Parte 1

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Allison Martinez. 

7 años.

A pesar haber pasado uno de los mejores cumpleaños Allison aún recibía regalos de sus familiares. Le alegraba ver que recibía los mejores regalos y podía usarlos. Siempre y cuando haya terminado de hacer todas sus tareas.

Por las tardes sus padres iban a trabajar y llegaban algo tarde, su hermana pasaba toda la tarde en la universidad y no había manera de que la llevara puesto que no disponía económicamente para que alguien la cuidara mientras ella estudiaba.

Días después, la mamá de Laura se ofreció a cuidar de Allison por las tardes, hasta que todos estuvieran en casa. Gema estaba contenta por pasar tiempo con su nieta, la mayoría del tiempo pasaba sola en casa y hacía falta un poco de alegría, puesto que Allison estaría contenta de visitar y pasar tiempo con ella.

Llegando a casa de la abuela se encontró con varios panecillos en la mesa. Miró a su madre y esta aprobó que fuera a devorarlos.

- ¡Sabía que te gustarían! Deja un poquito para tu primo. En unos minutos también llegará.

Laura al escucharla pareció confundida, había creído que solo estarían las dos pero estaba totalmente equivocada.

- ¿Ron estará aquí? – preguntó a Gema. – me hubieras dicho antes.

- Hija, no te preocupes. – tomó su mano y se sentaron.- cuidare de él por una semanas. Mi hermana está muy ocupada.

Minutos después Laura se fue y se quedaron solas.

Dos horas más tardes Allison estaba viendo la televisión cuando escuchó pequeños golpes en la puerta. Asustada fue donde su abuela y le dijo lo sucedido, Gema contenta fue directamente a la puerta y abrió.

Ron había entrado saludando todo apresurado. Gema se quedó con la palabra en la boca y cerró la puerta. Sacó los panecillos y los repartió por la mesa junto con bebidas y más comida que había hecho. Al salir del baño este le sonrió a Gema y se sentó a comer.

- Me hace feliz que te quedes aquí, hijo. Ya me faltaba sentir más presencia en esta casa.

No le respondió y siguió comiendo.

A Allison no pareció gustarle la idea de convivir con él. La manera de ver cómo trataba a su abuela le disgustó, razón para ella ignorarlo y seguir viendo sus dibujos en la televisión.

Luego de comer. Ron se sentó en el mueble, vio a Allison acostada en el piso y le quitó el control remoto.

- ¡Oye! ¡Yo estaba viendo la televisión!

Intentó quitarle el control pero este alzó el brazo para que no alcanzara.

- Estabas. Anda ve y has otra cosa.

- No.

La empujó y Allison cayó en el suelo golpeándose la cabeza. Ron a verla se rió y no se ofreció en ayudarla. Sin mencionar que la sangre de la herida había dejado una huella en el suelo después de que Allison se fuera. Ron se dio cuenta e inmediatamente reaccionó para limpiarlo.

Allison fue con su abuela para comentarle lo sucedido, aunque después de verla dormida se limpió las lágrimas y se acostó alado de ella. No quería despertarla, así que se aguantó el dolor acostándose del lado donde no le dolía y se durmió hasta que sus padres llegarán por ella.

4 horas pasaron para que sus padres la llevaran casa.

Allison estaba triste pero lo disimulaba bien . En el trayecto lo padres le hacía preguntas sobre como estuvo su día, a lo que ella respondía con una sonrisa fingida para que se sintieran bien. Ella no quería preocuparlos.

Estando en su cuarto se vio la zona donde le dolía y con su dedo rozó la herida. Dio un pequeño grito para no ser escuchada, al ver su dedo este tenía sangre. Se asustó demasiado, estaba muy desesperada en querer ocultar la pequeña herida cuando escuchó pasos acercándose y corrió a su cama.

- Laliii, ¿Cómo estás? – la abrazó. – me enteré que estuviste en casa de la abuela.

- Siii, estuvo divertido todo – fingió nuevamente.

- Ay, que bueno Laliii. Ya pediré que me cambien el horario a la mañana así podré estar contigo por las tardes, ¿Qué te parece?

Allison pareció estar contenta y la abrazó. No podía estar más feliz con aquella noticia.

Conversaronun buen rato y se despidieron. 

Aquella pequeña sufría del dolor causado. La herida no dejaba de dolerle en cada movimiento que hacía. Prendió su lampara y efectivamente, había manchado la almohada con sangre.

Saco otras sabanas nuevas y las cambio. Las manchadas le sirvieron para cubrirse la herida, ya habría tiempo para luego sacarla. Se acostó y con nuevas lágrimas en sus ojos se durmió, recordando lo sucedido y callando las voces que la consumían a su alrededor. 

Destruccion de vida en 7, 8, 9...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora