♡Capítulo 10♡

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• Japón sería un desconocido amigable a simple vista, quizás si era buena persona pero eso sería cuestión de tiempo. Argentina se quedó a desayunar con aquél extraño, conversando un poco y sintiendo algo de seguridad, ya no se sentía tan ansioso sino más calmado•

– Japón: Creo que es un poco tarde, me tengo que ir a trabajar. Así que otro día podemos seguir continuando nuestra conversación.

– Argentina: Sí, yo también debería irme.

• El joven argentino se digno a ayudar al contrario a lavar los platos, para luego retirarse junto al mayor presenciando en si mismo un poco de cansancio por la noche anterior. Al despedirse, cada uno fue por su lado, Japón iría a la oficina por su trabajo, ya que por más que fuera fin de semana los papeleos no se harían solos, mientras que Argentina fue caminando tranquilamente hacia su casa, pensando en que explicación debía darle a los chicos por haberse ido y no haber respondido a sus mensajes durante la mañana.•

/ En cierta cabaña.

• Mientras que Rusia y Usa solamente se la pasarían discutiendo día y noche, Alemania llegaría al lugar con un plan para que de una vez por todas el dulce y querido argentino no pudiera escaparse de sus manos.•

– Usa: Quizás deberías hacer mejor las cosas, hasta yo puedo hacer mejores nudos que esos, Ja!

– Rusia: Te cortaré la lengua si sigues hablando, escoria.

– Alemania: Con su carácter no lograron retener a Argentina, pero con mi ingenioso plan tengan asegurado que no volverá a salirse de nuestras manos.

• Desde el punto de vista de Alemania:
Solo debía decirle a esos dos inútiles que se pongan de acuerdo en vez de andar a las peleas, debería ser un plan apresurado, ya que quizás no podría llevar a cabo aquél plan que había organizado consigo mismo.
Tiempo después de poder resolver aquél tema con ambos inmaduros, me digne a ir a la casa del argentino y tomarlo por sorpresa cuando menos se lo esperase, pero debía ser precavido, un solo error y la ONU podría llevarme para intentar desviarme del plan. Llegar no costaría nada, conoceríamos la casa de Argentina a la perfección, las puertas de entrada y ventanas pequeñas en su habitación, solo era cuestión de esperar a que llegara, porque supe desde que entré que la casa estaba completamente deshabitada.
Argentina, bastante atractivo como siempre, entró por la puerta y era mí momento de actuar, no dejaría que escapase pero está vez no tenía pensado raptarlo y llevarlo con los otros, quería observarlo, observarlo de tal manera para que fuera solo mío.•

– Alemania: eso de ir a fiestas sin invitar a tus amigos me parece un poco egoísta.

– Argentina: ¿S-se puede saber que haces acá?

– Alemania: Hace mucho no nos vemos, pensé en venir a visitarte, cariño.

• Pude notar con facilidad su miedo a corta distancia, sus escalofríos y quebradiza voz. Quien diría que los dos años sin verlo no lo cambiarían, por tan rudo que fuera ahora no cambiaría el hecho que fue aquél joven obediente y miedoso que tanto me encantaba ver. Era momento de que mí plan fluya, sin distracciones en este momento, solo él y yo, sonaba como un sueño para mí.•

– Argentina: ¡Necesito que te vayas de mí casa, ahora!

• Desde el punto de vista de Argentina:
Esto no estaba pasando, era una pesadilla en carne viva, no quería verlo a él ni a los otros, sentía como los escalofríos y el miedo me perturbaba. No sería capaz de mirarlo a los ojos, mí pulso comenzaba a acelerarse y mí respiración se alteraba cada vez más, ¿qué es lo que estos enfermos buscaban en mí?, una pregunta que resonaba por mí mente varias veces sin dar una explicación.
Cerraría mus puños mostrando firmeza, intentaría olvidarme del miedo aunque me sería un tanto imposible no recordar todo aquello que me hicieron pasar estos desquiciados.•

– Alemania: no vengo a hacerte daño, todo lo contrario. Me gustaría negociar contigo.

– Argentina: Ni loco pienses que voy a negociar con alguien como vos, maldito infeliz.

– Alemania: ¿No quieres tener un pequeño trato conmigo? mira que yo no soy como los demás.

• Luego de oír eso vería como lentamente se comenzaría a acercar hacia mí, como un tiburón hacia su pequeña presa, retrocedía mis pasos pero un punto que solo choque con la rústica pared y eso era el fin, me iría a llevar con ellos y toda mí libertad se acabaría, no quería volver allí. Alemania me habría acorralado y no tendría salida, hasta que se oye el timbre, ¿quién podría ser mí salvador?, parecía un milagro.•

– Chile: ¡Argentina, dejaste tu billetera olvidada anoche en el bar!

• Argentina habría cerrado sus ojos un microsegundo por el alivio que sentía al saber que Chile había llegado en el momento justo que pasará algo, pero raramente en ese instante que abrió los ojos Alemania había desaparecido, el argentino no comprendía nada pero estaba calmado al ver qué uno de los raptores se había ido de su casa gracias al timbre. Inmediatamente fue a abrir la puerta, miró a chile con una pequeña sonrisa en su rostro, no tenía pensado abrir la boca sobre lo sucedido, no quería preocupar a su contrario así que ya encontraría el momento para decírselo.•

– Argentina: Gracias, pensé que la había perdido.

– Chile: Tardaste un poco en abrir, ¿ocurrió algo?

– Argentina: estaba cocinando y no escuché bien el timbre, cosas que pasan.

• Desde el punto de vista de Chile:
Algo no olía para nada bien, pude notar aquélla mueca de argentina, no lo obligaría a decirme pero estaría preocupado por qué algo le pueda a ocurrir, más sabiendo la situación de estrés postraumático que estaba presenciando en su pareja, intentaría fluir la conversación aunque sería en vano, ya que el argentino evadió todas mis preguntas así que me dejaría totalmente en desventaja de saber que sucedía y el por qué de lo que ocultaba.•

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•|| Ocultar cosas no es bueno, así que no copien las conductas de Arg.
Desde ahora las actualizaciones van a ser más constantes, así que nos vemos en el próximo capítulo.

¿𝘈𝘤𝘢𝘴𝘰 𝘭𝘦𝘴 𝘨𝘶𝘴𝘵ó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora