El trabajo era lo de siempre. Llegar al hotel, cambiarse con el uniforme, activar el turno con su credencial y atender a los huéspedes.
Para Taehyung, ser botonero no era tan malo. Igual, no estaría trabajando para siempre ahí.
"Lleva una vida llevadera y sin preocupaciones, Taehyung. Ejerce la disciplina y llegarás muy lejos. Mi hijo deberá y será un gran hombre".
No sabía cuándo esas palabras tomarían tanto peso antes, pero maldecía que fuera ahora. Ahora que alguien había atado su cuerpo a la lujuría.
Él no podía ser un gran hombre como su padre deseaba, si estaba ahí, recibiendo no el último beso más desesperado dentro del ascensor donde trabajaba, con un hombre mayor que él.
Sentía su cuerpo desfallecer cada que ese hombre tomaba su alma a través de sus labios y su vida con cada centímetro que la mano áspera de su amante tocaba de su cuerpo.
Ya no había vuelta atrás para un enamoramiento. Él ya había caído.
—¿Llegarás a la misma hora?—preguntó, planchando levemente el traje negro del contrario.
—A la misma hora—confirmó —, ¿Por qué? ¿Vendrás?—Aquella voz estaba ronca, sus palabras sonando como un anhelo para Taehyung.
—Puede ser.
—Si vienes, avísame. Te haré mío—Hizo una pausa y tomó la nuca del menor para atraerlo. Lo dejó a escasos centímetros de sus labios, continuando: —. Sabes lo loco que me vuelvo cuando me dejas con días de abstinencia—masculló cerca de sus labios y apuró a dejar una de sus manos en su pequeña cintura, deslizándola atrás, bajando lentamente y terminando por apretar una de sus nalgas, haciendo jadear un poco a Taehyung—, debes preparar eso que me hace adicto, ¿está bien?
Antes de que el ascensor parara en el último piso, lo besó gozosamente, jalando al terminar el labio inferior del menor.
—Te veré después.
Fue lo último que dijo Taehyung, hipnotizado. Aquel pelinegro se habia ido, y su trabajo debía continuar.
Miró su rostro lúcidamente a través de las puertas del ascensor, sus labios estaban un poco hinchados y algunos de sus cabellos estaban fuera de lugar.
«Tonto», se dijo, mientras acomodaba lo que podía.
Habia pasado por lo menos seis meses desde que conoció a Jungkook en ese mismo hotel.
Aquel hombre se habia acercado a él con la excusa de que se habia perdido y necesitaba llegar pronto a su habitación. Excusa, por que Taehyung ya habia visto a ese hombre un dia anterior ingresando fácilmente a las instalaciones del hotel. Pero aun asi, ignorando la especie de burla que intentaban hacer con él, lo ayudó a llegar sin reclamar nada.
—Si necesita algo más puede llamar a recepción—ofreció antes de irse, pero aquel hombre se había interpuesto en la dirección por la que se iba —¿Sucede algo?—inquirió, poniendo cara de confusión.
El pelinegro sonrió coquetamente. —Sé que sabes que mentí. No me perdí—confesó para retener al menor. Este le miró atento, justo como quería —. En realidad quería tenerte así—Dió un paso más adelante —. Más cerca.
Taehyung lo miró a los ojos, de pronto sintiéndose un poco ofuscado. —¿A qué quiere llegar? Le advierto que no temeré por acusarlo con el gerente. —Ignoró la sensación de nerviosísmo para decir, rogando a sus adentros que no fuera a pasar algo más.
—¿En verdad lo harías?—preguntó como si fuera un reto y se acercó un poco más, sonriendo cuando el menor se veía tan perdido viendo a su persona. —No lo creo.
¿Por qué los pies de Taehyung no se movían? Estaba en una situación humillante y sus malditos pies no hacían nada por moverse. —¿Por qué está tan seguro, señor?
—Porque en este momento en el que puedes empujarme no lo haces y además... tu mirada está tan perdida viéndome a mi. ¿Tienes miedo acaso?—Sus palabras sonaban tan seguras, al igual que sus movimientos. Taehyung ni siquiera notó cuando el pelinegro tomó uno de sus mechones de cabello y lo acomodó detrás de su oreja. —Tan sumiso. —dijo bajamente en un tono lascivo.
—Lo escuché —repentinamente su cuerpo reaccionó y retrocedió unos pasos —. Si su pasatiempo es acosar a muchachos de mi edad, se metió con el muchacho equivocado —Aquel pelinegro solo alargó su sonrisa —. Lo digo enserio. Si no quiere que lo acuse con el gerente, enton-
—Mi nombre es Jungkook —calló al menor y observó su silencio obediente —. Te necesito aquí una vez termine tu turno de trabajo.
—¿Disculpe? —Taehyung contestó molesto, ¿qué le pasaba a ese hombre? ¿Era una broma? —Usted no es mi patrón.
Sin previo aviso, Jungkook tomó la cara del menor y la estampó con la de él, para devorar aquellos labios a los que ya les tenia tantas ganas. Taehyung intentó zafarse del agarre, pero fue inútil porque su interior cosquilleaba y sus manos se volvieron torpes. Todo su cuerpo se volvió inútil, pero parecía que sus labios no, porque dejó que el mayor los moldeara como quisiera y él solo se adaptó a las formas que le daba.
El pelinegro se apartó, satisfecho —Bien, ahora soy el dueño de tus futuros besos, ahora sí puedes obedecerme—dijo, se dió la vuelta y se dirigió a la entrada de su habitación para abrirla —. Cuando llegues, tócame la puerta. Te abriré. —Y entonces entró a su habitación y cerró la puerta.
Taehyung había quedado perplejo y solo el sonido de la manija lo hizo despertar, al igual que su orgullo quebrado palpitandole. ¿Por qué cuando intentaba ser valiente todo le salía mal?
Esa noche no se reconoció por completo y se convirtió en un verdadero tonto cuando sus pies estaban en frente de la habitación de Jungkook y sus manos tocaron aquella puerta.
Habia firmado algún tipo de contrato silencioso a mitad de la noche sin saberlo.
Cuando ingresó dentro, sus labios se volvieron a encontrar con los del mayor, dejándose hacer nuevamente. Después de eso, entre palabras tontas fue contestando a preguntas que le hacía el mayor, llevando una leve charla, acompañado de alcohol y una cena. Se sintió un poco incómodo, pero todo esa incomodidad se iba cuando Jungkook sonreía, aliviando la sensación.
Y así, preso a la mirada y sonrisa de Jungkook, esa misma noche le robaron la inocencia. Su cuerpo fue tocado hasta el último rincón y él no hizo nada por evitarlo.
Jungkook había hecho de él un desastre en tan solo un día y en la actualidad aún seguía sosegado.
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El ascensor
Short StoryTaehyung, un chico universitario, trabaja de botonero en un hotel, que por causa del destino conoce a Jungkook, un vicepresidente de una cadena hotelera. Jungkook llegó a la vida de Taehyung para desmarañarlo. Taehyung llegó a la vida de Jungkook...