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Taehyung había tocado la puerta. Esa noche decidió usar medias blancas y una bonita tanga aperlada del mismo color. Para no sufrir de frío ahí abajo, solo agregó un short. Lo ocultaba todo con un abrigo café y nada más que eso. Tenía uno largo por suerte. Para disimular las medias, se puso unas botas.

No se preocupaba por no llevar tanta ropa, al fin y al cabo, cada vez que se amanecía con Jungkook, despertaba sin ella y con la ropa del pelinegro puesta.

—Compré roles de canela. —dijo tímidamente cuando el pelinegro le dejó pasar.

Dejó el paquete de roles en la barra y se dirigió al mayor para poder besarlo. Lo había extrañado.

—Me estaba volviendo loco cada noche que no estabas aquí. —dijo Jungkook.

—Siempre dices eso cuando te dejo sin tocarme. Eres un total pervertido. —Taehyung le acusó.

—Pervertido o no, yo te agrado. Te gusta cuando te vuelvo mío. —aseguró, tomando de la cintura del menor por detrás.

Jungkook un día lo iba a matar, no sabía qué le hacía sentir a su cuerpo y a su corazón cuando actuaba de esa manera. —Hace un segundo estábamos hablando de ti, no me voltees las cosas.

—¿Por qué te gusta ponerte serio de la nada? Me das ternura. —dijo mientras abrazaba a Taehyung por detrás, dirigiéndolo a la mesa.

Había esperado por él y ahora que estaba ahí, lo consentiría un poco. Había cocinado para él.

—Me importa un rabo si doy ternura o no. Solo acepta que eres un pervertido y dejaré esto por la paz. —le respondió, zafándose del agarre y sentándose en una de las sillas.

—Hablándole así a tus mayores. ¿Desde cuándo te volviste rebelde?

Vio al pelinegro dirigirse a la cocina y sacar un refractario rectangular, después a la mesa llegó una botella de vino, copas, platos y utensilios.

—Desde que no dejas descansar a mi trasero. Se llama poner límites.

Jungkook carcajeó.

—Ya, ya. Después me regañas, ahora mejor comamos.

—¿Cocinaste tú?

—Por supuesto.

—Pensé que estabas igual de ocupado que yo —dijo, sirviéndose de la lasaña del refractario. —¿Tu jefe aún no te manda a llamar?

—¿Ya quieres que me vaya, terroncito?

Definitivamente no. Taehyung sintió de pronto un vacío en el estómago. Fingió no tener nada y solo pinchó la lasaña con el tenedor. —Yo no dije eso. —pausó —¿Y de dónde salió ese "terroncito"?

Jungkook sonrió poquito. —No lo sé. Solo salió. ¿Está bueno? —apuntó el pelinegro a la lasaña.

—Sorprendentemente, sí. —aludió.

—¡Oye!

Taehyung rió por lo divertido de aquello, olvidando consigo sus preocupaciones.

No volvieron a hablar, solo se dedicaron a cenar y de vez en cuando sus pies se tocaban por debajo de la mesa.

Una vez terminado todo, Taehyung se encargó de lavar los platos y Jungkook se quedó esperándolo parado en la barra.

—¿No tienes calor con ese abrigo puesto? —preguntó  al ver al menor con eso puesto desde que llegó. No le dejaba ver su hermosa silueta.

Taehyung se congeló unos segundos. Se había olvidado de lo que traía puesto abajo.

—B-Bueno eso es algo que debes descubrir. —contestó tímidamente bajando su cabeza.

El ascensorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora