♡Capítulo 11♡

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• Un nuevo día comenzaba, Argentina estaría ordenando un poco su casa y preparando la lista de compras para esta noche, el invitado del día sería Japón. Quería agradecerle por lo de la otra vez así que estaría dispuesto a preparar una cena algo formal, Argentina estaría tomando un poco de distancia de Chile, aún no podía contarle lo que había sucedido antes de que llegará aquella vez y creía que era mejor ocultarlo así no levantaría preocupaciones en sus amigos.•

– Argentina: ¿te gusta comer algo en especial?

• Argentina estaría pegado a la pantalla de su móvil esperando a que Japón respondiera sus mensajes, debería ir a hacer las compras y tener todo listo para esta noche. De pronto sonaría el timbre de la casa, algo que lo haría exaltarse e iría respirando profundamente hacia la puerta, debería mantenerse tranquilo y mostrarse firme a lo que lo esperaba, abrió la puerta lentamente y como vio que no habría nadie estaba dispuesto a cerrar la puerta, aunque antes, el viento empujaría una carta hacia sus pies. Tomaría aquella carta y leería su contenido, "Para argentina de tus grandes admiradores" era el título junto a la dirección de su casa, ya tendría en mente quienes habían mandado esa carta, comenzó a leer detalladamente lo que decía y sus ojos se irían abriendo como platos en cada palabra.•

– Argentina: ¿Una cabaña? ¿No cuelgues la llamada? que mierda es esto.

• El celular del argentino comenzaría a sonar, era una llamada misteriosa, atendería por la curiosidad, este tipo de juegos no eran divertidos. En eso se escucharía una ronca voz, junto a murmullos que parecían estar en la misma habitación que la de la persona que lo llamaba.•

– X: Que obediente eres en lo colgar, ¿te gustó mí carta? es una invitación para hoy en la noche.

– Argentina: ¿Ru..Rusia? malditos imbéciles, ni sueñen que yo voy a volver ahí, están enfermos.

• Desde el punto de vista de Argentina:
Colgué la llamada, mí cuerpo inundaba de rabia e impotencia al no poder hacer nada contra ellos, ser uno contra varios sería imposible, pero algo se me ocurriría, un plan que ni ellos puedan descifrar solo haría falta una cosa que les guste mucho, y esa persona sería yo.•

/ En alguna parte.

– Rusia: Maldito infeliz, ya verás cuando te tenga en mis manos.

– Usa: Ja Ja, creo que tu obsequio no me gustó para nada.

• El plan de Rusia habría dado inicio, esperaba a que el dulce argentino hiciera todo lo que le diga, sabía que era frágil y que podría manipularlo solamente generandole miedo. Esperaría pacientemente a que caiga la noche para poder darle una gran sorpresa de la cual no podría volver a escapar.•

– Alemania: Si no hubiera sido por el tedioso de Chile, argentina estaría aquí conmigo.

– Usa: con nosotros querrás decir, aunque sus dos plan fallaron, todavía me falta ejecutar el mío.

• Usa escucharía cómo el teléfono fijo sonaría e iría a atenderlo, ya que los otros dos estarían ocupados molestandose entre sí, claramente estaba seguro de que él sería el que tendría más cerebro de su grupo y podría lograr atraer a Argentina sin dar tantas vueltas. •

– Usa: ¿quién habla?

– Japón: Ya he hecho los informes para esta tarde, buscalos en la tarde en mí oficina, ¿ya has hecho los tuyos?

– Usa: Todavía no jefe, pero en la tarde se los llevaré sin falta.

• Quien hablaría no sería nada más ni nada menos que su jefe exigiéndole llevar informes de trabajo, aunque todo se habría descarrilado un poco ya que su fuente de concentración sería el de cómo atraer a Argentina a su cabaña y se había olvidado de todas sus responsabilidades.•

/ Volviendo a Argentina

•El día pasaría rápido, se encontraría cocinando carne y una rica ensalada de papas para darle a su invitado, aunque la cocina no se le daba tan mal, le era un poco complicado preparar y sazonar la carne para que quedará perfecta. Escucharía el sonido de notificación de su móvil e iría ha atenderlo, era un mensaje de Japón y uno de Chile, contestaría a ambos pero de tanto distraerse empezaría a haber un olor a quemado junto a humo que salía del horno.•

– Argentina: La carne la puta madre

• Abriría todas las ventanas para que el olor a quemado saliera, ahora debería buscar otra opción para cocinar antes de que llegue su invitado. El timbre sonó y Argentina se estaría maldiciendo una y otra vez, con su delantal aún puesto iría a abrir la puerta, observando a Japón con un traje elegante y una botella de vino entre sus rigurosos brazos.•

– Japón: Con permiso, estuve trabajando hasta el cansancio y por eso llegue unos minutos retrasado.

– Argentina: No debes preocuparte por eso, igual que bueno que hayas podido venir.

– Japón: no me perdería esta cena, ¿necesitas ayuda en la cocina?

• Diría el mayor soltando una leve risa refiriéndose al olor a quemado que aún no había salido por completo de la casa, el argentino asintió con la cabeza y así irían ambos a la cocina, Argentina llevaría platos y cubiertos para poner la mesa, mientras que Japón se estaría encargando del desastre de argentina. Aunque luego de colocar cada cosa en la mesa, el argentino iría a ayudarlo.•

– Argentina: La cocina si que se me da terrible.

— Japón: solo debes de practicar un poco.

• Desde el punto de vista de Japón:
Agarraría ambas manos de argentina y me podría detrás para enseñarle como debía de cortar la cebolla, mientras que no podía despegar mí vista sobre él, hasta que luego de que él me agradeciera quedaríamos cara a cara, era una situación muy tensa y sentía como mí rostro se iría moviendo en dirección al suyo, pero por suerte no vería ningún rechazo por su parte, a pocos centímetros de su boca y era algo deseable para mí, necesitaba cerrar aquel momento tenso y convertirlo en un agradable momento..•

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•|| Argentina atrae a todos como un imán. Pero que pasará en la noche, ¿el plan de Rusia tendrá éxito o será mejor a ver qué tiene para decir USA?

¿𝘈𝘤𝘢𝘴𝘰 𝘭𝘦𝘴 𝘨𝘶𝘴𝘵ó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora