente era hacerle ver que era pésima como especialista y que no tendría nada que hacer frente a mis habilidades. Aunque no fue muy difícil llegar a ese cometido, verla entrenar y defenderse, me hizo darme cuenta que si trabajaba un poco más tendría un potencial grandioso. Era cierto que su poder no le servía de mucho para defenderse, pero era un poder increíble. Bueno o eso supongo, será como leer la mente, ¿no? ¿Me leerá la mente?
Eso me aterraba mucho de Musa, ¿cómo iba a ser cuando estaba metida en mi puta cabeza?

Musa se sentía mucha rabia en sus movimientos, no calculaba sus próximos ataques, se dejaba llevar por la ira que yo mismo le estaba provocando con mi tono altivo y que con mis mínimos esfuerzos, estaba ganando la pelea.
¿De donde provenía tanta rabia? No soy psicólogo, pero necesita terapia. Todos la necesitamos, yo el primero. Pero esa ira que tiene acumulada la va a consumir, supongo que tampoco será fácil sobre llevar las movidas de la gente.

Me gusta analizar a Musa, ¿ella me analizará así con su poder? ¿Pensara que soy un chulo arrogante o que soy un niño acomplejado de su mejor amigo que no se cree capaz de superarle en la vida?
Difícil decisión, pero prefiero quedarme con la primera opción y que ella también vea la primera.

—Si no entrenas, no mejoras. Y lo más importante, no podremos seguir con nuestra maravillosa investigación— dije tratando de convencerla.
Realmente quería entrenarla, se me hacía curioso ver como evolucionaría con un poco más de esfuerzo.
Ella me miró dudosa, sabía que en el fondo quería entrenar, seguramente no quería entrenar conmigo, pero era la única persona voluntaria en ayudarle.

—¿Podrías dejar de ser tan capullo?— preguntó mirándome fijamente.

—Eres la segunda persona que me lo dice hoy. Pero, si dejase de ser capullo perdería mi gracia...— contesté sonriendo de forma altiva, ella rodó los ojos y se dispuso a irse.

La tomé del brazo deteniéndola —pero mientras entrenemos puedo intentar ser menos prepotente— Musa alzó una ceja al oírme decir aquellas palabras.

—¿Sabes el significado de la palabra prepotente? Porque creo que te resultará muy difícil no alardear todo el rato de tus múltiples cualidades como especialista.

Su tono de voz era seco y pasivo-agresivo, seguía molesta por haber perdido aquel pequeño enfrentamiento. Esta chica tendría que aprender a no vivir con tanto rencor, quizás un canuto no le vendría mal para relajarse.

—Lo tomas o lo dejas. Estoy dispuesto a ayudarte, pero eso es decisión tuya Musa. Cuando sepas lo que quieres hacer, búscame, pero mi oferta es de tiempo limitado— respondi de la manera más afable que pude, me encogí de hombros y me retiré del lugar dejándola sola.

Quería investigar los Quemados, con o sin la ayuda de Musa, sería fácil sacarle cualquier tipo de información a Stella. Pero no puedo dar más mi brazo a torcer, no puede pretender que cambie mi personalidad simplemente porque su orgullo no acepte una derrota contra un especialista que lleva tiempo entrenándose cuando ella empezó hace una hora a entrenar. No es por alardear de mis grandes cualidades, pero las tengo.
Además, me pidió que no fuese blando con ella. No hay quien la entienda, pero yo ya vivo demasiado estresado por mis problemas como para que venga ella con sus movidas, si quiere mi ayuda bien y si no pues nada. Debería dejar de cabrearme solo por esta tontería.