Prólogo

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HARPPER

Nooooo!!, Agh!!, No voy a ir, he dicho que me soltéis!!

Es lo único que escucho en este sitio de paredes blancas, lo único que veo es la desesperación que hay aquí.

A lo mejor decís que debo ser una loca, y por eso me han metido en este infierno, pero no lo estoy, solo soy una persona con sed de venganza, que han encerrado en un psiquiátrico, por la culpa de un imbécil al que creí y confié, y me abandonó.

En este sitio, que la verdad no tengo, ni idea de donde está, me dan unas dos comidas al día, si tengo buena conducta. Hay unos señores que si deberían estar encerrados, parecen inhumanos, nos tratan como si fuésemos animales callejeros, si hacemos un mínimo movimiento que no les guste, adiós a la poca libertad que conseguimos, nos meten en una sala oscura, y lo que siento son descargas eléctricas, nos torturan hasta que quedamos inconscientes, después de eso no se lo que pasa.

Es momento de salir de mis pensamientos, y volver al infierno al que tengo que estar sometida, hasta que alguien decida que ya estoy "bien".

Comenzamos con nuestra rutina desde hace dos años, cuando mi vida cambió de la noche a la mañana. Vienen unos guardias a buscarme, supongo que para mi evaluación.

Vamos por unos pasillos largos, sin ningún objeto, y blancos, hasta llegar a una puerta que nunca había visto, pero es difícil adivinar en donde está, ya que todo es igual en este extraño lugar.

Entramos en la habitación, y detrás del escritorio, hay un hombre de unos treinta y algo años, lleva un traje granate con camisa blanca, y un anillo que parecía tener un emblema o algo.

Pero que bueno estaba.

Shhh conciencia, no es el momento pero sí, podría ser un modelo perfectamente.

Sus ojos marrones, me recordaban a los troncos de los árboles después de la lluvia, aunque su pelo era rubio, se notaba que era teñido, ya que la raíz estaba marrón casi negra.

Estaba tan metida en mis pensamientos, que solo me acuerdo de donde estoy, cuando oigo a alguien carraspear, y toda mi atención se dirige al hombre desconocido.

-A lo mejor te preguntas qué haces aquí.-dijo con una voz muy profunda, pero a la vez escalofriante.

-Pues la verdad, es que no-dije, y me gané una mirada con un ápice de sorpresa.-me dijeron que es porque, tengo que sanar, de una mierda de esas.-volví a decir yo.

-Felicidades, estás de suerte-me dijo-uno de mis chicos tiene interés en ti-mi cara de perplejidad no tenía precio,-¿quieres saber la verdad?-me preguntó, y mi confusión creció.

Así es como comenzó esta historia de locos, es decir mi historia.

Entre una bala y túWhere stories live. Discover now