2

16 1 0
                                    

-Hush-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Hush-

(Últimamente 

Te he estado observando por un tiempo)


Hyunjin

Han pasado unas semanas desde la charla con el pesado de Minho, no me quedó otra que aceptar su patética propuesta. No estaba dispuesto a perder otra vez a mi culto, ya lo perdí cuando tenía 10 años, tuve que escapar con mi hermana de apenas 5.
Sin embargo, esta humana no parece ser tan terriblemente irritante, no como otras las cuales solo sabían tirarse pedos y ver la tele mientras comían golosinas, cosa que era demasiado aburrido para mí.
-¿Has descubierto algo?- estaba en la habitación de Minho, la cual olía a todo menos a algo sano. 

-Solo sé que su novio es un capullo pesando y que ella parece una no-muerta.-

-¿A qué te refieres con una no-muerta?- ¿Este tío es tonto o se lo hace? Una no- muerta es una especie de humano consumido por su propia pena y dolor, algunos acaban suicidándose y otro consiguen escapar de su propia amargura. -¿Quieres decir que Lana es una no-muerta?-
-Solo son cosas mías, ni caso- y si más me fui de allí, este hombre todo lo que tenía de guapo y sexy lo tenía de terco y cotilla. -Hyunjin, no te guardes información, no quiero ponerte un castigo- que le follen.




Caminaba por las calles rebosantes de humanos, los olores de sudor, sangre, amargura y mierda de bebé, me dejó más asqueado de lo que ya hacía el sol penetrante en mis ojos y mi pálida piel.
Hasta que la vi a ella, tenía el pelo sucio, pero lo tapaba con un gorro de lana, ¿curioso no? Bueno, la observaba atentamente, parecía sin vida, no podía descifrar nada y esto me estaba siendo realmente costoso.
Me asusté cuando la vi venir hacia mí, su olor era insoportable para mí, olía tan bien que me hubiera encantado arrancarle la garganta de un mordisco. -Me he sentido amenazada por tu mirada y he venido, que quieres de mí, ¿Matarme? ¿Violarme? ¿Venderme?- sonreí por lo loca que parecía estar. -Me gusta tu color de pelo, rojo, sangre...- gracias Minho, por una vez en tu vida me pones a una humano con sentido del humor.
-No te quiero violar ni vender, pero matarte no suena nada mal...- Mi punto fuerte es que soy divertido o eso dicen mis "amigos" su cara no era de susto más bien de gusto, lo entiendo soy realmente hermoso. -Bueno señor pelo sangre, debería irme porque tengo que trabajar en mi oficina.- Bingo! Trabaja en una oficina, otra cosa para la lista. -De acuerdo señora pelo sucio- eso pareció no hacerle gracia, pero hay que decir que a mí, sí.
-Será imbécil- escuché que murmuraba detrás de mí.




Minho: 

Limpiaba mi habitación con rigurosidad, el olor a sexo mezclado con el de la sangre no era problema, pero al parecer a los habitantes de esta casa no le gustaba que el penetrante olor traspasara sus paredes. A veces era cansado follar con humanos en los sueños hasta matarlos y como soy un hombre abierto de mente y de piernas, invite a unas cuantas hadas del infierno para que me hicieran compañía en mis travesuras y con unas cuantas quiero decir unas cuatro o cinco no me acuerdo muy bien.-Puedo entrar- el olor a demonio me inundó mis cinco sentidos. -Oh, hola Niki no te esperaba tan pronto aquí--Hyunjin me llamo, dice que las cosas se están poniendo chungas, por culpa de la mocosa de Chaeryeong.--Todos hemos sido tontos adolescentes.--Sí, pero creo que se merece un castigo, no quiero malcriadas en el culto.- Habla como si fuera el mayor aquí, pero tiene la misma edad que mi bichito. -Niki, tú no me vas a dar órdenes y si tengo que poner algún castigo de eso ya me encargo yo, entendido.- Seguí con mi limpieza profunda y después de ello me acosté en mi cama, ser el líder de este culto de insensatos e inmaduros es complicado.Cuando estaba a punto de caer en un largo de sueño, cuando la puerta se abrió dejando ver a la pelirroja con los ojos llorosos y sus belfos temblando formando un puchero, era tan hermosa que no podía dejarla ahí e ignorarla. -Mi..Minho, ¿puedes hablar un momento?- sin más dilación me levanté de la cama y cerré la puerta haciendo un ademán para saludarla. 

-Claro que sí, hermosa- la agarre de los hombros y la lleve hasta la cama para sentarla en ella, muy obediente de su parte, lo hizo sin quejas, como a mí me gustaba. 

-Por qué lloras, bichito- ella sonrió por el mote puesto, pero su rostro cansado y triste no desapareció.

-Es Niki, vino a mi habitación y me dijo que no debería estar aquí, que era un monstruo- la rabia se apoderó de mí por un momento, pero no podía dejarla ahora sola aquí, si una cosa aprendí de las mujeres es que no hay que dejarlas solas cuando están tristes. -Todos somos unos monstruos, preciosa- sentí como su cuerpo se acercaba al mío poco a poco, su fría piel chocó con la mía, sus brazos rodearon mi torso dejándome anonadado. 

Después de recuperar la conciencia la vi ahí en mi pecho dormida. Con cuidado la deje en mi cama y me fui de allí, no quería compadecerme de ella, pero tenía algo pendiente, el castigo de Niki.


Una semana después


Lana:

El trabajo es agotador, pero me mantiene fuera de mi casa y lejos de mi empalagosa familia. Ahora estábamos entrevistando a los sospechosos por el asesinato del pequeño niño llamado Sunno. Se me hacía realmente cansado hablar con todos ellos. -Lana, siento decirte esto, pero quedan seis más por preguntar, puedes irte a casa, te has pasado todo el día, aquí mitad de ayer, descansa.- Y aunque me encantara la idea de descansar, sabía que no podría hacerlo por culpa de mi espantoso comprometido. -Gracias, pero me quedaré aquí lo que queda de día.- fui a la lista de sospechosos y como bien me dijo Changbin quedaban seis. -Qué asco--¿Qué da tanto asco? Pelo sucio- ya me jodería. Me giré sobre mi propio eje y mire a los ojos al pelirrojo que se encontraba en frente mío. 

-¿Qué haces aquí si se puede saber?- me aterraba un poco su mirada y aunque no era de susto fácil tuve que admitir que pegue un bote cuando lo escuché. -Venía a por mi amigo, lo acusan de algo que claramente él no hizo.-

-Sospechoso- hizo el ademán de contestar, pero no lo deje, porque yo ya me había largado de allí.




Acid PieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora