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𝘫𝘶𝘨𝘶𝘦𝘵𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘹𝘶𝘢𝘭𝘦𝘴
𝘉𝘢𝘬𝘶𝘨𝘰 [𝘵𝘰𝘱]
𝘒𝘪𝘳𝘪𝘴𝘩𝘪𝘮𝘢 [𝘉𝘰𝘵𝘵𝘰𝘮]

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Eijiro estaba recostado boca abajo con sus caderas arriba y sus piernas abiertas dejando totalmente expuesto su erecto miembro y su trasero.

Bakugo se encontraba sentado en una silla detrás del pelirrojo expectante a todos los movimientos del chico, en su poder tenía un pequeño control rosa y otro de un color celeste, ambos aparatos controlaban distintas cosas. El rubio subió la intensidad del anillo que se ubicaba en el miembro del pelirrojo. Este gimió contra la almohada, su pene dolía cómo el mismo infierno.

— Veremos si con este castigo aprendes algo.

Exactamente por eso están en esta situación, Kirishima durante las patrullas que realizaba junto a Katsuki, ignoró olímpicamente al  rubio, dejándolo totalmente atónito, resulta que todo había sido un reto, Kaminari le dijo al pelirrojo que a este le era totalmente imposible ignorar a Bakugo, por lo que ambos hicieron una apuesta.

A Katsuki no le gustó para nada aquella broma, por lo que antes de irse de la agencia le dijo a Eijiro que se las pagaría llegando al departamento que compartían.

Todos los pensamientos de Kirishima se vieron interrumpidos al sentir cómo el dildo introducido en su parte trasera era encendido de la nada. De reojo vió al rubio acercarse y quedando de pie junto a la cama viéndolo fijamente con aquellos intensos ojos, bajó la vista y vió su creciente erección.

— Supongo que estabas escuchando todo lo que dije ¿verdad?

Bakugo sonrió ya sabiendo la respuesta.

— S-si Katsuki…

Ambos juguetes aumentaron la velocidad y el pelirrojo gimió moviendo un poco sus caderas, sintió un fuerte golpe en su trasero, su cabello fue jalado hacia atrás obligándolo a levantar la cabeza. Katsuki soltó una carcajada al ver al chico tan sumiso.

— A mí no me mientas pedazo de mierda.

Eijiro se sentía vulnerable, su rostro ardía, sus mejillas estaban coloradas, la baba le caía por la comisura de su boca, y sus piernas temblaban. Su miembro dolía cada vez más, necesitaba sentir el pene del rubio dentro de él.

Katsuki…por favor, lo necesito.

¿Qué cosa necesitas?

Sonrió con orgullo al saber que le estaba rogando para que lo follara de una vez. Él también quería, ya llevaba rato con esta tortura y sus pantalones cada vez los sentía más apretados, pero a decir verdad quería ver hasta dónde era capaz el pelirrojo de rogar.

Te duele ¿verdad?

El rubio lo miró confundido y el contrario tenía una pequeña sonrisa en sus labios, estaba intentando invertir los papeles, cosa que le desagradó, de inmediato se puso detrás del pelirrojo y le sacó el dildo. Eijiro jadeó al dejar de sentir aquel aparato, de reojo observó a su pareja ya desnuda, agachó aún más su torso dejando sus caderas más levantadas.

Bakugo con metió toda su longitud, y empezó a embestir al pelirrojo cómo si no hubiera mañana. Apoyó una de sus manos en la cabecera de la cama cómo soporte.

Kirishima estaba en el punto paraíso, uno de sus sonidos favoritos siempre va a ser aquel sonido de ambos cuerpos chocando.

Maldito imbécil ¿pensaste que te saldrías con la tuya?

El rubio soltó una carcajada y tomó de las caderas a Eijiro para darlo vuelta. Volvió a embestir con mayor fuerza logrando que su miembro choque con la próstata del pelirrojo.

— Katsuki…

Ambos jadeaban, gemían, se besaban y marcaban el cuerpo ajeno con mordidas. Bakugo subió ambas piernas del contrario a sus hombros logrando mayor accesibilidad y sus embestidas eran aún más intensas.

Comenzó a estimular el miembro del pelirrojo y con su pulgar apretaba la punta que comenzaba a gotear líquido preseminal.

— Maldición Eijiro…

— Bakugo… quiero y necesito más…

Katsuki gruñó y levantó a su pareja haciendo que este enrede sus piernas en su cadera, acorraló a Kirishima contra la pared y nuevamente metió su miembro para comenzar a embestirlo sin piedad.

Eijiro estaba en pleno éxtasis sus manos se aferraban a los cabellos rubios tratando de no perder la cordura ahí mismo. Su espalda rozaba con la fría pared provocandole escalofríos, y su punto dulce era sobre estimulado.

— Kats… ya no puedo más…me voy a correr

Ngh…pues házlo…hagámoslo juntos Eiji…

En ese momento ambos agradecían tener una buena resistencia, sus cuerpos tenían pequeños espasmos y con unas pocas embestidas llegaron al orgasmo. El pelirrojo soltó su semilla manchando los abdomen de ambos.

Bakugo besó a su pareja y ocultó su rostro en el hueco entre su cuellos y cabeza.

— Más te vale no volver a ignorarme imbécil

— Te prometo que nunca más lo haré Blasty

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•»𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐈𝐓«•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora