Oh, lift

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Querido diario.

Jackie se sentía terrible luego de la noche anterior en la fiesta. No dejaba de poner excusas y culpar al alcohol de su actitud. Había bebido demasiado y se comportaba como idiota. Solo que ya lo era, pero él no lo sabía.

«Oh, lift. Qué buena idea volver a otra fiesta y que otro tipo universitario me vomite encima,» le respondí con sarcasmo subiendo al autocar.

Él parecía que solucionar el problema es invitarme a su casa. No sé qué estaría pensando, pero acepte.

Sus padres continuaban de viajes de negocios, así que le dije a mi madre que pasaría la noche en casa de Jackie. Luego fuimos a su habitación y allí me mostró la pornografía que había descargado en su portátil.

Pensé en lanzarlo como un misil por la ventana ¿Quiere que veamos porno? Oh, lift. No solo verlo juntos. Quería que nos masturbaríamos viendo las películas. 

«Yo no pienso tocarte el pene, tío.»

Yo lo tenía claro, jamás he tocado otra que no fuera la mía. Tras meditarlo le respondí que estaba de acuerdo, en masturbarnos como dos monos en un zoo.

Se sentó a mi lado y se inclinó para hacer un clip en el rato de su computadora. La porno inicia con una profesora sexy que daba clases a su alumno, el cual se había distraído con el pronunciado escote de la mujer.

El guion era digno de un Óscar: «¿Me estás mirando las tetas? ¿Quieres que te ponga un 0 en álgebra?! ¡Oh! Prefieres que te suban la nota. Entonces tendrás que chupármelas»

Jackie se sacó la polla, no tardó demasiado en ponérsela dura. Yo estaba como ¿Tengo que hacerlo ahora? Le seguía el juego sacándome la polla de mis calzoncillos con dibujos de palmeras.

Comenzamos a masturbarnos yo ignorando la mirada de Jackie mientras movía su mano.

Empecé a sentir el calor alrededor de mi polla, a notar como se iba acumulando la sangre por la zona.

Comencé a imaginar que el alumno que se estaba follando a la profesora era yo. Luego me vino la imagen de Kyle de rodillas engullendo mi pene.

Tara, no sé qué me pasaba por la cabeza. Oh, lift. Comencé a sentir el cosquilleo en la punta y pronto el líquido preseminal salpica mis muslos.

Me contraje por los espasmos y apreté los dientes disparando la carga encima de mi estómago. Eyaculé hasta quedar satisfecho de la corrida que solté.

Luego espere un minuto para recuperarme cuando Jackie ya me estaba ofreciendo la caja de kleenex y así limpiar la corrida de mi estómago.

«Tengo que ir al baño» No sé qué diablos me paso. Iba bien, joder. No soy gay, pero pensé en él justo en el momento de venirme. ¿Significa que soy gay? ¿Qué me gusta Kyle?

Al salir del baño no dije nada, ni tampoco a Jackie, así que pedimos pizza para cenar. Luego jugamos a la Xbox durante el resto de la noche hasta que se me entumecieron  los dedos.

Pensé si ahora debería cuestionar mis gustos sexuales ¿Tendría que hacerme una castración visual?

El diario de Ziggy KatzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora