𝚌𝚊𝚖𝚋𝚒𝚘𝚜

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Si había algo que pusiera nervioso a Christopher más que enfrentarse a sus padres, era ver al omega de ojos miel. Minho siempre había sido algo complejo para él, como los puzles de mil piezas o la teoría de números que su profesor intentó enseñarle. El omega era para él como un rompecabezas, uno que no importaba cuantas horas pasara intentando descifrar no conseguía resolver y aunque incontables fracasos tuviera nunca conseguía rendirse.

Christopher conoció a Minho semanas después de que este se mudara al vecindario, el menor acompañaba a su mejor amigo por el jardín, ayudándole a recolectar piedras para dios supiera que cosa cuando los vio y Christopher quedó inmóvil cuando el pequeño de ojos miel se paró al lado de Changbin y le miró, saludándole con una pequeña sonrisa que entró a su lista de cosas favoritas saltándose la cola y posicionándose en primer lugar.

A los tres cachorros les costó poco ser amigos y desde entonces el pequeño de los Bang ya no visitaba la casa de los Seo solo para pasar tiempo con su mejor amigo, si no que también pasaba su tiempo con el dulce cachorro de linda sonrisa.

Con los años su relación fue bastante cambiante, al principio simples amigos que pasaban las horas entre risas, con el tiempo esto pasó a ser una amistad de confidencia donde ambos se apoyaban entre ellos y fue ahí donde el mayor empezó a darse cuenta de sus verdaderos sentimientos, pero no los pronunció de forma directa a su amigo. Poco después de su presentación, Christopher tomó la decisión de armarse de valor y lentamente hacer saber al menor de su deseo por cortejarlo si este lo permitía, sin embargo, sus planes se vieron destrozados cuando una mañana cualquiera Minho dejó de contestar sus llamadas, sus saludos o cualquier acto de acercamiento. El menor cambió su cercana amistad por una indiferente relación entre simples conocidos y nunca supo el porqué.

Es por ello que aquella simple tarde, mientras hablaba con el menor de la familia Seo al ser encomendado la tarea de ir en busca de los pasteles favoritos de su madre, el aroma a capuchino y leves peonias frescas que acompañó el sonido de la puerta lo hizo temblar. Minho había roto su rutina de los últimos seis años con un simple asentimiento y una minúscula sonrisa, sin embargo, su corazón latió frenéticamente, su alfa se revolvió emocionado y su mente comenzó a ir a kilómetros por hora.

La casa de los Seo seguía igual año tras año, la única alteración ese día era el olor a galletas cortesía de Félix propagándose por toda la vivienda. Changbin a su izquierda intentaba robar alguna galleta más del plato que había apartado su hermano menor ganándose un pequeño golpe en reprimenda.

-  Changbin, ya deja las galletas, vas a convertirte en una a este ritmo— replicó de forma burlona, la cara de su mejor amigo se le hizo tan cómica como el intento de abalanzarse sobre él.

-  Bang, sigue así y yo te convertiré en una galleta, pero en una hecha migajas— el ceño fruncido del alfa menor le desató una carcajada mientras Félix miraba a ambos negando su cabeza, murmurando algo sobre "alfas infantiles".

-  Cuidado no vayas a comerme a mi tamb-...—un golpe fuerte hizo a los tres saltar en su sitio.

Su alfa gruñó con un sentimiento de protección obligándole a girarse y caminar hacia el salón donde unas voces se hacían cada vez más sonoras, pronto siendo gritos propios de una discusión.

-  Escúchame, solo sería una vez, por favor hyung no puedes seguir encerrándote— la voz notoriamente nerviosa y suplicante de Jisung llegó a sus oídos antes de registrar la escena al completo.

-  No, escúchame tú a mí Han Jisung, no quiero ir a verme con ese tal Seungcheol o como se llame. No lo conozco y no quiero conocerlo, así que basta ya, deberías respetar mi decisión—la voz del segundo omega se había relajado un poco, ninguno había notado la presencia de Chris lo cual jugaba a su ventaja si tenia que intervenir. Seguía sin comprender a que se debía tanto alboroto.

- ¡Solo es una salida, hyung! Tan solo tienes que ser amable con él y tal vez luego me lo agradecerás— vio a Minho girarse lentamente hacia Jisung, su semblante serio le hizo morder su labio inferior. Mierda, sí que daba miedo.

- ¿Amable, dices? ¿Qué más? Quizá debería hablarle dulcemente y sonreírle hasta cuando beba agua— el cambio del aroma del omega mayor se hizo presente tras el asentimiento del menor, volviéndose completamente agrio cuando escucho las palabras que le siguieron.

- Pues quizás deberías— pronunció como si fuese lo más lógico, su lobo gruñó queriendo callarle— no te mataría ser cortés y agradable por una vez, eres tan difícil de tratar que vas a acabar solo.

Los ojos miel se tornaron decepcionados, pequeñas lágrimas acumuladas luchando por no salir y Christopher clavó sus uñas en las palmas de sus manos, sus puños temblaban mientras luchaba por no sacar a Jisung a patadas de allí él mismo. Sus palabras fueron interrumpidas por las propias de Minho.

- Fuera de aquí— la frialdad con la que habló causó un escalofrío en el resto de presentes.

- Minho...hyung...n-no...y-yo no lo decía así, yo solo...— Chris actuó por sí solo, acercándose lentamente para evitar que la discusión fuese a más.

- ¡Vete! — el grito dejó sin aire al contrario y corrió hacia el menor cuando el aroma a flores marchitándose y leche en mal estado consumió la sala y tomándolo del brazo lo llevo a la salida. Por suerte la casa del menor no estaba tan lejos, siendo prácticamente vecinos ambos omegas. Lo acompañó y cuando estuvo este en manos de su madre volvió corriendo lo más que pudo a casa de los Seo, controlado por su alfa que arañaba en su interior en busca de proteger a Minho.

Se sorprendió al entrar y encontrar al omega aún anclado en el mismo lugar donde lo dejó, sus ojos ahora clavados en el suelo. Su alfa lloró dolido cuando se acercó totalmente y pudo ver el estado del menor. Sus mejillas pintadas con lágrimas, algunas secándose, pero siendo reemplazadas por nuevas, como una cascada en plena tormenta, mientras su pequeño cuerpo temblaba.

En momentos como ese se odiaba por no ser un omega comprensivo que supiese que hacer para consolarle, pero no lo era. Aun así, dejó que su instinto lo guiara y aun temiendo que Minho lo apartase o le gritara, lo envolvió en un suave abrazo. El menor rompió a llorar desconsoladamente en sus brazos, aferrándose a su camiseta como un cachorro que teme a la oscuridad y necesita algo que lo mantenga a salvo.

No supo cuanto tiempo estuvieron así, hasta que el aroma del omega volvió a la normalidad estando ahora ambos sentados en el suelo de la sala. Su espalda seguía fría por la baja temperatura de la pared, pero no se atrevía a mover al chico dormido entre sus brazos, su nariz sumergida en su cuello buscando calma.

Sus ojos empezaron a pesar, su alfa en paz pero en guardia, su corazón descontrolado pero feliz, su mente preocupada, temiendo volver a la indiferencia con el menor. Deshaciendo tales pensamientos se permitió caer poco a poco en un sueño ligero, aprisionando a Minho donde estaría a salvo, con dos pares de ojos sobre ellos a la distancia, sin ser percibidos.

espero les guste, pequeña actualización antes de la de mañana <3 (las actualizaciones serán en principio todos los lunes)
me quedo sin canciones en la playlist de esta historia ㅠㅠ

Paeonia ❃ MinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora