4 de marzo

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La mañana del 29 de febrero de este extraño año bisiesto,fue, particular. El humo se filtro por mis fosas nasales y llegó hasta mis pulmones al instante, por lo que me desperté con un cálido ahogó. Lo cual fue empeorando con el transcurso de los días porque soy asmática. Y para un asmático no es nada fácil despertar cada mañana entre humo de cigarrillos, creanme. Y mucho, en realidad, muchisimo menos si tenés una compañera fumadora. América fumaba por lo menos un atado al día, de Mallboro light, que les cambiaba a los "hombres de negro"_ así les decía a la banda de jóvenes que nos encontramos el otro día en lis pasillos_ por dinero, comida o alcohol.

Así transcurrieron los días. Entre ataques de asma, libros y llamadas a mis padres. Había terminado dos libros en estos días, y había llamado a mis padres, por lo menos, 20 veces. Y en cuento a América, digamos que la he visto demasiado poco para ser mi " compañera" de cuarto. En realidad pareciera hombre, porque se las pasa en sus habitaciones, y ya me esta poniendo nerviosa. Siento que la cubro y que cubrirla me va a traer problemas, que es lo que menos necesito. Por lo menos antes de comenzar las clases.

Hoy comencé un libro nuevo, de historia española, que me habían regalado mis abuelos luego de su exitoso viaje a Madrid al que yo no pude ir por estar enferma. Pero ellos suponieron que mi consuelo seria leer un aburrido libro de 675 paginas sobre historia. Raro consuelo, pero fue un lindo gesto, después de todo había lindas imágenes y me habían prometido volver conmigo cuando terminara mis estudios. Comencé y cuando llegue a las capitulo 3, historia contemporánea, lo abandone. Me dieron ganas de tomar aire, extrañaba mis paseos solitarios por el campo, como lo hacia en casa, así que decidí dar uno. Estaba en pijama, por lo que tuve que cambiarme. Sería extraño caminar por un colegio lleno de adolescentes juzgadores de personas en pijamas. Jamas seria aceptada. Tampoco es que me interesara, por las dudas, por si todos eran como América.

Fui hasta mi armario. Mis cosas, que yo había arreglado días antes, estaban por todas partes y mezcladas con las de América. Me costo un triunfo lograr encontrar algo mio. Cuanto mas revolvía mas tangas rojas, polleras tubo, Mini shorts y remeras cortas, muy cortas, sacaba. Por fin logre encontrar lo que quería. Un hermosos vestido crema de una hermosa tela, mi abuela siempre me repetía su nombre pero lo olvide. Me lo puse junto con una campera marrón, había viento, y con unas zapatillas converse sucias y blancas que tenia de hace años. Me ate en pelo en una "cola y largo", tome mi cartera, con el libro de historia española, mi paff, y algo de dinero y me fui.

Cuando cerré la puerta vi que América se había olvidado sus llaves y si yo cerraba ella no podría entrar. Se había acostumbrado a que nunca salia y que siempre que llegara_ sea la hora que sea_ yo estaba ahí. Hoy no la había visto llegar, ni irse, pero deducía que estaba en el cuarto de alguno de los " hombres de negro", en la habitación 52, si mal no recuerdo. No podía dejar la puerta abierta asi que fui a buscarla antes de mi paseo por el campus.

Mientras caminaba hacia las habitaciones azules de los hombres fui calculando cuantos minutos tardaba hasta llegar. En el camino me saludaron quienes ahora debía tomar como enemigos, Jace y su amiga, Amanda. Aun no puedo creer que América odie a esos dos, son adorables y muy atentos. Ocho minutos. Eso tarde desde mi habitación hasta la puerta de la habitación 52. Toque tres veces y nadie contestó. Quisa no estaban. Volvi a insistir, de lo contrario tendría que suspender mi paseo y no quiera eso, necesitaba aire. Seguían sin atender, pero de adentro provenían ruidos extraños, y vi que la puerta estaba abiertats. Por primera vez en mi vida entre s una habitación ajena y sin permiso de nadie, y no fue una buena primera vez. Cuando entre la vi a América teniendo sexo con uno de los "hombres de negro".

_ Perdón, perdón.. Yo.. ¡No sabía!_ me tape de inmediato los ojos, y le agite las llaves a América para que las viera_ Me voy a dar un paseo y no se si tu vuelves primero así que pase a darte tus llaves, te las dejo aquí en el piso.

No revoluciones mi pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora