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Parte uno: Unidad V

Sus dedos afilados tomaron ese papel desde la cenizas con una delicadeza que rallaba lo absurdo. Debía quemar aquel papel con dicho mensaje. Debía hacerlo. Quería hacerlo.

Baekhyun contempló con una tranquilidad envidiable aquella nota amenazante que le traía recuerdos de un pasado bastante cercano y tormentoso. Solo habían pasado un par de años desde que todo ocurrió, dos o tres, no los recordaba bien, no quería hacerlo, ¿para que? La vida continúa y como es de esperarse lo inevitable aparece justo cuando estás por avanzar, y esta mancha que cada uno de ellos lleva consigo estaba lejos de liberarlos.

Muerte a los marcados

Leyó aquella nota una y otra vez. Tenía una escritura antigua y Baekhyun podía leerla a la claridad. Muchas dudas aparecían y con ella la rabia. ¿Acaso esto estaba lejos de terminar? Entonces sus ojos se elevaron para apreciar aquel lugar en donde tantas cosas ocurrieron, aquel lugar donde los siete tantas veces planearon misiones y estrategias, aquel lugar que ahora yacía en cenizas. ¿Quien había sido?¿qué significaba todo esto?¿porque la nota estaba en medio de las cenizas?¿quien o quienes la había dejado ahí?

El Fuerte, su hogar, ya no existía.

— ¿Qué es lo que dice?

Baekhyun con su cara sin rasgos de aparente emoción contemplo los vestigios de aquel incendio para luego inundarse de aquella amiga que tanto lo había acompañado en sus días más oscuros;

La ira.

Pasó la nota a Kai quien seguía envuelto en la intriga mientras él subía a la furgoneta. El menor leyó la nota, miró con tintes de nostalgia aquel lugar que había sido su hogar y fue inevitable no pensar en su pasado, su propio pasado, uno donde el fuego también había acabado con todo y con todos. Guardó en su bolsillo aquella sentencia y camino de nuevo hacia la furgoneta.

— Debemos ir a Kwanga, debemos hablar con Ten. — dijo Baekhyun frente al volante.

Kai contempló por última vez todo y subió a la furgoneta.

— Allá somos hombres muertos.

— ¿Acaso no lo estamos ya? — respondió y el sonido del motor rugió.

(..)


Una foto, deseo al menos tener una foto de él, algo que le recordará su rostro ya que el miedo de olvidar cada detalle del rostro de Taeyong no lo dejaba dormir.

Pero no tenía nada más que un horrible recuerdo.

— Señor. — Yuta apareció en la puerta—. Sus hombres han llegado.

Cerró con fuerza sus ojos mientras recibía la mirada de lástima de Yuta sin darse cuenta.

— Adelante. — ordenó cuando se recompuso.

Cinco hombres entraron detrás del japonés quien ahora era la mano derecha de Ten.

— Los hombres que pidió. Los mejores en su rango y están limpios, como ordenó. Su lealtad es suya.

Ten miró a cada hombre y los examinó.

— ¿Nombres?

Uno a uno los hombres se fueron presentando mientras hacían su respectiva reverencia.

— Qian Kun, señor.

— Dong Si Cheng.

— Xiao Dejun.

— Wong Kunhang.

— Liu Yangyang.

— Pertenecemos a la unidad "V", fuimos creados y entrenados bajo una unidad acéfala. Solo somos soldados pero desde su ascenso como líder hemos declarado ser partidarios de Kwanga y su legado señor Leechaiyapornkul. — habló Kun, quien parecía ser el líder de esa pequeña unidad.

Los Siete (La batalla sigue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora