1:30 am

19 1 0
                                    

Habían pasado apenas 30 minutos de aquel episodio del baño, pero Emma no era consciente del tiempo. Apenas recordaba que hacia allí, a lo que le temía, que había pasado. Siquiera recordaba quien era. Caminaba apoyada en las paredes, llevada por la multitud hasta la pista de baile.
El sonido de la musica estaba aun mas alto que antes, se podían sentir las vibraciones en el piso. La casa estaba oscura, las luces parpadeaban, cegaban y narraban. Mas aun si habías tomado alcohol, y no estabas acostumbrado a ello. De fondo se podía oír Animals de Martín Garrix. La gente saltaba y hacia saltar a Emma que se reia como una loca, como nunca antes lo hubiera hecho entre tanta gente. No sabía aun lo que hacia. Y entre tanta gente había dejado de sentirse sola, por lo que se había olvidado de buscar a Melany. Estaba sumida en su mente, una mente en blanco, y ebria, muy ebria.
Melany corría hacia el interior de la casa, su expresión había cambiado de la de hace unos segundos. América aun no contestaba el teléfono, y no sabia nada de Emma. Estaba completamente desesperada. No sabia por donde empezar, porque preocuparse primero.
Al entrar a la casa Melany se percata de la extraña situación. Emma bailaba entre un grupo de jóvenes alcoholizados y desenfrenados una musica electrónica que a ella mo le gustaba. No le pareció que la estuviera pasando tan mal. Por eso se había decidido a buscar a América en primero, sentía un mal presentimiento.

ARRIBA

_América, si no dejas de llorar te voy a pegar_ Will la miraba, con un dedo amenazante, pero a ella ya nada le causaba.
_Dejame en paz _dijo entre sollozos_ no lo vas a entender, quiero estar un rato sola.
Y supongo que no se dio cuenta en ese momento de que había sido algo egoísta. Había dejado solo a su amigo que Estaba reconstruyendo su corazón pesado por pedaso, simplemente porque ella había sido una estúpida. Luego se arrepentiría.
_Esta bien_ dijo dando un paso a tras_ yo no me voy a quedar tirado en el piso como tu, me voy a buscar unas cervezas. La musica esta buena y la noche es joven América.
Pero para cuando ella había reaccionado, Will ya estaba lo suficientemente lejos como para que la musica tapara su mas potente grito. Le pareció inútil retenerlo, y se quedo allí, en el piso, en posición fetal, dejando por primera vez que la vida la pisoteara.
Will bajaba a toda velocidad. Los escalones no le eran una dificultad para el, porque América no lo había dejado embriagarse hasta esa hora de la noche. En lo unico que pensaba era en tomar algo fuerte, y unirse a la musica. Distraerse. Curar el mal de amores con una noche que seguro olvidaría. O eso creía.
Fue hasta la mesa como pudo. Las luces estaban muy tenues y no podía ver nada. Se sirvió vodka, pero luego del primer trago, decidió que esta noche mejor quería una buena cerveza. Veía como todos saltaban, transpiraban, sin importarles nada, ni nadie. Y él solo esperaba estar pronto lo suficientemente borracho como para poder unirse a ese grupo.
Era guapo, llevaba unos chupins negros muy ajustados para como es el, y una remera del mismo color con inscripciones en algún idioma que desconocía por completo. Se había peinado esa noche pero luego de luchar horas contra el carácter de América se había despeinado por completo. Tenia una personalidad única, rebelde, que ocultaba mil misterios que nunca habían sido revelados, ni a la única persona que la había considerado el amor de su vida, ni a América. Lo único que quería era olvidarse de todo, emborracharse y sentir que nada importaba esa noche. Pero quisa no iba a lograrlo. El alcohol era poco, y ya se lo había acabado el grupo que saltaba como desenfrenados. No podía fumar adentro, pero tampoco quería salir. No quería ir a ver a América porque lo hacia sentirse mal. Simplemente quería desaparecer pero aparentaba una completa seguridad envidiable. Esbozaba una sonrisa torcida y tenia la cerveza en la mano, con los codos apollados en la mesa. Era imposible no resaltar entre la multitud. Su pelo se camuflaba en la oscuridad pero sus ojos brillaban como loa reflectores que mareaban a los mas ebrios.
Cerro los ojos y dejó que unas cuantas cervezas hagan lo suyo.

EN EL BAÑO

Jace hubiera jurado ya haber visto a esa chica, pero aun así su belleza lo había fascinado. Lo cual le producía nasueas y un profundo terror. La ultima vez que había sentido ese impacto era por Amansa, y así le había salido. Termino encerrado en el baño de la fiesta del colegio al que mas aborrecía.
No sabia que hacer, golpeaba las paredes, el espejo, gritaba cada vez que alguien quería pasar al baño. Nunca se había comportado así. Le daba asco pensar en que estaría haciendo Amanda para esas horas. Y solo intentaba convencerse de que dormía y nada mas. Pero el bien sabia que no era así. Porque Amanda no era como el creía y lo sabia. Y la odiaba por eso, pero no podía dejar de amarla y comprenderla cada vez que ella pedía perdón. Así la había perdonado por años, sufriendo acosos y desprecios. Le dolía el pecho. Explotaba de la rabia. Se estaba preparando para hacer lo impensado. Escapar de esa estúpida fiesta en la cual no quería estar e irrumpir en la habitación de Amanda, ebrio por completo y abstenerse a las consecuencias de lo que vería y haría. Tenia una mano apollada en el picaporte t la otra sobre la cabeza que no dejaba de darle vueltas una y otra vez. Por el alcohol la bronca, la impotencia, la frialdad y las imágenes que iban y venían. Cuantas veces había visto a Amanda acostada con miles de hombres que no eran el. Todos diferentes, no lograba saber el nombre de uno que ya había otro nuevo. Y eso lo lastimaba, pero aun así la cubría.
El sexo estaba prohibido en el internado, y si no fuece por el, ella ta no estaría ahí. La cubría una y otra vez. Se metía en problemas por su culpa, pero nada le importaba si persona, sino su amor por ella.
Amanda era hermosamente rubia, de ojos claros. Iba siempre bien vestida, con vestidos por encima de las rodillas y camperas de jean de marca. Siempre llevaba hechos unos bucles que no eran naturales. Tenia un cuerpo hermoso t el la deseaba, y mucho.
Pero no podía imaginar ni una vez mas su cuerpo desnduo sin el, rozando con la piel de otra persona, a veces de dos. Estaba cansado de fingir, y de que ella sea lo que no es. Pensaba sacar todo a la luz depende de lo que viera esta noche. Y sabía que cuando estuviera sobrio se iba a arrepentir, pero en ese momento no le importo. Aparto su mano de su cara, suspiro con fuerzas y salio a toda prisa de ese baño.
Al salir, ebrio, y enceguecido de bronca, choca con Melany, sin saberlo y cae al piso. No sabia ni que había pasado. Sentía un gran dolor en su brazo izquerido pero no le hizo caso. Melany se dio vuelta para ver que aun estuviera consiente y se alejo con la misma prisa de antes. Jace había vuelto a cerrar los ojos, resignado, y abatido. No quería sentir mas. Pero aun lo hacia.

MISMA CASA, EN EN CENTRO DE LA PISTA

Aun no entiendo porque rio tanto, aun no se porque es que salto, pero es divertido. No entiendo como llegue hasta aquí, pero ahora no hay salida. La musica no es tan mala y después de todo dudo que en la mesa allá mas alcohol. Buscaba algo pero no lo recuerdo. Ya no puedo ni pensar, ni hacer nada. La multitud me lleva, me hace saltar. Simplemente y por primera vez me voy a dejar llevar.
Despuea de todo no resulto tan mal. El alcohol me dio la valentía que quería, ya no me interesa quien me vea, ni ser yo todo el tiempo. A veces hay que dejarse llevar, y crearse una reputación para sobrevivir.
Un grupo de chicos me estaba mirando, y sentí como me ruborizaba poco a poco. Nunca había tenido tanta vergüenza, excepto cuando me atragante en la mesa. Sin dudas es una noche de primeras experiencias. Siento los comentarios que se hacen, como corren los chusmerios pero deduje que es temprano, aun no se dice nada interesante. Que fulano va vestido así, que una se intento acostar con el novio de mo se quien, que aquel de la otra vuelta ya había roto un vidrio y estaba ebrio. Supongo que lo típico en una fiesta donde hay alcohol y la gente suele embriagarse para pasar un buen rato sin miedo, como yo.
Estaba ahí, haciendo pretencia, no quería formar parte del chusmerio, no quería ser el punto de atención, pero en mi estado de inconsciencia sentía que estaba haciendo todo lo contrario. Desde que estoy en la pista, aun no baje los brazos, ni deje de gritar. Creo que mañana un te no me va a venir mal, pero justo en este momento necesitaría una cerveza fría, pero la mesa es una mete, que dudo lograr. Mi problema aun radica en como caminar ebria. Una de mis tantas primeras experiencieas, como compratir un baño con un hombre, o el simple hecho de haber tomado, y de mas.
No sabia quien era el chico del baño ni me importaba, lo que si sabia es que no era ese chico. Con ese si que no quería toparme, pero no estaba como para pensar en eso. Allí, aunque intentaras pensar gritando no podías oírte. La musica cambiaba y pasaban las canciones pero yo las sentía a todas iguales. Y cada vez mas fuertes. Llego un momento en el que mi estado y el de mis oidos no nos permitieron escuchar mas lo que hablaban los demas y por instinto empecé a cantar. Otra primera experiencia, cantar en publico.
Si hubiera estado en mis cabales, me hubiera dejado miles de notas mentales, pero sinceramente no podía hacerlo.
"Que todo fluya, y que nada influya"... La noche va a ser larga y recién comienza.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 09, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No revoluciones mi pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora