⛓️ Capítulo 3 ⛓️

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Reino de Arcelia

Llegamos a la mañana a Arcelia, después de tres días en carruaje. Mi corazón había dado un salto de alegría al fijarme en que el frondoso bosque de Qivaris se iba haciendo más claro. Llevaba tres días sin poder ducharme, sin movernos del carruaje.

Qivaris estaba rodeado de naturaleza, sus frondosos bosques eran de los más extensos. Para llegar al reino de Daemon había que tomar el camino por Arcelia, por el cual no había una triste posada para pasar la noche.

Daemon en esos días no me dirigió una sola palabra, sólo se dedicaba a observar cada uno de mis movimientos. Muchas veces pensé que no dormía solo para mirarme.

Las comidas eran igual de sabrosas que en el palacio. Eso me puso a pensar bastante ya que no había ninguna sirvienta. ¿O es que cocinaba un soldado? Aunque sería bastante gracioso y tierno ver un grandullón de uno noventa cocinar, cuando están entrenados desde pequeños para proteger al rey con su vida. Aunque eso no les quita de saber cocinar, y pienso buscar al responsable de estas deliciosas comidas y felicitarlo.

Arcelia era bastante grande, aunque no tanto como mi reino, perdón, me equivoqué el reino de mi hermana. Es un reino con mucha luz y todos los edificios son de colores claros y luminosos.

Allí al llegar nos habían dirigido directamente al palacio, era realmente hermoso. Es un edificio con muchas bóvedas doradas y marcos blancos.

Es tradición que cuando los reyes de un reino pasaran, se les acogiera en palacio durante todo el tiempo necesario. Ya sea para hablar de comercios, propiedades, de otros reinos... El rey cuando llegamos no estaba, pero su esposa sí. Me sorprendió mucho ver que, por los cuadros, ella es mayor que él, ya que suele ser al revés. La reina le dijo a una sirvienta que nos llevara a nuestra habitación y que ya hablaríamos en la cena. La habitación es espaciosa y con colores muy hermosos. Pero, solo hay una cama.

Una. Cama.

¡Y éramos dos! Ha Daemon le pareció "buena idea", ya que según él me tendría que acostumbrar a eso.

Tuve que aguantarme las ganas de reírme en su cara.

Idiota.

Se cree que voy a llegar a dormir con él cuando ni siquiera voy a llegar a su reino.

Vamos a estar hoy y mañana marchamos, por lo tanto me voy a escapar hoy en la cena. Ya tengo todo planeado. Daemon desde que llegamos ni siquiera entro en la habitación, posó la pequeña maleta y dijo: "No salgas hasta que vuelva". Y se marchó por el pasillo arriba. Por una parte bien que marchara ya que pude preparar la pequeña mochila... Agua, galletitas saladas, monedas de oro, cuerda... Solo lo necesario para volver a Qivaris.

Suspiro y dirijo mi mirada al techo. Un fuerte estruendo suena y me levanto sobresaltada de la suave cama.

Azael entra dando un portazo.

—¡No me lo puedo creer!—brama—¡Han cerrado todas las salidas a MI reino!

Intento aguantar el suspiro de alivio. Daemon estará gruñiéndole a los reyes por cerrar las salidas, lo que significa que tendré más tiempo para salir de palacio.

Decido decir algo.

—Menos tiempo que pasaré con usted en el carruaje.—digo con un tono de burla.

Sus ojos se dirigen a mi figura, un escalofrío recorre mi cuerpo. O estoy alucinando o... ¿Sus ojos son rojos?

—Controla lo que dices reina mía—mueve la cabeza en negación—Ya no estás en tu palacio.

Me vuelve a mirar y sus ojos ya vuelven a ser grises.

Ya decía yo. ¿Cómo iba a tener los ojos rojos? Ocurrencias mías.

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