plummeted, plummeted

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Querido diario.

¡Oh, lift! Estoy confundido con respecto a mis sentimientos hacia Kyle.

Quizás invertí mi tiempo con la persona equivocada. Tara lift, no es la primera ni la última vez que ocurre algo parecido. Con Lila pasó igual: Creí que era buena idea usar su poema sobre las Islas Marshall para mi plataforma HiHat.

Aparte de que no creí por un segundo que a mis seguidores les agradaría que hablara sobre política. Pero me llevé una sorpresa al descubrir que había personas interesadas. Recuerdo esa noche. Obtuve 83 felicitaciones, lo cual eran como 90 dólares.

Intenté convencer a Lila de la razón por la que lo hice, y era porque quería crear conciencia sobre el gran problema mundial. Mi idea era trabajar juntos en mucho más música cuyo tema fundamental sería la política. No obstante, me equivoqué. ¡Oh, lift!

No lo vi venir hasta que me explotó en la cara, no me di cuenta de que Lila jamás se fijaría en mí por mucho que me esforzara.

Incluso mi madre se reía de mí por intentar aprender más sobre el asunto.

Por dónde iba ¡Ah! Fui al taller del padre de Kyle, quien no dejaba de hablar de lo orgulloso que se sentía de su hijo. Sin mencionar en ningún momento que por su culpa su esposa estaba en el refugio de mujeres maltratadas que dirigía mi madre.

¡Joder! No era partidario de la violencia de género ni mucho menos aguantaría estar demasiado tiempo al lado de una persona que ha golpeado a su esposa, sin tener motivos para justificarlo, eso me hace ponerme más furioso de la cuenta.

Kyle se portó bien, y me invitó a un refresco contándome anécdotas divertidas de su trabajo. Yo sonreía, daba tragos a mi bebida pensando: «Cómo diablos voy a entrarle a Kyle»

La tarde se alargó demasiado, así que acabamos en un pub bailando y jugando un poco al billar. Lo estaba pasando bien, por una vez en mi vida, no me encontraba en casa frente a una computadora cantando a mis 20.000 seguidores.

Muy de vez en cuando en las conversaciones no dejaba de hablar con pasión y entusiasmo de la cantidad de personas que me veían en la transmisión en vivo: Y de los créditos que había logrado con mis canciones.

Vi que Kyle se estaba aburriendo, o me parecía que hacía un intento de cambiar de conversación para dirigirla a otro asunto.

Empezamos a hablando de sexo, no sé por qué sacamos el tema, me contó sobre su novia que tenía problemas a la hora de mantener una erección durante el sexo.

¡Basta! En el momento de irme, Kyle me detuvo a tiempo y me plantó un beso en los labios. ¡DIABLOS! TARA LIFT. No, no me esperaba eso.

Me aparté con rapidez y empecé a creer que Kyle solo estaba jugando conmigo. ¡Oh, mierda! Me sentí usado como un chicle pegado en el asiento de atrás de un bus.

Noté una especie de frustración por ese pensamiento que no dejaba de taladrar mi mente. ¿Es esto lo que deseo? Pensé en Jackie, el mismo idiota que me ha metido en muchos problemas. 

El que le decía que se callara la puta boca mientras se deslizaba con su skate como un profesional. Hasta por las mañanas antes de empezar las clases no dejaba el maldito vaporizador. Sus ojos azules y su estúpida sonrisa riendo por cualquier estupidez que salía de mi boca.

Él sí sabía valorarme como persona y me trataba mucho mejor que un experimento. Ahora me daba cuenta de que Jackie siempre había estado más a mi lado. Y le estaba dando la espalda.

Así que le dije: «Kyle, lo siento. Sé que es frustrante que no se te ponga la polla tiesa cuando estás con tu novia. Pero permíteme decirte, no soy tu vía de escape para una relación frustrada basada en el simple hecho de que ¡Oh, mi polla se ha muerto! Necesito alguien que la levante como el mástil de una bandera. Perdona si te di una mala impresión antes. ¿Amigos? No eres mal tío y me gustaría que eso no cambiará.»

Él lo entendió, de hecho me hizo sentirme aliviado de no haber destrozado nuestra amistad por un beso.

Así que caminé con mi guitarra a la espalda dirigiéndome a la casa de Jackie que vivía a unas pocas manzanas. Pensando en qué decirle.

¡Oh, lift! Me paré en seco a medio camino cuando lo vi salir por la puerta, pero no iba solo, le acompañaba una chica, una morena que no dejaba de sonreír tomándole la mano.

Me sentí como un estúpido, en ese momento pensé ¡Shit! ¡Llegue tarde! Caí en picado cuesta abajo junto con mis esperanzas.

Di la vuelta, sin mirar atrás, pensé «Ya tengo material para una nueva canción, fue cuando escribí Smoke Bomb, solo que en lugar de ella era él.

Disfracé mis sentimientos ¿A quién voy a engañar?... Me siento como una mierda»




El diario de Ziggy KatzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora