capítulo 2: stranger

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Había recibido la ubicación de Oliver, mis padres habían regresado a sus trabajos. Tenia la tarde libre para ir a casa de Oliver y entregarle su cajetilla de cigarrillos.

—Entra, el joven Oliver está en su habitación —una señora un poco grande me había recibido.

—Muchas gracias, ¿cual es la habitación? —pregunté después de ver lo grande que era el interior de la casa.

Al subir, la señora se había marchado, me había dado instrucciones para llegar a la habitación de Oliver.

La puerta estaba entreabierta —Oliver, soy Marco, he traído tus cigarrillos.

—Puedes pasar, no quiero ir por ellos.

Al entrar a su habitación, era algo simple; tenia una mesa de noche y un escritorio con figuras de alguna serie japonesa que no conocía.

El se encontraba acostado en la cama semi-desnudo. Recordé un poco de lo que había sucedido en la noche después de tomar demasiado.

—¿¡Que demonios sucede aquí? —Santiago había entrado al baño.

—Largo de aquí estúpido —Oliver contestó molesto.

—Esta es mi casa bastardo, el que debe marcharse eres tú.

Mi mano aún se encuentraba en el miembro erecto de Oliver.

Una voz me dijo caer en la realidad, Oliver enarcó las cejas después de pronunciar mi nombre por quinta vez.

—Aquí tienes tus cigarrillos —los deje en la mesa a un costado de su cama.

—Gracias, creo que de alguna manera puedo recompensar tu buena acción.

—No es necesario.

—Acércate —su voz ronca, hizo que mi corazón se latiera rápido.

—Tengo que irme.

—Acércate te he dicho —ordenó.

Al llegar hacia el, podía notar la erección que se marcaba en sus boxers rojos, quería sentirlo dentro de mi.

—¿Quieres sentirla dentro de ti? —preguntó.

—No lo se —respondí. Estaba claro que quería sentirlo dentro de mi.

No hemos entablado una conversación pero ya he sentido su miembro en mi, no del todo como quiero.

—Quiero que me hagas el mismo oral que el idiota de Santiago interrumpió.

—¿Eres gay? —pregunté.

—No —respondió. —Pero puedo follarte duro y llevarte al orgasmo como me llevaste a mi.

—No quiero arruinar tu relación, mejor me iré.

Me di la vuelta para salir de la habitación, una parte de mi quería ir y estar con él y perder mi virginidad con aquel ser hermoso y de un abdomen marcado.

—No iras a ningún lado —Oliver me había sujetado por las caderas y me llevo hacia el dejando caer mi trasero en su miembro.

—Creo que no sería correcto hacer esto, tienes novia y no quiero ser la razón por la cual terminen.

—¿Puedes sentir lo duro que estoy? —preguntó.

—Si —respondí.

—¿Quieres sentirlo dentro de ti?

—Soy Virgen, y aún no estoy listo para esto.

Su aroma me volvía loco, tenía algo en especial que hacía que mis instintos querían besarlo pero existía una posibilidad que me rompiera la cara.

Desconocidos y amigos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora