ᴀᴜᴛɪꜱᴍᴏ || Adaptación MiChaeng➶ G!P

01 || Viaje || Segunda Temporada

Chaeyoung estaba sentada sobre su cama mirando fijamente a Momo, la última mencionada estaba a un lado, guardando sus últimas cosas dentro de su maleta, por fin ambas se habían graduado de Medicina e Ingeniería y ya podían regresar a Corea para estar con su familia, los cuales las esperaban allí. Chaeyoung tomó el pequeño peluche de tigre, no sabía cómo aún sobrevivía a los cinco años que estuvo en Boston, ella lo cuidaba con cariño, siempre pensaba en Mina y lo que probablemente hacía en Corea, sabía que en ese momento ya tendría unos 21 años mientras que ella 23 años.

Chaeyoung tomó su maleta y salió de su habitación acompañada de Momo, se habían asegurado completamente de no dejar nada en su habitación, no querían regresar después para recoger, aunque de todas formas, ya tenía el peluche y eso era lo único que necesitaba. Llegaron al aeropuerto en un taxi, estuvieron sentadas mucho tiempo en la cafetería, comiendo un poco y esperando el momento en que su vuelo saliera; Habían llegado en un tiempo adecuado así que no tenían que ir apuradas para no perder el avión.

No hubieron tantos cambios tantos cambios en ella, solo que por fin pudo dejar de teñirse de rubia, su cabello natural era como el de Mina, pero por su apuesta tuvo que durar un año pintando su cabello para poder cumplir, pero el rosado le atraía demasiado. No había hecho tanto en Boston, solo había ido a visitar las calles con Momo y estudiar, estudiar y completamente estudiar, ninguna de ellas estaba socializando tanto, ambas sabían que habían ido allí para estudiar, hablaban a veces con sus amigas por videollamada intentando contarse todo lo que hacían, sus amigas, al igual que ellas, también se habían logrado graduar de sus propias carreras profesionales.

Pasaron luego de varios minutos, ambas se sentaron en sus asientos respectivos aunque tuvo que pelear con Momo para ver quién se iba a sentar junto a la ventana, al final terminó por ganar y sentarse allí, tenía su mochila bien guardada lo único que tenía afuera era su peluche, el cual iba a hacerle compañía hasta el final del vuelo y muchos años más. Había cuidado ese peluche como si fuera un precioso diamante. No supo en qué momento se quedó dormida, sólo supo que cuando despertó, sólo faltaban 20 minutos para aterrizar en Corea del sur. Soltó un suspiro pesado, moviendo el brazo de su mejor amiga para que ella también despertara.

-¿Ya llegamos...?- Murmuró Momo, frotando sus ojos con sus manos, estaba cansada y sin saber en dónde estaban.

-Aún no, pero muy pronto.- No la miraba, solo miraba por la ventana cómo el avión bajaba lentamente hacia el aeropuerto, viendo el paisaje de Corea.- Mira que bonito se ve, Momo.-

-Lo hubiera visto mejor si yo estuviera en la ventana.- Rodó los ojos, mirando la ventana con una sonrisa, el paisaje realmente si era muy lindo y encantador, viendo cómo el avión aterrizaba.

El avión aterrizó, a los pocos minutos ambas ya estaban fuera del aeropuerto tomando un taxi para ir a sus respectivas casas. Chaeyoung llegó a su casa, saludando alegremente a sus padres con un abrazo, hace tanto tiempo que no los veía. No se iba a quedar en su casa, claramente se iba a comprar un pequeño departamento para vivir sola, estaba graduada con honores así que debía empezar a buscar un buen lugar para vivir y un trabajo estable para poder mantenerse por si sola. Dejó todas las cosas en su cuarto, dándose una rápida ducha y arreglándose, iría a encontrarse con sus amigas y no iba a faltar.

Tomó las llaves de su carro, bajando las escaleras con una sonrisa, se colocó su cubrebocas para salir de su casa. Se había acostumbrado a usarlo en Boston, por algún motivo lo usaban de manera frecuente allí, así que se acostumbró a usarlo, de todas formas usar cubrebocas en Corea no era extraño en lo más mínimo. Entró a su carro sonriendo, hace tanto tiempo que no conducía que temía haberse olvidado, lo encendió empezando a conducir hasta el centro comercial, puso música sonriendo con tranquilidad viendo cómo las calles de Corea no habían cambiado tanto, todo se veía tranquilo y bonito.